A finales del siglo XIX todo transcurría como normalmente lo haría en una sociedad en plena etapa de desarrollo; esperando la modernización y un auge económico que representara un gran cambio a la vez que un paso decisivo en el camino hacia la verdadera paz y libertad que tanto ansiaba el país desde hace varios siglos.
Aún más siendo la inquietud de esta sociedad; no había sido ningún desafío del desarrollo tecnológico en áreas privadas e incluso secretas, constituidas por grupos de personas que permanecían en contacto formando grandes redes internacionales, grupos de minoría que se encargaban de guardar los secretos más grandes del mundo a favor de la seguridad global.
Dentro de esta época, había nacido una niña de nombre Milka, perteneciente a la clase alta, de personalidad sencilla y noble; esta niña de alma pura ni siquiera se imaginaba que sería la elegida para llevar a cabo una misión muy importante.
Cuando en un principio se había formado la sociedad que velaría por la seguridad del mundo reanudando pactos de paz con las hadas como había sido ya desde casi milenios, las hadas serían libres de interactuar con el mundo humano de forma respetuosa y amigable, brindándoles a cambio sus conocimientos; pero una vez que los humanos quisieron contactar con su mundo, les dijeron que sería imposible porque su naturaleza todavía era muy débil para adaptarse a los cambios de otra dimensión, siendo así como se dio comienzo a la llamada "guerra silenciosa" a manos de la codiciosa humanidad.
Los humanos empezaban a capturar hadas para sus experimentos, creando mutaciones genéticas en conjunto de la sangre de ambas naturalezas. Durante esta época la confianza que los humanos se habían ganado por parte de las hadas empezó a decaer hasta el punto en que el dolor de las mismas hadas hiciera que enviaran una tropa en compañía de la máxima guardiana, la guardiana dimensional.
En medio de esta traición llena de sufrimiento, la guardiana aún guardaba la esperanza de que todo ese desastre por fin llegara poniendo paz de por vida a ambos mundos. Fue en ese momento en el que tuvo la certeza de que al fin había encontrado a esa persona que por fin sellaría el tratado de paz dando paso a lo que revolucionaría el transcurso de todo; era esa pequeña niña de nombre Milka a la que elegiría para heredarle todo su poder y parte de su energía dándole con ello el soplo de vida que le quedaba.