—¡Estamos a un año de salir, Jane! —Me cubro el rostro evitando que Bella me besé la cara. —¡¿No estás nerviosa?!
—Estoy más emocionada porque la siguiente semana cumplo veintiuno.
—Sigo sin entender qué tiene de especial ese número.
Sonrío al ver desepción en su rostro.
—Y no espero que lo hagas. —Me ve mal y la abrazo por el regazo aprovechando que estaba acostada sobre sus piernas. —Es que ese número solo me trajo buenas cosas, marcó el inició de mi metamorfósis.
—¿Algún día me dirás por qué? —Asiento. —Bueno, más te vale.
Ya habían pasado dos años desde ese día en que decidí madurar. Ya no dolía. Ya no sufría. Solo estaba corrigiendo detalles que en su momento eran pesados. Empecé a aceptar cosas que antes me desgarraban el alma, sin darte cuenta estaba analizándote. Muchas cosas que hacía a propósito para ver tus reacciones, como aquella vez que tu rostro quedó en mi pecho, quería saber qué era lo que realmente querías de mí, sorprendiéndome la respuesta. Empecé a experimentar conmigo y el sentimiento que ahora aguarda por ti para ser explotado al máximo. Me siento como una bestia que espera ansiosa y hambrienta en la esquina de algún lugar abierto.
—Jane, sé que está iniciando el año, pero quiero informarte que hay una recervación en el King Cole Bar para celebrar tu cumpleaños.
—Gracias.
Cambio la hoja del manga que me había prestado Bella esforzándome en entender como mierda se leía. ¿Cómo le entinden a esto?
—Esto es un milagro. —Por primera vez despespego la mirada del texto. —¿No te molesta?
—¿Que me estés interrumpiendo?, si. —Sonrío volviendo los ojos a lo que parece un infierno para mi comprensión lectora. —SI hablas de lo otro..., no.
—¡¿Qué te está pasando, Jane?!
Cambio de hoja y regreso recordando que esta cosa no solo son letras, sino dibujos también y por estar leyendo no miré ninguna imagen.
—Deberías de estar feliz. —Tengo ganas de partirle esta porquería en la cara a Bella. —Se le conoce como cambio, René.
—Ya lo sé. —Sobo mi cabeza. Que difícil es entender esto. —Que bueno que has aceptado.
Asiento volteando de lado el pequeño libro para encontrarle forma a los dibujos. Bella, Bella, me dijiste que esto era fácil de leer, pero quizá lo es cuando te has leído miles.
—Jane, tranquila. —Suspiro sintiendo mis ganas de seguir leyendo disminuir. —Recuerda que lo haces por algo bueno.
Había decidido adentrarme al mundo de Nicole y Bella para comprenderlo mejor y así darles un lindo regalo para Febrero o su cumpleaños. Pero eran tan distintas a pesar de que vibraban casi igual. Por ejemplo, Nicole amaba la música, películas y series de suspenso mientras Bella era de series románticas y anime, pero coincidian en maquillaje.
Ya he visto varaias series de ambos géneros y cuando le mencioné sobre el anime, me ha dicho que me lea un jodido manga. Y si que es jodido. Si me pregunta algo sobre esto lo más seguro es que al referirme a los personajes todos serán inombrables o "el ese" o "esa con cabello raro" terminando en una resúmen de mierda que ni yo entendería.
Prefiero saltarme sus nombres antes que involucrarme en un puto ritual en donde termine invocando una mierda rara.
—¡Jane! —Me tenso en mi lugar al escuchar una voz chillona. —¡Niños, vayan a saludar a tía, Jane!
—¡¿Qué?! ¡No! —Me levanto en el sillón señalando de forma amenazante a los dos pequeños que ya hacían frente a mí. —¿Si les doy dinero se van?
Ambos asienten y me bajo despacio en busca de mi dinero, pero apenas toco el asiento ya tenía a ambos sobre mí abrazándome. Miro mal a la amiga de mi hermana y esta se ríe.
—¡Los niños son una bendición! —Finalmente me rindo dejándolos invadir mi espacio personal. —Es lo más hermoso que te puede pasar o ¿no?
Rasco mi nuca ignorando la mirada de las dos y sonriéndole a los pequeños frente a mí.
—¿Tía Jane no piensa tener hijos?
—N-No.... —contesto de inmediarto. Mi hermana me ve desepcionada y susurra solo para ambas un "no has cambiado mucho" antes de irse con su amiga. —No lo sé.
Me corrijo. Siento mis mejillas sonrojarse. Este tema me provoca náuseas. Lamentablemente a los niños pequeños yo no los veo como personas indefensas y torpes, sino como humanos que son capaces de defenderse por sí mismos... porque yo así lo aprendí.