Guardián: el renacimiento de Saturno

Capítulo 18

La noche caía sobre Treocia, aquel pequeño mundo entre los anillos de Saturno que albergaba a una poderosa civilización de guardianes de distintas categorías y ciudadanos comunes sin poder alguno. 

Mientras la mayor parte del pueblo descansaba, Silvain se desvelaba desde las alturas observando el hexágono en el polo norte del gaseoso anillado. 

Silvain le hablaba al planeta entre balbuceos sin desprender la mirada de aquel misterioso fenómeno de color azul.

—Todo acabó, Assane y su familia ya no hacen parte de la existencia nunca más. Seres como ellos no merecen renacer, quizá traiga de nuevo a Telesto, pero por su imprudencia tendrá que esperar cuarenta años más. —suspiró —sé que estás escuchándome, y por enésima vez, no devoraré a mis hijos. Eso es cosa tuya, Saturno. Yo solo tengo tu esencia. Eso no me da el derecho a comportarme como tú. 

Silvain miró en dirección a la Tierra y dijo —Ellos deberían tener a sus propios guardianes ¿Sabes? Al igual que nosotros, ellos tienen una historia bastante violenta. Es una pena que no tengan poderes, creo que serían grandes aliados. 

De pronto, la voz de su hijo llamándolo captó su atención. 

—¿Qué haces aquí tan tarde, Damian? 

—Se que debería estar dormido, pero te vi aquí solo y creí que querías compañía. ¿Con quién hablas?

—Son Saturno. —respondió Silvain. 

—Creí que tú eras Saturno. 

Silvain se acercó a Damian diciendo —¿Sabes por qué Orestes no recuerda nada cuando se hace gigante? 

Damian entendió lo que su padre trataba de decirle —entonces, tú también tienes el mismo don de poseer la esencia de un ser poderoso. ¿Verdad? 

—Así es, y esa esencia pasará a tí cuando tengas la edad suficiente. 

—¿Es por eso que no tienes padres? —cuestionó en niño algo triste por Silvain. —Mamá tiene padres ¿Por qué tu no?

—Porque los primeros guardianes supremos no tenemos padre. Somos el origen de una nueva era, somos dioses. 

Damian sonrió mientras Silvain lo tomaba entre sus brazos —y este dios se enojará mucho si su hijo no va a descansar. 

Silvain descendió con su hijo, al llegar a la puerta de la habitación, Damian le dijo a su padre 

—Padre, prometo que cuando me convierta en guardián seré tan fuerte y valiente como tú. 

Silvain sonrió con ternura y acarició la cabeza de su hijo diciendo —entonces tienes que aprender mucho y entrenar duro para lograrlo. 

El niño se fue a la cama y Silvain siguió caminando en los pasillos de su enorme casa. No quería dormir, por lo tanto decidió que hacer guardia aquella noche era lo mejor para no aburrirse. Lo que no sabía, era que su esposa tampoco estaba dormida. 

—¿Y tú qué haces de pie? Tienes que descansar. 

A lo que Dione contestó:lo intenté, pero al cerrar los ojos vi a mis viejos amigos de la Tierra. Vi las calles de la ciudad dominadas por el terror de Constantin y a mi ejerciendo mi labor de periodista. —suspiró —a veces recordar esa vida me carcome. 

—Tienes razón. En ocasiones me provoca volver a ese planeta, pero ya no tengo nada que hacer ahí. Las personas que quise ya no están y por desgracia para ellos no hay retorno de la muerte. 

Silvain abrazó a Dione diciendo —Se que fui muy rudo contigo y quiero que me perdones. 

Dione sonrió —yo me comporté de la peor manera cuando estaba bajo la maldición, así que por ese lado, estamos a mano. 

Los años transcurrieron en Treocia con total tranquilidad. Los hijos de los guardianes no conocieron terror alguno durante aquella época de paz en su planeta, pero a pesar de ello jamás dejaron de entrenar para convertirse en guardianes al llegar a la edad indicada. 

Aquel cocinero al que siempre asociaron con el misterioso hombre del video de 2018, resultó ser el mismo. Silvain vivió sus mejores años en la tierra a pesar de haber padecido por causa de una maldición que había sido lanzada con el único propósito de impedir que tanto él como su esposa gobernaran Treocia.  

Assane creyó salirse con la suya hace siglos, pero no lo consiguió. Intentó que su único hijo siguiera su legado, pero tampoco lo consiguió. Ermor el terrible pensó en continuar con la causa que la esposa de su hermano había iniciado, y nada dio resultado. 

A pesar de todo, los oscuros lograron causar terror en los pueblos de Treocia y Caenus, también en la Tierra a pesar de no tener nada que ver con aquel conflicto milenario entre guardianes y oscuros. 

Al final, todo resultó tal y como los guardianes de Saturno esperaban. De regreso a casa junto a sus gobernantes, protegiéndose y protegiendo ahora a la raza humana desde la distancia. 

Al cumplirse los cuarenta años en la Tierra, Silvain decidió regresar a la vida a Telesto, quien después de su desobediencia pidió perdón por acto de cobardía en aquel planeta. 

A pesar de la fuerte discusión aquella noche poco antes de que Telesto perdiera la vida, Silvain le dio una oportunidad. 

—No te desterraré, pero sí te despojaré de tus poderes. —pronunció el guardián. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.