Gritos Ahogados

Te compartí

Me quedé con la idea de que eras lo suficientemente mío como para compartirte.

Creí que tu corazón se quedaría en mis manos, donde siempre lo habías puesto,

y que al final, ellos no serían realmente importantes.

Te miraba, y ese brillo en tus ojos me decía todo.

Te compartí, y sentí ardor,

pero no el suficiente para reclamarte mío,

ni el necesario para espantar tu miedo de llamarme tuya.

Te compartí, y fue lo correcto,

porque tú y yo no tenemos profecías que cumplir,

ni besos que reclamar.

En mi incesante arrogancia, casi me olvido de ti

y de tu corazón latiendo en mis manos.

Me volví narcisista,

y en el proceso, te hice sangrar.

Pero poco me importó:

tú ya te habías autoproclamado de alguien más.

Te compartí, y me sentí libre

de cargar un peso que nunca fue mío.

Te compartí, y te destrozaron.

Y aquí estamos nuevamente:

siendo del otro, sin pertenecerle a nadie.

No huimos, pero tampoco nos enfrentamos.

Nos escondemos detrás de la cobardía y del miedo.

Y yo, arrogante otra vez, te hice menos

para ocultar que, si tú me lo pidieras,

me pondría de rodillas a tus pies.



#4370 en Otros
#1229 en Relatos cortos
#520 en Aventura

En el texto hay: poemas, relatoscortos minirelatos

Editado: 20.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.