Green Eyes

Capítulo 3

Le lanzo un par de cobijas ignorando sus quejas sobre los truenos. Este chico realmente es raro. Una luz aparece e inmediatamente me pongo a contar el tiempo en que el sonido llegaba, pero pierdo la cuenta cuando el chico grita y se cubre formando una cueva y asomando solo su cabeza. Lo miro fastidiada mientras se acomoda en el sillón.

—¿Qué?

Pregunta ya sobre un peluche. Parecía un taco.

—¿Por qué te quejas tanto? ¿No se supone que las mujeres son las del drama?

Me siento frente a él extendiendo ambas piernas y cruzando los brazos.

—¿Y no se supone que una dama no se sienta así?

Señala con su cabeza y solo me encojo de hombros.

—Eres muy dramático.

Finalizo.

Se acomoda boca arriba y fija su mirada en el techo. ¿Sabe que es el primero en atreverse a venir? Miro hacia la pared y después fijo mi atención en su rostro. De repente empiezan a surgir líneas en su rostro delineándolo perfectamente y colores de los cuales trataba de buscar la combinación entre la gama colorida mortal para crear semejante vida.

—Jane…

Lo miro rápidamente rogando que no me haya visto. Me sentía como si estuviera a punto de cometer un acto criminal, pero lo único que veo son sus ojos cerrados.

—¿Mande?

—Estaba meditando tu pregunta del drama…,—lo miro y estornuda. Río, ríe, y me cubro la boca, — perdón, perdón. Emmm, la respuesta es simple y es que soy humano, por lo tanto si algo me molesta lo digo y ya. Además, ¿por qué gay?, pudiste decir que era alguien más, no sé, ¿un mejor amigo?

Muerdo mi uña mientras sonrío.

—Es que…, tu sombrilla es rosa y yo pensé que…

—¡Jane!

Sus ojos se topan con los míos y yo los desvío.

—¡¿Qué?! Es que parece que sí lo eras y pensé por qué no.

Muevo nerviosamente las manos mientras hablo.

—Porqué no soy gay. Los colores no tienen género, la sociedad se los pone. Yo soy más de si te gusta algo, úsalo.

Abro la boca sorprendida de lo que acababa de escuchar. ¿Quién mierda eres?

—Entonces…, ¿la sombrilla es tuya?

—¡Claro! El rosa pastel me gusta, además combinaba con mi sudadera ese día, así que pensé por qué no.

Río cuando lo repite tratando de imitar mi voz.

—Eres raro.

—No, soy único Jane, como tú.

Siento como algo dentro de mí se rompe e intenta salir en forma de lágrimas, un sentimiento, un dolor interno…, un demonio siendo exterminado…, un dolor cardial. Todo él me causaba una sensación de comodidad y paz profunda que me aterraba porque sabía que si se iba me dolería tanto. Me levanto molesta. Tengo que matar este sentimiento. Se tiene que ir, se tiene que ir antes que el sentimiento se siembre y no halla retorno.

—Descansa.



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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