Gritos Ahogados

Un jardín

Un jardín fue entregado,
y en sus raíces temblorosas
brotaron manos que lo cuidaron.
El tiempo pasó,
y otros cambiaron sus senderos,
torcieron las ramas,
colocaron espinas donde había flores.
El jardín soportó burlas,
y en vergüenza
se deshojó a sí mismo.
Volvió a florecer,
pero con pétalos ajenos,
colores que no le pertenecían,
aromas que no soportaba.
Y aun así floreció.
Hasta que la violencia llegó:
pies que aplastaron,
manos que arrancaron,
aguas negras que ahogaron sus semillas.
El jardín quedó deshecho.
Entonces se ocultó.
Bajo la sombra,
creció en silencio.
Eligió sus propias flores,
y en la quietud del secreto
se volvió suyo.
Un día se abrió de nuevo,
confiado en su belleza,
seguro de su raíz.
Pero la burla regresó,
cayendo como invierno sobre los tallos.
Y el jardín volvió a cerrarse,
no por miedo,
sino para crecer en lo hondo,
donde ninguna mirada
pudiera arrancar sus flores.



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En el texto hay: poemas, relatoscortos minirelatos

Editado: 23.09.2025

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