Guardianes

Capítulo XII - Volvamos por un momento al pasado (Primera parte)

Pasé en vela toda la noche, pensé en lo sucedido una y otra vez, cada vez que me quedaba dormida soñaba con que el tipo del pasamontañas volvía a atraparme, y mientras que estaba despierta no dejaba de pensar en Ryan y Vanessa. Luego de torturarme demasiado, en plena madrugada me di cuenta de algo importante y me sentí increíblemente estúpida. No era más que una suposición, no sé si soy yo aferrándome a la esperanza de que Ryan me ame o si estaba en lo cierto.

Los hechos eran bastante extraños, Vanessa le envía esas fotos desde un lugar con poca iluminación y sin mostrar su rostro, si las fotos fueron de ayer en la mañana debió ser después de que volviera y me mandara a la boca del lobo, por último, la foto con su rostro la envió luego de ver que Ryan no llegaba a la "cita" y cuando lo hizo empezó a llamarlo como loca, y por último está el detalle que se me perdió el celular.

Estaba tan alterada que ni siquiera revisé las conversaciones más viejas. Vanessa me las jugó (de nuevo). La otra opción era que Ryan y Vanessa tuvieran un amorío en secreto y me estaban viendo la cara de estúpida. Pero me costaba mucho imaginar a Ryan en ese plan, yo lo conocía, debía pensar en eso, debía confiar en él aunque me llevara la frente en el proceso de la estrellada que me voy a dar. Le daré el beneficio de la duda.

Fue estúpido sacarlo sin siquiera hablarle o escucharlo, claro que en ese momento lo quería matar y me quería morir, pero me dejé llevar. Se supone que tenemos dos años de relación y no tres meses, debería ser "madura" al enfrentar este tipo de cosas. Había dejado descolgado el teléfono de la habitación porque Ryan no había parado de llamarme, supongo que se dio cuenta del por qué de mi comportamiento. Me acerqué y marqué a la habitación de Karen.

-¿Sí? – La voz de Karen sonaba pesada y pastosa, debí despertarla. Claro que eran las cinco de la mañana.

-Karen, sé que es muy temprano, pero necesito tu ayuda en algo – miré hacia la enfermera, estaba profundamente dormida, incluso roncaba un poco.

-¿Sucedió algo? – Karen parecía alarmada.

-Si sucedió algo, pero nada respecto a mi salud. Es sobre Ryan.

-Ah – parecía relajarse - ¿Qué sucedió?

-Te cuento cuando te vea, ven a mi habitación – caminé hasta el vestidor con cuidado – debes ayudarme a salir de aquí, le dejaré una nota a la enfermera diciendo que fui a verte.

 

 

 

-Lyla, ¿Me puedes contar por qué estamos espiando la puerta de la habitación de Vanessa desde hace dos horas?

-Porque en algún momento va a salir.

-Eso no era lo que quería saber – me miró con fastidio – Si no me explicas no entenderé nada, así no podré ayudarte.

-Creo que Ryan me engaña con Vanessa – Karen me miró raro.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste, encontré unas fotografías de Vanessa desnuda en el teléfono de Ryan – Karen abrió la boca formando una gran "o" - Te contaré cómo fueron realmente las cosas con el asunto del ataque y lo que pinta Vanessa en todo esto, pero no le puedes contar a Katte – me miró diciendo "no era necesario que me lo pidieras" – y te contaré lo que sucedió con Ryan – Le conté con lujo de detalles todo lo sucedido, cuando terminé tenía ganas de asaltar la habitación de Vanessa y sacarla por los pelos – Debes controlarte.

-Esa perra... Esa perra traicionera... - Karen estaba hecha una furia.

-Espera, mis padres llegaran dentro de poco y necesito resolver esto antes de que lleguen – pareció calmarse.

-¿Piensas contárselos?

-Sí, les debo contar todo, ellos serán mis abogados, deben saber toda la verdad.

-Tu madre va a enloquecer... Nos colamos a una fiesta, problemas de chicos... Creo que le dará algo.

-Lo sé... - me gustaría mentir y decir que no estaba nerviosa o asustada, pero si lo estaba. Como sea, me criaron para enfrentar mis problemas, no para huir de ellos.

-Volviendo al tema, ¿Qué conseguirás espiando a Vanessa?

-¿Recuerdas que desde pequeñas Vanessa es bastante impaciente?

-Por supuesto, una vez comenzó a discutir con la chica de los helados porque quería comer helado de yogurt y la mezcla no estaba lista.

-Eso más que impaciencia es mala educación – la miré ceñuda.




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