La nave fue descendiendo lentamente por la Colmena, un gran agujero excavado en el suelo, iluminado por numerosos focos de luz del lado Norte del palacio de Tulipán, el doble del tamaño de seis estadios de fútbol. Su estructura interna es de acero, cada nivel con forma hexagonal hace de puerto en cuyos muelles aparcaban las naves de las hadas; había naves de todos los tamaños desde una gran cantidad de Angels Esferes pasando por las eclipses hasta las más grandes, las naves insignia que son algo parecidas a las Angels Esferes, pero diferentes y solo había cuatro de ellas. La Colmena tenía un máximo de cincuenta niveles.
Los muelles superiores estaban ocupados, Thandil comenzaba a desesperarse, tenía que aterrizar cuanto antes porque la nave que Sila cogió tenía poca energía, el viaje desde la Colmena al muro esperanza y de regreso, terminó por llevarla al límite; los mandos en sus manos con forma esférica y pétalos dorados en los bordes, titilaban en rojo. Por suerte diez Angels Esferes y un par de eclipses despegaron de los muelles del nivel siete, lo que era un alivio no solo porque temía dejase de funcionar la nave y se estrellara, sino porque aún tenía las alas mojadas y si no podía volar debía utilizar el ascensor más cercano al muelle donde aparcara (estaban unos distantes de otros como entre veinte muelles de distancia) o utilizar las escaleras y mientras más abajo estuviese más tardaría en subir. Aparcó la nave, el nacimiento de las alas encajó en unos soportes con forma de arco invertido, que pertenecen a un par de barras paralelas naciendo del límite del suelo en el nivel; los anillos se detuvieron quedando uno dentro de otro, dejando libre el frente y la parte de atrás de la esfera; la plancha del muelle se extendió con un sonido mecánico entre las barras hasta llegar a la cara delantera de la nave, en cada extremo de las esquinas alargó unas pinzas que se aferraron a anillos.
Seguía lloviendo a cántaros y parecía que se rompería el cristal, la parte delantera de la esfera se abrió deslizándose a la izquierda hacia adentro y cuando Thandil salió corriendo volvió a cerrarse. Sus pasos resonaron por la rejilla de acero y una vez llegó al otro extremo estuvo a salvo de la lluvia bajo techo.
-Ah, capitán Thandil, no me imaginé que usted pilotara una de las naves- dice el encargado del muelle, estaba apoyado a un tablero de mando que tenía unas palancas- aunque me parece que esa nave necesitará ser recargada...
-Sí, eso parece- buscaba el ascensor con la mirada y lo ve justo en el nivel de arriba. Sin importarle lo que decía el hada encargada observando la esfera desde donde estaba, Thandil se apresuró hacía las escaleras.
La estancia era preciosa, rectangular con pilares de estilo griego color salmón intercalados entre arcos con preciosos arabescos, arboles mezclándose entre estos y rosas trepadoras; suelos de mármol verde jade y diseños en dorados, fuentes pequeñas de piedra blanca, luces con forma de flor de lotos coloridos colgando del techo abovedado, al que también trepaban las hojitas y rositas. Había luciérnagas brillando ahí y a veces allá. En el centro estaba una mesa circular y grande de madera.
Arista cogió una flor violeta de su plato con los dedos y la examinó con detenimiento, era de esas flores comestibles, se había servido de la ensalada de flores, pétalos de rosa con miel y semillas. La probó y aunque no sabía tan mal no era de su agrado, de hecho le pareció que lo único que le gustaba de todo lo que había a la mesa, eran las frutas, pero no dejaba de desear comerse unas buenas patas de pollo rostizadas con mucho queso derretido y patatas fritas. Las hadas no comían nada de carne -Dios, creo que moriré de hambre en este mundo antes de poder regresar al mío ¡Quiero carne!- pensó, llevándose un bocado de ensalada a la boca, luego cogió un trozo de pan -Al menos el pan se ve bueno, tal vez no muera de hambre.
-¿Te gustan los alimentos, Arista, son de tu agrado o prefieres algo más?- inquirió la Reina, que esta vez se vistió de colores rosa durazno para la ocasión, su vestido tenía muchos pétalos de rosa ahí y allí como si fueran copos en la tela, en su cabello las mariposas de muchos colores se posaban tranquilamente moviendo sus alitas de vez en cuando. En el momento en que llegó al comedor, Arista vio las escamas de su espalda y estas eran blancas con tonos rosa y dorado muy pálidos, concluyendo que al parecer todas las hadas poseían escamas en sus espaldas porque Sila también las tenía y eran de azul eléctrico- ¿Arista? ¿Escuchaste lo que te dije?
-¿Qué? ¡Ah! Sí, están muy buenos los alimentos, gracias- Arista, había estado distraída pensando en las hadas. Se acomodó un poco el vestido en la rodilla, estaban sentados en el suelo en cojines mullidos de colores variados y le empezaban a cosquillear los pies indicándole que le daría un calambre. También tenía comezón en la espalda, ya que el vestido verde primavera que le prestó Sila es de espalda descubierta y la cinta que se lo ajustaba al cuello le tocaba entre los omóplatos, no estaba acostumbrada a llevar ese tipo de vestidos, cortos y muy ligeros. Sila también había peinado sus cabellos que antes de lavarse se llevó un susto, porque en el espejo vio lo horrible que estaba, su pelo parecía escoba revuelta con restos de hojas y ramitas, era como tener un nido de ratas y su cara estaba mugrosa; no obstante, un buen baño siempre hacía milagros, el hada también le había puesto una diadema de florecillas luego de arreglarla. Se llevó la cazadora consigo a la cena para cubrir sus hombros, pero no podía ponérsela porque sería descortés, al menos no le dijeron nada de dejarse el mismo calzado- ¿Majestad Artemi, cree que el capitán Thandil vuelva pronto?
La Reina sonrió, con una mirada de esas que lee los pensamientos y sentimientos de las personas. Arista se sonrojó, se reprendió mentalmente por hacer esa pregunta, pero no podía dejar de preocuparse por Thandil, si tardaría en volver. Hacia horas que lo vio marcharse y luego Sila también se fue. Aunque la esposa del príncipe le parecía agradable y todos ahí la trataran muy bien, estaba incómoda. Se mordió el labio inferior.