Desde hoy comenzaban las campañas de elección de representante de grupo, pero yo no me preocupaba por eso porque inmediatamente sería destituida por ser la más baja en votos. Bien, otra cosa importante, desde hoy iniciaban los cubes, y como el curso anterior, yo elegí el club de teatro porque me gusta mucho el arte y la representación es la forma perfecta de transmitir lo que sientes.
El día de hoy fue un poco complicado, Amelia y Lidia me aconsejaban que empezáramos a crear el diseño de mis volantes y boletines para la campaña.
—¿Por qué no quieres hacerlo?, eres sumamente responsable, llegarás a ser una gran líder. —Se empeñaba en continuar Lidia.
—Si no ganas, al menos te divertirás y tendrás una nueva experiencia ¿no? —Amelia era de igual influencia que Lidia.
—Sí, está bien, lo intentaré —respondí resignada.
—Entonces, nosotras te ayudaremos —mencionó Lidia entusiasmada, porque esto le entusiasmaba más a ella que a mí.
—¿Nos vemos en tu casa Rosalie? —Al último comentó Amelia.
—Sí, de acuerdo, nos vemos en un momento ¿se van conmigo? —La verdad es que ellas nunca habían ido de visita a mi casa, pero esta vez me visitarían. Sinceramente, no sé qué se siente invitar amigas del instituto a tu casa para planear algo.
—Sí, nos vemos —contestó Amelia.
—Hasta luego.
—Hasta luego —despedí a las dos por el momento.
Ya que habían terminado las clases no me di cuenta, pero ya era demasiado tarde y me dirigí corriendo al salón de representación teatral.
Afortunadamente todavía no comenzaba la lección y tome asiento. Inmediatamente alguien entro detrás de mí, era Nathan, lo supe al instante de girar y observar sus ojos azules. Me encontraba impactada y maravillada, él tomaría la misma clase que yo y lo vería por más tiempo, aunque por otro lado tal vez no tanto, porque me hacía sentir muy nerviosa.
—Lamento llegar tarde, tenía que arreglar algunos pendientes. —Se disculpó Nathan, con su normalmente tono amable.
—Todavía no comenzamos, puedes pasar —respondió la profesora—. ¿Cuál es tu nombre?
—Nathan Menasse Kesselman.
—De acuerdo, aquí tenemos a un nuevo compañero que se une, ¿pueden presentarse?
Todos se presentaron hasta que al final fue mi turno, estaba a punto de hacer lo mismo pero él continuó antes que yo.
—Hola Rosalie.
—Hola Nathan —respondí de manera informal.
—¡Muy bien!, al ver que se conocen; Rosalie, podrás orientar a Nathan en nuestra clase.
—Sí, por supuesto. —Yo sólo pude responder.
—Puedes tomar asiento. —Nathan se dirigía cerca de mí mientras asentía hacia la profesora.
—Como la mayoría ya se ha enterado, nos han otorgado tres fechas importantes para presentar tres diferentes obras. La primera se realizará en noviembre, la segunda en diciembre y la tercera en abril. —La profesora hizo una pausa—. Como primera tarea, practicaremos las expresiones corporales para proyectar las emociones, si están preparados comenzaremos a practicar con diálogo. Formen parejas, los evaluaré al finalizar.
—Rosalie, ¿podrías guiar a Nathan? —La profesora se acercó a mí.
—Está bien.
—Nathan, ¿está bien si practicamos juntos? —Estaba tan nerviosa que siento que casi tiemblo como un carámbano de hielo.
—Sí, está bien.
—Por poco lo olvido, tomen estos diálogos cuando se sientan preparados para practicar. —La profesora nos entregó unas hojas con una historia corta con diálogos entre dos personas, no tenía título, así que suponía que nosotros deberíamos encontrar el contexto de la historia.
—Podemos comenzar a practicar, Rosalie, me puedes hacer una prueba y después decirme que parte debo mejorar ¿estás de acuerdo? —La voz de Nathan siempre era amable.
—Si estás preparado, podemos hacerlo. —Realmente había escogido la parte más difícil porque en este momento tendríamos que integrar distintas habilidades de actuación, pero lo intentaría, no sabía por qué, pero sentía que Nathan permitiría que me apoyara en él cuando debería de ser lo contrario—. Bien, comencemos...
—¿Eres tú? —La voz de Nathan me tomó por sorpresa, fue casi inmediata. Su rostro era serio al igual que su voz, pero a la vez expresaban preocupación.
—Hace mucho que no te veía. —El segundo personaje sentía nostalgia.
—¿Hace cuánto regresaste?
—Hace una semana, perdona, pero no pude localizarte. —Mi personaje se sentía demasiado triste pero tenía que contener las lágrimas.
—¿Pero qué haces aquí afuera?, podrías enfermarte.
—Tú también, pero yo soy fuerte —responde el personaje rompiendo en lágrimas.