Guardianes

Capítulo II - La agenda de las tres flores

Últimamente las cosas están un poco tensas en casa, suelo dar paseos por las mañanas antes de ir a clases, así me salto el desayuno familiar y a una Kendra con poca paciencia para una Katte descontrolada. El fin de semana debemos ir a donde la abuela y aunque amo a esa mujer, su casa siempre me ha parecido aterradora, es oscura y húmeda, no me sorprendería que a la abuela en cualquier momento le saliera moho o algo por el estilo.

Anoche Ryan me estuvo llamando como loco pero no podía contestar, Katte y yo estábamos en pleno sermón de mamá, y cuando al fin le contesté el teléfono, se escuchaba algo alterado... Me invitó para que me quedara con él y su familia fuera de la ciudad el fin de semana, le conté mis planes de ir a visitar a la abuela pero no dejó de insistir en ningún momento.

Puede parecer normal entre adolescentes esa necesidad de estar a solas con tu pareja, pero él nunca es así de insistente, de hecho se mantiene casi siempre en un estado de calma. Al final le corté la llamada luego de decirle que mamá me necesitaba para lavar los platos (una mentira patética).

Los pájaros no paraban de cantar y el aire frío me envolvía completamente, adoraba este clima, nuestra casa está apartada de la ciudad y mis vecinos más cercanos están a unos cuantos kilómetros así que rara vez pasaba algún auto por aquí. Mientras caminaba no pude evitar fijarme en algo que estaba tirado en medio de la carretera, me acerqué, no sin antes asegurarme de que no viniera algún auto, era una agenda negra con unas inscripciones extrañas en la portada junto a unas flores... naranja, rosa y amarillo.

-¿Qué crees que haces? - di un respingo ¿De dónde había salido éste tipo? El chico que vi el otro día con Katte, estaba parado observando con una mirada recelosa mientras yo estaba a punto de ojear la agenda. Sus ojos eran oscuros y su cabello estaba hecho un desastre, era muy alto así que resultaba muy intimidante.

-Me acabas de dar un susto de muerte - Dije mientras me tomaba el pecho.

-¿Puedes devolver mi agenda? - Extendió la mano hacia mí esperando que se la entregara, noté en su voz un leve acento inglés. Dejó claro que no estaba muy feliz - ¿Está sorda? - Finalizó, al ver que no se la devolvía.

-¿Qué haces por aquí? - Pregunté mientras le entregaba la agenda. Por supuesto que me molestaba su grosería, pero la situación me parecía tan extraña que no sabía cómo comportarme.

-No es asunto tuyo -¡Ah! No es asunto mío, seguramente estuvo con Katte mientras yo caminaba por ahí - Me parece que eres bastante pequeña como para querer meterte en cosas de adultos - Que ridículo, como mucho me llevaría un año o dos ya que estudiaba con Katte. Sonrió burlón y me miró desde arriba, luego se dio la vuelta y comenzó a alejarse.

-Pero que idiota... - susurré en voz baja. Quedé paralizada un momento, fue como un golpe en la cara que me agarró fuera de base - ¡Oye! ¡Bicho raro!

-¿Perdona? - se volvió molesto, quizá me pasé un poco, al menos esta vez volteo a ver mi cara en lugar de ignorar lo que decía.

-Ya me escuchaste - No me iba a retractar - Necesito respuestas, ¿Qué está sucediendo? ¿Tú y mi hermana están saliendo? Porque no encuentro lo divertido en salir con alguien tan patético como tú.

-¿Patético? - Cerró los puños de golpe y avanzó unos pasos hacia mí - ¿Por qué se supone que soy patético?

-Un chico que ni siquiera muestra un poco de decencia frente a un extraño y arremete contra ese extraño cuando el descuido fue propio - Me refería al hecho de que dejó botada su agenda y me trató mal a mi por su error. Me acerqué un poco mirándolo directamente a los ojos - me parece bastante patético, no me pareces interesante ni misterioso, eres un déspota que cree que merece el respeto que no otorga - su semblante se crispó un poco, no lo conocía lo suficiente para saber por qué - no fue un placer hablar contigo ni tampoco conocerte, si estoy siendo maleducada no me importa, no mereces que te trate con la más mínima decencia - Ya toda esta situación me tenía de los nervios y este sujeto no parecía querer responder. Me di vuelta y comencé a alejarme.

-Yo no soy quien debe contarte - me detuve y lo miré pero fue en vano, ya se estaba alejando ¿Pero qué le pasa? Katte va a tener que explicarme muchas cosas y lo hará ahora.

Corrí el camino de regreso a casa, cuando llegué estaba muy agitada y mi humor estaba por el piso a pesar de que apenas comenzaba el día. Busqué mi mochila y mis cosas (incluyendo el desayuno) y luego fui directamente a la habitación de Katte, cuando entré ella estaba metiendo algunas cosas en su mochila. Mis padres ya se habían ido y faltaba al menos una hora para que pasara el bus del colegio, nuestros padres le compraron un lindo auto a Katte para su cumpleaños 17, pero no podrá usarlo hasta que cumpliera la mayoría de edad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.