3 años, han pasado exactamente tres años desde que recibí la última señal de vida de ese idiota. Era obvio que se cansó de esperar..., desgraciadamente, yo no. Los primeros meses me costó mucho trabajo aceptar la idea de que él ya no volvería jamás y más tarde me encontraba haciendo un curso de inglés el cual dejé por cuestiones de dinero. En cuanto supe mis resultados del examen que apliqué para la preparatoria, los cuales fueron negativos, empecé a buscar más opciones mientras escuchaba a mi madre decirme que todo estaría bien y que no me preocupara. No lo estaba, a decir verdad, me dio igual el lugar solo quería terminar mis estudios.
Buscamos varias opciones hasta que encontramos una que estaba a veinte minutos de casa y fue perfecto. Recuerdo que la primera vez que tomé el bus sola mi madre estaba más nerviosa que yo y como no estarlo, nunca me había separado de ella de tal forma. En cuanto entre al que sería mi salón me dediqué a elegir mi lugar. Ventajas de llegar temprano. Después de elegir algunas opciones, las fui descartando conforme las desventajas. Por ejemplo las que están cerca de las ventanas, si bien tienen una buena brisa, corres el riesgo de morir rostizado por el sol y si hay algo que deteste más que llamar la atención, es sudar. Mi seguda opción se situaba por la puerta, aunque el entrar y salir era algo muy sutil, la gente que pasara te vería. Joder, solo de pensarlo me da escalofríos. La última fue en frente del escritorio, aunque hay más desvetajas que ventajas, no tendría que levantame para entregar mis trabajos o hablar fuerte si tuviera una duda. Y bueno, así es como inicié el penúltimo nivel de estudios.
Llena de ganas y sueños que fueron reprimidos por años. Esta era mi oportunidad de cambiar, de empezar desde cero. Así mi madre me haya dicho que si no cambié desde antes, no lo haría en el primer día de clases, se lo demostraré. Prefiero iniciar ahora, nadie me conoce y con eso en cuenta podré dar lo mejor de mí.
Y aquí estoy, presentando mi examen final para pasar a tercero.
—Me sorprendes mucho Jane. Tienes 10, de nuevo.
Sonrío un poco recibiendo mi examen sin quitarle la mirada a la calificación. Ahora tengo que estudiarme esto.
—Oye, Jane..., yo... es que me da pena. —Enarco una ceja mientras miro a la chica frente a mí agarrando su cabello. —Emm, h-hay un tema que no comprendo, ¿podrías explicármelo por favor? —Miro mi guía para el siguiente examen y vuelvo a verla. — ¡C-Claro, claro! Cuando ya no estés ocupada.
Responde como si le hubiera dicho que no. Sonrío un poco y asiento una vez.
—Dime cuál es.
Casi me voy de espaldas en cuanto se lanza a mí abrazándome con fuerza, por lo que me sostengo de una banca para no golpear al de enfrente.
—Sabía que no eras mamona. Es que ya sabes lo que dicen de las inteligenes, dicen que....
Ni me lo digas, me hice una promesa que no pienso romper por nada ni por nadie.
—Ha de ser genial ser inteligente, ¿no? Nada te cuesta y los exámenes son un suspiro. Fácil.
—Si, me gustaría ser inteligente, pero nacímos así ¿qué se le hace?
—Si yo fuera inteligente ayudaría a todos sin importar qué, no sería alguien que ayude solo a la gente que le cae bien y mucho menos querría ser llamada "La inteligente", ese sobrenombre ya define más un algo que un alguien y es disgustante.
—A mí me da igual. Al fin y al cabo nací siendo tonta.
Después de explicarle la diferencia entre homónimas y homófonas, me dediqué a comer mientras leía mis apuntes de español. Materia a la cual le perdí el miedo en cuanto comprendí que no era esta, sino el maestro quien la impartía. Estúpido humano. Me estiré en mi lugar aun masticando mi emparedado y me quedé viendo el techo por unos segundos antes de continuar estudiando. Solo era esto, de la casa a la escuela y del estudio a mis planes. Nada más.
Cierro los ojos un momento tratando de recordar las tres unidades mientras dejo descansar mi barbilla sobre mi mano izquierda. Ya me aburrí de estudiar, sino recuerdo algo tendré que usar la lógica. Abro los ojos en cuanto siento una mano rosar mi codo. Frunzo el seño si mirar quién era el responsable. No estoy para bromas, vuelvo a cerrar los ojos y dejar mi cabeza sobre mi mano izquierda dándole a entender que eso era "Mi advertencia" para que se detenga. Suspiro lentamente en cuanto escucho que algo se desliza sobre mi banca, por lo que abro los ojos de golpe y antes de hacer cualquier cosa bajo discretamente la mirada para encontrarme con un emparedado siendo empujado con un lápiz. ¿Qué se creer este idiota que soy? ¿Una bestia? Bajo mi mano azotándola contra la banca y giro para encarar al que se estaba pasando de listo formulando las maneras más cuerdas para mandarlo a joder a su madre, pero todo se va a la mierda al ver esos malditos ojos verdes que al instante me robaron cualquier rastro racional que estaba intentando recolectar con mucha dificultad.