Green Eyes

Capítulo 24

—¡No puedo creer que mañana es el gran día! —Me encojo un poco evitando que grite en mi oído. —¡Estoy tan emocionada que podría llorar!

Sonrío sin dejar de anotar lo que estaba en el pizarrón. Así era, la semana se había pasado tan rápido que me daba miedo que el viajes también se vaya en un abrir y cerrar de ojos. Bajo la pluma y en seguida el maestro empieza a borrar seguido de abucheos y gritos desesperados por que no lo hiciera. Mierda.

—¡Ah ya, ya!, pero sigan hablando. —Se burló el maestro. —¿Cómo es que Jane si acabó de anotar?

Abro la boca para defenderme, pero la chica que había estado emocionada por la salida me ganó la palabra.

—¡Es que ella es inteligente!

Enarco una ceja, ¿eso qué coño tiene que ver con lo de escribir rápido?

—Ya callate Meg. —Todos reímos. El maestro ignora la palabrería de la chica y se dedica a pasear de un lado a otro del salón. —Chicos, hoy se nos integra una nueva alumna. 

Frunzo el ceño. ¿En último año? ¿Es eso posible? Si alguien desea cambiarse de una escuela a otra tiene que hacer una revalidación de sus materias anteriores y si no llevó algunas tendrá que presentarlas. Que flojera. Y ¿por qué se cambiaría?, quizá estaba muy cara la escuela o era muy difícil o quizá era por tener algun problemas con sus compañeros.

O ella era el problema. 

—¿Por qué se cambió? 

Todos esperamos la respuesta, pero yo más. Quizá pueda ayudarla a ponerse al corriente con algunas cosas, al fin y al cabo, la coordinadora adora ponerme a cargo de los nuevos. Me recargo en mi mano esperando la respuesta.

—¿Eh? —Pregunta el maestro confundido y parece razonar la pregunta. —No lo sé, esuche algo de bullying. —¿E-Ella lo sufriió? Esa mierda es algo que detesto. Si pudiera, lo terminaría yo misma. —Bueno, acabando mi clase, ella vendrá. No se porten tan mierda chicos.

Todos ríen. Agh, como amo esta clase y al maestro. Filosofía. Recuerdo que el primer día el maestro entró por esa puerta diciendo "A partir de ahora, y durante estas dos horas, se vuelven ateos". Fue un buen comienzo. La clase se pasa tan rápido que me molestó. Todo lo bueno dura tan poco por eso es mejor disfrutarlo cada jodido segundo y al final no arrepentirse por haberse perdido algún detalle. 

Continuo haciendo plática con el maestro preguntándole sobre algunas biografías de los más reconocidos filósofos hasta que un toque en la puerta nos saca de nuestro mundo. Él sale de inmediato diciendo que espere. Todos los curiosos empiezan a asomarse mientras otros cuantos deciden apostar por si es linda o no. Por parte de los varones se escuchaba "carne fresca" y por parte de las chicas "se ve gorda" o "será nuestra amiga". Muy usual en estas situaciones. Pelearse por quién le hablará primero y demostrarle al nuevo ser que todos somo amigables. Sonrío de lado. 

Me gusta mi ambiente, me gusta esta gente. Todos ellos me aceptaron con los brazos abiertos y me siento agusto. Prometí construir mi imperio y demostrarles a todos que es posible lo imposible. Este pequeño imperio que dirijo bajo acciones. Humildad y nobleza, eso era lo que había perdido años atrás y, que ahora, puedo presumir que recuperé. Muchos lamentan no poder ser como lo eran antes, pero ¿qué hacen para recuperarse? Lloré mucho y mi mamá siempre me decía que esas lágrimas no me llevarían a ningún lado, y eso es cierto, físicamente. Lo que no lo era, es que por medio de ese llanto me liberaba un poco y mi mente descansaba. 

Avancé mediante caídas fuertes y lágrimas en los ojos, pero nunca, nunca me rendí. Y no pienso hacerlo ahora. Me voy a esforzar superando mis propios límites, porque ahí está la verdadera fuerza. Me voy a esforzar para poder ayudar a esas almas que creen no es posible seguir después de caer en un abismo. Si yo puedo, ellos también. No me voy a rendir.

Aprieto mi mandíbula. Yo seré una de esas personas a las que quieran seguir por gusto y no por obligación. 

—Chicos, esta es su nueva compañera. —Levanto la vista del escritorio hacia la nueva y mis organismo responde de inmediato. Empieza a calentarse y mis ojos la ven fijamente provocando el efecto deseaso, intimidación. —Leslie Martinez.

Vaya, vaya, vaya, ¿qué es lo que el agua me trajo? Sonrío de lado y me concentro en mi cuaderno ignorando su presentación. De antes a ahora, su peso había aumentado, su cara se veía demacrada a pesar de que teníamos la misma edad y lucía tan insignificante. A diferencia de antes, ahora me sentía tan jodidamente superior en todos los sentidos que me provocaba satisfacción. Al fin, te puedo ver desde arriba. 

Muerdo la pluma ocultando mi sonrisa. Quizá alguien más empezaría a ofenderla por su físico, pero soy yo. Mi especialidad es hacer sentir culpables a todo ser humano por lo que me hicieron pasar y haciéndoles saber indirectamente que si te metes conmigo, la vida te daría una lección de la cual no te librarías. 



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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