Guardianes

Capítulo I - Katterine More

-Lyla, mamá dice que la cena está lista – Katte apareció en el umbral de la casa con un lindo vestido suelto, no podía verle muy bien el rostro pues la visera de la gorra no me lo permitía, pero si podía ver sus pálidas piernas.

-Katte, necesitamos ir de nuevo a la playa, ya perdiste todo el color de nuevo, tus piernas están gritando por vitamina D.

-Lyla me estoy congelando aquí afuera para decirte que entres a comer – Podía percibir como intentaba ocultar la sonrisa que se quería formar en sus labios para hacerse la ofendida – Al menos podrías agradecerme y hacer caso.

-Lo lamento – la verdad no lo lamento – Pero sigo pensando que debemos ir a la playa estas vacaciones.

-Estoy de acuerdo – Ahora sí que estaba sonriendo – Extraño tanto el mar, la playa – se estiró mientras recordaba quién sabe qué - ... Igual agradéceme, no te hagas la loca.

-Gracias Katte, dentro de unos minutos entro, déjame terminar aquí... – Katte no me respondió pero podía ver aún sus piernas, seguía ahí parada. Cuando levanté la vista de la jardinera pude notar la expresión horrorizada de mi hermana, tenía la boca entreabierta y las pupilas extremadamente contraídas, sus ojos más oscuros que nunca y su cuerpo completamente tenso, su cabello caía sobre sus hombros y unos cuantos sobre su cara. Ya no estaba sonriendo y todo el buen ambiente que hubo entre nosotras hace instantes se esfumó - ¿Estás bien? ¿Katte? - Me levanté corriendo hasta llegar a su lado - ¿Katte? ¿Qué es? ¿Qué estás viendo? – Trate de seguir su mirada pero no vi nada, solo árboles, estaba mirando al fondo, al otro lado de la carretera que quedaba al frente de la casa, y ahí solo había un bosque (es normal, es decir, vivíamos en una ciudad que estaba rodeada por un bosque).

-¿No tienes nada mejor que hacer además de arreglar el jardín? – Volví mi mirada a Katte, pero ella seguía viendo quién sabe qué, aún parecía un poco aturdida, había miedo en su mirada - ¿No ves que es muy grande? Deja al jardinero hacer su trabajo, por algo se le está pagando – Ahí se rayó el disco, ¿Katte More de verdad dijo algo como eso? ¿Quién eres y qué le hiciste a mi hermana?

-¿Qué sucede contigo? – La jalé un poco del brazo para que me mirara.

-Nada - Miró al frente de nuevo, al bosque, y su cara se contrajo de una forma extraña - No tardes Lyla, entra ya - Su voz salió entrecortada, aun con la vista fija en el bosque y luego de unos segundos salió disparada dentro de la casa. Últimamente estaba comportándose muy raro. Ya casi no salía de su habitación, tenía grandes ojeras y estaba cada vez más delgada, terminó con su novio e ignora las llamadas de sus amigos, mamá atribuye todo eso a su edad y dice que ella pasó por lo mismo.

De cualquier forma desde su cumpleaños 17 ha estado muy rara, apenas han pasado tres meses desde entonces y ya casi parece otra persona. Katte es una chica muy hermosa, tiene el aspecto de un ángel, todos lo dicen, siempre fue admirada por los chicos y envidiada por las mujeres, aun así casi todo el mundo la quería, tenía un carácter risueño y dulce, sus lindos ojos color ámbar irradiaba tranquilidad y era realmente amable con todo el mundo. Tardé unos minutos asimilando lo ocurrido antes de entrar.

 

 

- ¿Katte? - Toqué la puerta de su habitación. Durante la cena estuvo muy rara, no dejaba de mirar por la ventana, no terminaban de recoger la mesa cuando ella salió corriendo a su habitación - Oye creo que Karen y yo iremos hoy a ver una película ¿Quieres venir? - Nada. Estaba dispuesta a irme pero justo que doy un paso atrás escuché un murmullo - ¡Vamos Katte no me ignores! ¡Sé que estás ahí! ¡Te puedo escuchar! – Toqué la puerta nuevamente con los nudillos pero esta vez con más fuerza.

Ya no se escuchaba nada, esperé ahí parada un rato y justo cuando me dispuse a irme nuevamente volví a escucharlo, pero esta vez se oían varias voces, Katte no estaba sola ahí adentro, no entendía qué decían así que pegué mi oído a la puerta, el frío de la madera me hizo estremecer.

Escuché unos cuantos pasos dentro y cómo movían algunas cosas. No lograba entender lo que decían, era como si el viento soplara palabras entre esas cuatro paredes. Yo normalmente no era de esas personas que espían a sus hermanos mayores pero había algo en esas voces, algo que me aterraba pero aun así no podía moverme, del bordillo de la puerta salía una brisa fría y podía sentir como el aire se colaba por mis huesos...

-No dejes que me lleve - Una voz entrecortada a mi espalda. Grité y perdí el equilibrio. Katte estaba parada a unos cuantos metros de mí observando, más blanca de lo normal y con una expresión espeluznante, sus ojos abiertos de par en par y su boca haciendo una fina línea. Antes de que pudiera decir nada sentí como el pomo de la puerta se movía, con el susto había saltado hacia atrás y me lo había enterrado en un costado. Ignoré el agudo dolor y me aparté lentamente - No permitas que me lleven - Volvió a repetir. No contesté, estaba muy ocupada mirando como el pomo de la puerta se movía, como intentando girar. Mis manos temblaban y el frío me congelaba.




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