Green Eyes

Capítulo 14

¿Creo que me gusta? ¡¿Qué mierda acabo de pensar?! Eso es imposible, yo no puedo sentir..., no debo hacerlo. Si siento pierdo, si siento pierdo todo. ¡Agh!, pero es que me está costando sacarlo de mi cabeza. A este grado me da miedo pensar que es algo más que un simple gusto. Si pienso que solo me gusta, esa palabra ya no es lo suficientemente grande para todo lo que siento, ahora se desvorda por los laterales..., pero si tan siquiera pienso en la otra palabra, la siguiente fase de la atracción... ¡Que miedo joder!, mis emociones caben perfectamente en esa palabra, ¡oder, joder, joder!

—¿Jane? ¡Hey!

Brinco en mi lugar desviando la mirada de la nada para concentrarla en el chico pesadilla.

—¿Qué sucede Steele?

Intento preguntar casual, pero suena demasiado agresivo por lo que tenso la mandíbula. ¿No puedes ser un poquito amable Jane? Su mirada se desvía y sus acciones me indican que estaba intentado averiguar si había hecho o dicho algo malo. Entierro mi cabeza entre mis manos agresivamente mientras muerdo mis labios con fuerza. S-solo se un p-poco amable. 

—¿Steele?

Llamó, y de nuevo mi voz suena agresiva, demandante. Como si el llamarlo fuera una orden a la que tuviera que responder sin dudar. Como si fuera un animal. O peor aún, como si el que esté conmigo se tuviera que sentir privilegiado porque lo elegí. Jalo mi cabello y abro la boca para llamarlo de nuevo, pero lo veo ponerse de pie poniéndome alerta. Levanto la mirada hasta su rostro y tiemblo ligeramente cuando lo veo sonreír antes de estiarrse.

—¿No te cansas de estar sentada pequeña Jane?

Pregunta aun sonriendo y sin quitarle la mirada respondo:

—¿Qué?, no, para nada.

Me canso de ser una mierda. Vuelvo a ver hacia el piso pensando en lo mierda que me había vuelto. Ahora soy respetada por todos mis compañero y maestros. Soy la chica nerd, inteligente de pies a cabeza, pero que una simple emoción la derrumba. Inteligente intelectualmente, pero ignorante en el lado emocional. ¿Cómo coño demuestro sin miedo a ser juzgada? ¿Es que acaso él no se cansará de esperar? ¿Es que acaso yo no seré capaz de mostrarle lo mucho que lo aprecio? ¡Es que no sé cómo mierda empezar! Y ¿si la cago? Una vez más, miro al chico frente a mí pretendiendo estirarse mientras se queja dramáticamente. Sonrío sin poder evitarlo. Es que él tiene todo eso. Los últimos años me la pasé investigando sobre él ya que recuerdo algo que mencionó sobre empresas antes de irse. Ingenuamente pensé que volvería, pero no. Desde ese día me la pasé rompiendo y maldiciendo todo lo que me rodeaba. Y ¿la cadena?, ¿la carta?, las tiré al igual que esa bufanda. Pero me arrepentí, como siempre lo he hecho. Actúo sin pensar.

Después de investigar sobre él me di cuenta de que tenía 21 años y que todo aquel que lo conocía lo clasificaba como un hombre amable, noble y honesto, que además, se volvió el hombre más respetado por sus acciones y decisiones que tomaba en beneficio de las personas necesitadas de un hogar. Los restaurantes a los que iba, el personal decía que él saludaba a cada uno y les preguntaba cómo se encontraban antes de sentarse en alguna mesa y ordenar. Todos decían que era un hombre irreal y amable. Además de que era inocente y tierno sin miedo a mostrar sus sentimientos, pero tambien de temerse cuando se enojaba.

Él había empezado desde abajo junto con su padre, y ahora era el hombre más reconocido, no tanto por su fortuna, sino por su gran corazón. Y por ese tipo de cosas decidí cambiar. Quise ser alguien que valga la pena para alguien como él, y  aunque él piense que ya lo soy, hay cosas que aun no puedo dominar. Como por ejemplo, mi ira.

Todo el tiempo que estuvo lejos de mí solo quería abrazarlo y decirle cuánto lo extrañaba, pero ahora, solo había logrado verme llorar para después actuar como si le dijera: "Sabía que ibas a regresar, ¿para qué tanto drama?". Y me arrepiento, me arrepiento por dejarme dominar por la indiferencia que la soledad me regaló, volviéndome alguien que todos apodan: "Un lindo miesterio".

¿Cuánto tiempo pasó para ecuchar "lindo" en alguna frase dirigida hacia mí?, demasiado. Tanto que esa palabra ya no hace efecto. A comparación de las veces pasadas, esta vez ya no me emociono con facilidad.

Suspiro cansada por darle tantas vueltas a mi situación. ¿Debería levantarme y abrazarlo?, pienso posando un pie en el piso. ¿Debería darle su espacio?, vuelvo a sentarme bien. ¿Y si está esperando que lo abrace pero actua como si no se diera cuenta?, aprieto los laterales de mochila. ¿Qué tal si nisiquiera está pensando en esto?, aprieto mis piernas hasta quedarme sin energía. ¿Debería avisarle antes de hacerlo?, ¿le tengo que pedir permiso o advertirle que lo quiero abrazar?, ¿debo darle alguna pista?, ¿y si se enoja?, ¿y si me rechaza?, ¿y si quedo en ridículo? Miro al rededor y veo a varias chicas viéndolo mientras se empujan entre sí animándose a hablarle. 



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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