Compraremos pan de la Ideal,
tres o cuatro cajas de pan.
Haremos suficiente café de olla
y volveremos al lugar
donde te perdimos:
un hospital público.
Repartiremos café de olla
a quienes pasan horas enteras
esperando escuchar
buenas noticias.
Repartiremos pan dulce
para que no olviden nunca
la dulzura de la vida
en los momentos más difíciles.
Así como un día
nosotros estuvimos ahí,
aguardando, con el corazón en suspenso,
y alguien hizo lo mismo
por nosotros.
Qué dolor volver
y recordar que te perdimos.
Qué desgarrador pensar
que hicimos lo posible
con lo poco que teníamos,
y aun así
te nos fuiste antes
de lo que hubiéramos querido.
Repartiremos pan en la noche fría
para aquellos que no abandonan
al corazón herido
y enfermo.
Repartiremos café de olla
para que recuerden
que lo más fuerte de la vida
siempre llega
acompañado de dulzura.
Repartiremos pan y café
porque cuando te nos fuiste
alguien más nos abrazó
y sostuvo.
Repartiremos pan y café
para no olvidarte,
para aprender a sobrellevar
tu notoria ausencia.
Repartiremos pan y café
para no olvidar que te nos fuiste,
y que aún
te extrañamos,
Martita.