Me resultaba triste mi realidad, nada de lo que había imaginado estaba pasando, me sentía sola y absurda, estaba en el mismo barco que el chico que me gustaba y el estaba con una preciosa mujer, una mujer que lo tenía todo y claro incluso yo podría enamorarme de aquella chica.
Comenzaba a tomar sentido todo lo que Joan me había dicho, el dinero no compra la felicidad y el se desbordada de dinero, de lujos y de más y aun así fue capaz de crear los planes más sinceros y divertidos, después de todo resultó ser mejor persona que yo, yo simplemente era un buen objeto del cual mis padres podían hacer lo que quisieran, solo para mantener una imagen.
Durante los próximos días planee actividades en la que estuviera totalmente fuera Joan, como jugar con las personas mayores o ayudar a los niños a matar el tiempo, todo estaba resultando bien, claro, se oía por las bocinas que Joan y su bella acompañante todo el tiempo estaba juntos, me pareció algo absurdo de su parte. Estaba enojada con él, con la vida, conmigo misma por poner en más situaciones vergonzosas de las que ya estaba, precia que entre peor me iba yo elegía aun más planes para hacer mi tumba.
La última noche en el barco Joan fue a mi cuarto y dijo —Wow te has escondido perfectamente de mi¿Me harías el honor de cenar conmigo?.
—No quiero ser la causante de que haya un escándalo por ahí con tu novia.
Okey yo si era caprichosa y sentida pero trataba de de no demostrarlo, simplemente era un hombre y hombres sobraban por doquier.
—La princesa esta enojada.
—No estoy enojada ¿tendría algún motivo?, tu y yo no tenemos algún compromiso en mano así que no me quita el sueño nada de lo que hagas con tu vida.
—Pues tus mejillas dicen otra cosa.
—Así soy yo, me suelo poner roja por cualquier cosa así que no tomes importancia. Y si puedes cerrar la puerta del mi cuarto cuando te vallas te lo agradecería, tengo muchos asuntos pendientes.
—Tengo que explicarte las cosas, no puedo permitir que sobre pienses.
Se comenzó a acercar Joan.
—No tienes nada que explicar—Insistí y me voltee y seguí— ¿Podrías salir de mi habitación? Porfavor y gracias.
Se seguía acercando, lo sentía, estaba cerca pero no quería voltear para ver cuanto
—Claro que te lo tengo que explicar, quizá para ti no significa nada lo que hemos pasado.
Voltee y nuestros labios quedaron tan cerca que.... Sí sentí el aroma de su perfume, era como brisa fresca, era como una mañana en la playa. Era como tantas y miles de cosas que desee haberlo besado pero no lo hice, lo cachatee y lo eche fuera de mi habitación. No podía permitir que supiera qué yo estaba sintiendo algo por él, eso le daría poder sobre mi.
—¿Era necesaria la cachetada?
En serio tenía la mejilla roja.
—A una mujer como yo la tienes que respetar, así que no te vuelvas acercar a mi hasta tal punto.
Así es le cerré la puerta aunque quería con todas las fuerzas del mundo poder estar entre sus brazos.
*Joan*
En este punto de la situación, a tal grado yo quería ya besarla, por dios he esperado más de 5 años para poder tener más comunicación con ella, pero es tan ruda. Tan necia y tiene ego, si que lo tiene y eso es bueno, es demasiado atractivo en un mujer hasta cierto punto.