Guardianes

Capítulo VII - Hay algo que debo recordar

La casa estaba completamente sola y oscura, daba miedo, podía escuchar a los grillos y las chicharras, nuestra única iluminación era la luz de la luna, el aire frío se colaba por mis huesos. Mis padres estaban de viaje y Katte todavía se encontraba en la fiesta, se supone que hoy me quedaría con Karen en su casa, al menos eso le dijimos a Katte para que no sintiera la necesidad de volver antes.

La habitación de Katte quedaba en el segundo piso y mi habitación quedaba en el ático, era el último nivel. Subimos las escaleras a oscuras, no queríamos tener que dar explicaciones si Katte llegaba antes de lo esperado. El plan "B" era que si llegaba antes de lo previsto, Karen y yo nos esconderíamos en mi habitación para luego irnos mientras Katte dormía, por eso Karen estacionó su camioneta entre unos matorrales a varios metros de distancia de la casa, no fue un trabajo sencillo.

Llegamos a la habitación de Katte, encendí la luz, de cualquier forma las ventanas de la habitación de Katte daban al patio trasero de la casa. Todo estaba pulcramente ordenado, había maquillaje en su escritorio y algo de ropa sobre la cama, parece que salió algo apresurada, pero del resto todo estaba organizado.

-Muy bien, Karen – señalé el lado derecho de la habitación – Tú ocúpate de este lado. Busca 1) Su diario y 2) Cualquier cosa que te parezca extraña. Yo me encargaré del lado izquierdo.

-Claro – Comenzó a moverse - ¿Cómo luce su diario? – Katte escribía en diarios desde los diez años de edad, compraba uno nuevo cada año, y es una locura cómo es que tiene 7 diarios escondidos por ahí. Podría hacer una autobiografía si los recopilara todos.

-Creo que el de este año es azul.

-Eso no ayuda mucho.

-Cuando veas una libreta azul escondida, sabrás que es ese.

-No entiendo, ¿Tiene un escondite para cada diario en su habitación?

-Es extraño... Yo tampoco le encuentro mucho sentido... - No estaba en los estantes con sus libros, tampoco debajo del colchón o entre las almohadas de su cama, no había tablas sueltas en el suelo ni en el armario, buscamos detrás de los cajones de cada mueble, entre los cojines de los sofás, entre las plantas, en las lámparas, en el baño, incluso buscamos sonidos huecos en la pared y el techo con ayuda de un par de escobas.

-Lyla... Aquí no hay nada - ¿Cómo mi hermana pudo esconder siete diarios en su habitación? Todos en lugares diferentes. Recuerdo que hace años le pregunté dónde escondía cada diario, ella me respondió que nunca guardaba dos diarios en el mismo lugar. ¡Maldición!

-Karen... Los diarios deben estar escondidos por toda la casa – En el fondo, luego de buscar tanto, Karen sospechaba que debía tratarse de algo como eso, su mirada me lo dijo. Pero de cualquier forma la realidad de ese hecho la golpeó. Nos tiramos rendidas sobre la alfombra, mirando el techo – Llevamos más de dos horas en esto, Katte llegará en cualquier momento.

-¿Escuchaste eso? – Se levantó asustada y corrió fuera de la habitación por el pasillo, luego de unos segundos volvió – Lyla se acerca un auto – Karen estaba alterada, comencé a sentir que mi cabeza palpitaba. ¿Dónde? - ¿Lyla? - ¿Dónde? – Lyla no tenemos tiempo – Piensa Lyla, ¿Dónde?

Cerré mis ojos e ignoré las suplicas de Karen. Katte es una chica inteligente, pero al mismo tiempo bastante neurótica, ella no se alejaría mucho de sus diarios y mucho menos los dejaría al azar por la casa arriesgándose de que alguien los encontrara, ella necesitaba controlar todo para que las cosas salgan bien. Abrí mis ojos y miré la estantería. Debe ser algo tan obvio y sencillo que hace imposible que otra persona los encuentre, algo de lógica, a Katte le gustaban los juegos mentales... Juegos mentales.

En el estante habían muchos libros, libros de inglés, francés, historia, artística, novelas, enciclopedias, diccionarios. ¿Por qué Katte tenía tantos diccionarios? Hasta donde sé ella solo maneja cuatro idiomas, castellano, inglés, francés y alemán ¿Por qué tiene diccionarios de mandarín, japonés, ruso, holandés, coreano, portugués y catalán? Katte es una obsesiva del orden, ¿Qué orden pueden tener esos diccionarios? Orden alfabético no es.

Si no es por orden alfabético, tampoco por su edición o volumen... Esperen un momento, es el orden en que visitamos esos países durante las vacaciones de los últimos cuatro años. A Katte no le gustan los idiomas, aprendió a hablar cuatro de ellos porque mamá la obligó, esto solo podía significar una cosa... Me levanté corriendo, pude escuchar cómo abrían la puerta del frente.




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