Greenwood El Reino hada

7 ¡Corre!...

-¡Majestad! ¡MAJESTAD! ¡Mi señora! - un guarda, llegó corriendo de las afueras del palacio, carecía de una de sus alas. Resbaló al cruzar el umbral del salón. Narciso fue de inmediato volando hasta él.

-¿Qué ocurre?- quiso saber Artemi, mirando al hada pálida que sudaba frío siendo ayudado por Narciso a ponerse en pie. Su nieto estaba sentado en sus piernas.

-La barrera ha caído, mi señora- absortó el hada.

-¿Cómo?- Narciso se vio preocupada, ante la noticia del guarda de la entrada.

-No hay de qué preocuparse, el sabio...- Artemi no acabó de hablar cuando escuchó el grito de su nuera y miró en la misma dirección que ella; atónita vio la repentina luz que los cegó a todos por unos momentos, colándose por la entrada al salón y proviniendo de las dos habitaciones donde estaban las últimas defensas de las siete.

Los dos últimos cristales comenzaron a despedir un intenso resplandor para sorpresa de los guardas que los custodiaban; su luz inundó todo el palacio,  halló salida por ventanales y puertas. Los habitantes de Tulipán dejaron de ver la lluvia de partículas luminosas de lo que había sido la barrera para ver el resplandeciente palacio y su luz abalanzándose como una ola para cubrir toda la capital, comenzaron a correr temerosos sin ningún orden, pero fueron alcanzados por el brillo y se cubrieron pensado que era el fin. Fue algo fugaz, la luz no quemaba, no se sentía y así como la vieron surgir del palacio así mismo se esfumó.

Entre unos parterres de tulipanes al Sureste a las afueras de la capital no muy lejos del abismo, una ratificación azul luminoso comenzó a nacer del interior de la tierra; se extendió hacia los lados y hacia arriba, lo mismo ocurrió en el Suroeste donde unos guardas se sorprenden al ver la ramita que parecía de cristal naciendo rápidamente del suelo, otras al Oeste y al Este, al Noroeste y Noreste. Cuando los habitantes abrieron los ojos y miraron al cielo vieron con asombro las ramas azul eléctrico brillantes, hasta fundirse todas unas con otras y terminar de crear la barrera de los soñadores. Luego la voz de la Reina se elevó por toda la ciudad como un eco desde el balcón de la torre Oeste del palacio.

-Escuchad, la barrera de los siete ha caído, pero una nueva se ha levantado para proteger Tulipán- decía Artemi, cogiendo la mano de un viejo hechicero con ojos iluminados, es quien le permitía proyectar su calmada voz a todos sus súbditos- así que os ruego no perdáis la calma.

Luego la Reina volvió a perderse en el interior del palacio de la mano de su nieto, seguida del hechicero y León Vulcana. Le había dicho a su gente que no perdiera la calma como sugerencia de Narciso, alegando que la gente necesitaría un explicación, algo que le pareció también lo más sensato, no obstante ¿Por qué se siente insegura aún estando protegida por los soñadores?

 

Ubicación: Muralla Esperanza, al Suroeste de Tulipán. Salones de sanación del nivel ocho.

Wolfheart despertó en una de las camas, parpadeó mirando el techo de piedra mientras sus oídos se adaptaban, había mucho ajetreo fuera de la habitación el sonido le llegaba como si estuviera bajo el agua. Preguntó qué pasaba aunque no estaba seguro si habló realmente porque sentía los labios dormidos aún, todo su cuerpo seguía adormecido, pero escuchó una voz distorsionada al lado, alguien le respondió.

-¿Qué...?- sin entender, miró en dirección de la voz y lo reconoció, su compañero estaba en una cama conjunta a la de él.

-He dicho que la barrera cayó hace unos minutos, eso fue lo que me dijo el sanador- Nox comenzó a toser, tenía ojeras muy pronunciadas y estaba muy pálido- las hadas están haciendo frente al enemigo ahí fuera.

-No te vez nada bien- expresó Wolfheart, intentando sentarse al menos contra la cabecera de la cama, pero fue inútil.

-Es GreenWood, su vida me abandona, Wolfheart- comentó Nox, débilmente.

-Debes resistir... 

-Mi cuerpo fue sanado, pero el sanador dice que es imposible que sobreviva y la verdad, ya no tengo fuerzas para luchar...- Nox que sentía la piel de sus dedos reseca y frío en todo el cuerpo volvió a toser.

-No te conozco del todo, pero sé que eres fuerte; hay hadas que han sobrevivido y tú también puedes, aférrate a la vida- el hechicero siendo ahora consciente del vendaje donde le fue cortada la mano, logró sostenerse con la ayuda de un codo para volverse de cara a su compañero- Nox, no te rindas...

Sin embargo, lo último que Wolfheart vio del hada fue una triste sonrisa cuando algo derribó parte de la estancia. El hechicero se volvió instintivamente hacia el otro lado cubriéndose con el brazo cuando se levantó una polvareda, tosió y llamó a Nox preguntando si estaba bien, mas no hubo respuesta. Al despejarse la cortina de polvo y volverse vio atónito que una parte del muro fue reducida a ruinas, ya no estaba ni la cama de Nox ni las de los otros heridos más allá de él. Fue como mirar un abismo, por poco y su cama hubiera caído también, pero tuvo suerte; miró arriba al presentir una sombra enorme, un acorazado pasaba por encima del muro.

El Dragón de hierro se había lanzado a toda máquina contra la muralla, sus grandes anclas chocaron contra la piedra derribando gran parte del muro creando una enorme grieta y acabando con muchas hadas y hechiceros incluso con dragorcs; por la abertura comenzaron a colarse los uslis y los miuslis al bosque esperanza, además de los otros vehículos blindados deslizándose sobre los escombros y cadáveres. Otra parte más allá colapsó con un torpedo de la Reina maná, aún en el mismo sitio sin moverse de donde estaba y cuyo escudo mágico repelía los ataques de las esferes. 



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En el texto hay: magia acción, ficcion steampunk, fantasia romance y hadas

Editado: 02.07.2022

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