Gregor Anastasio Cou - Odisea de un viajero

He despertado.

Despertar es tan agradable, no obstante que tal así,

 

¿Cuándo no sabemos dónde estamos?

 

 

 

 

 

 

 

Al despertar podía sentir el oxígeno en mis pulmones. Mi mano comenzó ese proceso de palpar cada parte de mi cuando acerqué ella a mi pecho. La primera bocanada de aire fue como un suspiro del renacer ¿Pero no comprendía que hacía aquí? Me encontraba en un campo. Era una llanura de pastos secos. Todo alrededor con un matiz amarillento. Podía verse una montaña de color naranja.

 

¿Dónde me encuentro? ¿Y por qué no poseo mi casco?

 

 

A unos metros podía verlo. Me incorporé del suelo. Desde un sitio inhóspito reaccione a los primeros estímulos. Me sentía pesado. Intenté con todas mis fuerzas acercarme a mi casco, pero la dificultad al traslado parecía una hazaña de magnitudes colosales. Uno, dos y tres, fui dando pasos, mientras los contaba. Apenas iba maniobrando cuatro, y cinco, y logré llegar a él. Una brisa de lo quería el viento se entremezcló con mi anatomía pesada. Era una constante que no paraba, entonces mi cuerpo se alivianó. Podía moverme en perfecto estado. Lo primero que hice fue realizar una inspección ocular de toda la zona en la cual me ubicaba. Como he mencionado todo alrededor es un pastizal amarillo del cual desconozco su procedencia. Si es o no, una masa parte de la destrucción-creación. Sin embargo me familiarizaba el hecho de que podría estar en casa. El viento o esa brisa en ráfaga proseguían. Comencé a caminar lentamente a lo que parecía un cerro. Un cerro anaranjado. No creí ver uno de semejante magnitud, ya que soy un alpinista calificado jamás había visto algo semejante.

 

El sitio era un ejemplar llano de praderas. No había aparte de mí otros seres. Era un anómalo lugar al cual podría uno tranquilamente perderse. Sin embargo ya desde el espacio me había extraviado cuando la bestia aniquiló a toda la tripulación.

 

 

 

 

No quería, ni deseaba recordar los sucesos de aquel evento fatídico que impulsaron a tomar las medidas adecuadas ante tal emergencia.

 

No podía reaccionar de otra manera.

 

 

Ahora me agacho para palpar el suelo y tomar muestras de esa tierra un tanto parecida a la del planeta que habito. Al tocar el suelo percibí un calor. De aquí se extendía un incienso que parecía levantarse como el humo de un cigarrillo cuando se expresa ante la primera calada. Parecía tener una forma, y al mismo tiempo se deformaba. Es incomprensible y a su vez un tanto ilógico. Recogí algunos tallos de esas plantas, si es que lo eran. Un puñado de aquel polvillo desde ello estaba adherido. No importa. Recogí un recipiente que poseía de mi mochila de traje espacial, y lo guardé. Debo explorar y ver donde me encuentro. La radio para infortunio estaba averiada. Y sin señal aparentemente.

 

Proseguí mi rutina de exploración avanzando al cerro naranja o gran cúspide de rocas y tierra. Hallaré tal vez alguna respuesta. Quiero regresar a mi hogar. Esa será mi misión. -

 

Mientras me dirijo a él, cierro grabación. Cambio y fuera. (Capitán Gregor Anastasio Cou)

 

El capitán Gregor Anastasio Cou, se encuentra en un planeta totalmente desolado, y lo único que puede visualizar a su alrededor a lo que parece un montículo de tierra alta de color naranja, nada a su alrededor parece explicar que hay vida, y los vapores del suelo solo, forman lo que podría mencionarse como fugas de gas. Esos pequeños retazos de humareda se expanden en cada sitio de la tierra, como si todo fuera una prominente forma que busca escapar de su inframundo bajo la capa de fragmentos.

 

Nuestro astronauta se dirige a la colina a los fines de poder tener un panorama amplio del terreno. En el camino de figuras color amarillo. Son como cardos secos, aunque el cielo en su mayestática manifestación se ve completamente celeste. El suelo es amarillo también, y la diferencia solo la hacen los escapes de orificios de gas que predominan en aquel páramo, si puede llamarse de ese modo. A unos pasos parece llegar a él, nuestro viajero que se ubica sin ubicación, pus su brújula no funciona en un sitio donde no hay norte, sur, este, u oeste. Solo su determinación lo llevará a destino.

 

 

 

 

Está llegando nuestro astronauta, se encuentra casi, ahí cerca del cerro. Mientras ello ocurre, hay dos opciones interesantes que pueden dar a elección La mejor solución está aquí.

 

 

 

 

 

Título I No lo puedo creer. Título II Es inalcanzable.

 

 

 




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