Guardianes

Capítulo VI - La primera mentira

Llegamos al club, se podía escuchar el sonido de la música a la lejanía que era atenuado por las gruesas paredes de la hacienda. Este lugar me encantaba, de pequeñas Karen y yo veníamos mucho, era gigantesco, tenía zonas verdes, parques, piscinas, spas, canchas y canchas de juegos, áreas de todo tipo, tiendas, auditorios, gimnasios... en fin, muchas cosas. Para Karen y para mí era la gloria venir aquí, desde ese entonces nos inscribimos en natación y gimnasia.

Mamá siempre nos ha obligado a exigirnos demasiado a nosotras mismas, y ya se volvió una costumbre propia. Practico dos deportes, asisto a clases de idiomas (además de las que de por si da el colegio) y además, debo salir muy bien en clases, si llego a fallar en alguna de estas, la solución de mi madre seria alejarme de Ryan porque 1) Servirá como motivación para que mejore y 2) Si no tengo tiempo para estudiar tampoco tengo tiempo para un novio. Nunca me prohibió tener novios, pero según ella "la libertad acarrea nuevas responsabilidades" y así ha sido toda mi vida.

Ahora nos dirigíamos a uno de los salones de fiesta, mientras más nos acercábamos más ansiosa me sentía. No podía dejar de pensar en la posibilidad de que alguien nos podría descubrir, definitivamente no querían que nosotras viniéramos, primero la lista, luego las pulseras, me lo estaba tomando muy personal, quizás no éramos las únicas personas que habían dejado por fuera, pero, se sentía como si todas aquellas restricciones fueran para que nosotras no entráramos. En la puerta había cuatro hombres, vestidos de negro, con pinta de matones de traje y corbata. Les mostramos nuestras pulseras y pronunciamos nuestros "nombres", pasamos a la habitación siguiente y mi corazón pareció volver a la vida, por un segundo creí que había muerto.

-A eso le llamo un infarto – Karen debía estar igual que yo, agradecía al cielo por haber conocido a Karen y por tenerla en este preciso momento a mi lado.

El salón era grande y se dividía por niveles, había luces de neón por todos lados, del resto estaba oscuro, la música estaba alta cerca de la pista de baile y en las mesas que se encontraban alrededor, pero en los lugares más alejados se escuchaba de forma moderada. Todo el mundo vestía ropa histórica, al igual que nosotras, conocía algunos rostros pero otros eran muy difíciles de distinguir debido al maquillaje y la falta de luz. Había un olor dulzón, si me concentraba en él me daban nauseas.

-Que fiesta más rara...

-Ahora que lo pienso nunca habíamos asistido a una fiesta con una temática así – Karen tenía razón, bueno, la verdad no es que asistamos a muchas fiestas – Muy bien, ahora recuerda que ni tu hermana, ni los dos extranjeros pueden vernos.

-¿Dónde crees que estén? – Miraba lo más disimuladamente posible en todas las direcciones pero no los localizaba.

-Cálmate – No era necesario que susurráramos, la música callaba nuestras voces, la única razón por la que nos entendíamos era porque estábamos una muy cerca de la otra – si sigues buscando así llamarás la atención – Caminamos entre la multitud y subimos al segundo piso del salón, donde había un balcón desde el cual se podía observar perfectamente casi todo el área – Busquemos desde aquí – Karen tenía experiencia en espiar personas, la he acompañado a espiar a muchos chicos a lo largo de nuestra adolescencia. En la parte de abajo vi a una silueta con un lindo cabello dorado caminar, conocía esa forma de andar, era Katte.

-Karen ¡Mira! – La jalé del brazo y señale donde estaba Katte – Ahí está – Estaba emocionada, fue como encontrar una aguja en un pajar. Claro que por alguna extraña razón Karen no compartía mi emoción, cuando la miré estaba completamente entretenida mirando en otra dirección - ¿Karen? ¿Qué sucede? ¿Me has escuchado?

-Lyla... -Me miró seria – Mira hacia allá – señaló al otro extremo de la pista de baile de donde había visto a Katte – Ese de ahí, ¿No es Ryan? – Algo dentro de mí se sacudió, era una fea sensación, mi corazón se aceleró y sentí una opresión en la garganta, sentí que la sangre subió a mi cabeza, no entendía el por qué de esta reacción, me sorprendió mucho sentir todo esto, como si estuviera descubriendo algo muy malo que podría mover mi statu quo.

Ryan estaba recostado en una de las paredes con su típica actitud despreocupada bebiendo de una copa, lucía hermoso, usaba un traje americano como del siglo XX, de esos que usan los hombres en las películas de mafiosos, con su sombrero colgando de su mano izquierda, volvió a acomodar el sombrero sobre su cabeza ocultando así su rostro, pero ya era tarde, ya lo había visto. De un momento a otro apareció Vanessa (la mejor amiga de mi hermana) con un vestido japonés y comenzaron a hablar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.