Meses después....
—¡Me encanta este clima!
Sonrío sin quitar la vista de una gotita que corre por la ventana hasta perderse en el borde.
—¿Vas a ir a la fiesta de despedida?
—No sé. —Esta vez veo a la chica con cabello morado pintando sus labios. ¿Cuál era su nombre?—No creo.
La fiesta para despedir nuestra generación se llevaría acabo en un salón cerca de la escuela junto con una pequeña misa. No era mucho de ir a la iglesia, pero la coordinadora nos obligó a asistir porque le costó, según ella, buscar un sacerdote económico.
En la ceremonia, a la cual pienso faltar, se tocarán temas de la amistad y convivencia que se hizo durante esos tres años.
Además, de cada salón eligieron a alguien que se encargue de elaborar un discurso para despedir a sus respectivos compañeros para después pasar a la pista de baile acompañada de la peor música que pueden elegir, finalizando con una cena.
Y ¿por qué no ir?, bueno, prefiero simplemente desaparecer.
—¿Ya escucharon lo de Leslie?
Una luz ilumina el cielo y segundos después un sonido cubre las voces de los demás, segundos que cuento. Sonrío de lado al ver que las gotas empiezan a caer con más agresividad mojando hasta los lugares más ocultos y a varias personas quejándose mientras corren hacia sus salones.
—No, ¿qué pasó?
Una suave brisa barre las gotas hacia los salones mojando a los que trataban de ocultarse bajo el techo laminado y alcanzando meterse a las aulas empapando el piso. Cierro los ojos sintiendo las pequeñas gotas chocando contra mi rostro.
—Pasó el examen final para la universidad.
¿Qué? Abro los ojos apretando mis puños.
—¡¿Cómo le hizo?! —Fijo mis ojos en el gran charco que se hacía a mitad de la terraza. —¡Era la más peresoza!, ni siquiera llevaba buenas calificaciones.
Todas asienten.
—Vamos a preguntarle a Jane, ¿no?
Me despego del borde de la puerta y camino en dirección al baño cruzando el patio, permitiendo que el agua se fusione con mi piel y ropa.
¿Cómo es posible? Estudié tanto, por casi medio año y para que al final no sucediera. Primero para ingresar a la preparatoria, fui de cursos en línea a presenciales, gastando miles de pesos para que al final no me quedara.
Ese día, cuando abrí la página oficial del examen final buscando mi folio, no lo encontré registrado. Mi madre pensó que era un error en sistemas, pero yo lo sabía, había fallado, le había fallado. ¿Sabe esa gente cuán miserable me sentí al no hacerla sentir tan orgullosa como ella a mí? Ese día decidí que no sería la puta escuela quien me reconocería, sino yo. Yo sería quien ganaría mi propio valor, así tuviera que picar piedra o cabar hasta el otro lado del mundo.
Porque mi valor, mi brillo, lo encontraba en los lugares menos imaginados. ¿Qué si la escuela no era la mejor?, ¿qué si era seria?, ¿en qué mierda les afectaba a los demás? No era el lugar, nunca lo fue..., siempre fui yo.
Ya que si para pulir mi diamante tengo que ir hacia abajo, iré. Al final, una piedra preciosa se encuentra bajo tierra, en la peores condiciones, pero que al final, brilla. ¿Ves?, no depende del lugar, sino de ti.
—Voy a pagarte todo mamá. —Recargo mi cabeza contra la pared del baño. —Porque por darme la vida, mínimo yo debo de pagarte cada peso que has invertido en mí.
Yo quería quedarme para que ella ya no gastara en colegiaturas, pero ahora tendré que mantenerme. Si por el momento puedo pagarte con reconocimientos o graduarme por promedio, lo haré. Porque quiero verte sonreír, ya lloramos lo suficiente.
—Ahora mi mundo se pintó de más colores, —meto la mano en el cuello de mi playera sacando un collar de media luna, —ya no es negro, ni blanco..., —beso la luna, — es amarillo, verde, rosa..., café....
Voy a hacer que todos aquellos que confiaron en mí se sientan felices, voy a convertirme en mi propia fan. Quiero que mi Jane pequeña se sienta orgullosa de en lo que me he convertido.
Quiero ser inspiración de la que sigues por gusto y no por obligación.
—Pero para eso, primero debo de seguirme yo. —Cierro los ojos sintiendo como mi estómago se contrae por la emoción. —Ya estoy cerca de lograrlo y al fin podré buscarte.
Todo esto está apunto de acabar, ya no más dudas, ya no más dolor. Al fin puedo ir de la mano con mi pasado, presente y futuro.
A pesar de que te fuiste, nunca me dejaste. Cada noche recé por ti y por volvernos a encontrar. Quizá ya no como conocidos, pero si como desconocidos con algo en común. Quizá tú no me quieras más, pero yo lo seguiré haciendo porque me diste un motivo para salir. Me viste cuando nadie más lo hizo y es por eso que no importa con quién decidas compartir tu eternidad, yo te apoyaré porque te estoy agradecida.
Agradezco que me hayas encontrado y al tomar mi mano, no me hayas soltado. Agradezco que existas y que con ello me hagas inmensamente feliz.
Siempre serás un diamante que pulió a otro, nada mejor que eso.
—¿Jane? —Jalo la palanca del baño y abro la puerta. —¿Qué te parece que me quedé?
Paso de largo para lavarme las manos siendo seguida por Leslie.
—Felicidades. —Sacudo mis manos para después arrancar papel. —Espero que sepas aprovechar la oportunidad.
Me giro quedando contra el lavamanos observando la expresión de molestia por parte de ella. No miento, relamente espero que le vaya bien. Siendo sincera, me da igual si mañana deja de existir o si hace una millonada, mientras no se meta en mi camino todo estará bien.
—Mientes.
—¿Por qué? —Pone ambas manos sobre sus caderas entrecerrando los ojos y yo ruedo los míos. —No lo hago, en serio espero que te vaya bien.
—¿Por qué? —Da un paso más quedando frente a mí. —Tus palabras pueden ser doble cara.
—Piensa lo que gustes, —tiro la bolita de papel y camino hacia la salida, —solo no lo arruines, hay muchos que mataría por estar en tu lugar.