Ese fin de semana Vanessa se fue a la fiesta en el lago de cualquier forma, en el fondo me sentía aliviado pues recuperé un poco de mi individualidad. No me gustaría decir que Vanessa me asfixia pero es la definición más cercana a lo que siento. Cuando llegué a la casa de Katte hacia un buen día, el sol brillaba y el cielo estaba azul, un día perfecto para entrenar Krav maga, pero estaba aquí...
-¿Hola? - cuando bajé la mirada me encontré con que ya habían abierto la puerta, ni siquiera me había dado cuenta, y me sorprendí un poco con lo que me encontré. La chica del pasillo me miraba desde abajo - ¿Buscas a alguien...? - ah que idiota, me quedé mirándola fijamente sin decir nada. Debe pensar que soy un estúpido.
-Busco a Katte - carraspee un poco e intenté disimular lo ocurrido.
-Ah, eres el chico que vendría por su castigo - terminó de abrir la puerta e hizo una seña para que entrara - pasa, ella está en la cocina preparando quién sabe qué para recibirte - comenzó a caminar delante de mí. Yo por simple instinto comencé a seguirla - tuve que dejar de ensayar para venir a abrirte - me lo decía como si fuera un reproche. Era una chica un tanto cínica.
-Eh... ¿Lo lamento? - se volteó a mirarme cuando se dio cuenta de la situación. Sus ojos estaban enormes y parecía avergonzada.
-Oh no, no lo quise decir de esa forma... bueno realmente sí, pero no debí, yo soy quien lo lamenta... - se mordió el labio nerviosa, o incomoda, no sabría decirlo. Tenía lindos labios, carnosos y lindos labios... - Bueno...
-Está bien, tranquila, no me ofendió para nada - concéntrate Ryan, ¿Que tiene en particular esta chica que me tiene así? Es linda, sí... pero eso no lo justifica.
-De acuerdo - me regaló una amplia sonrisa, sus ojos de achinaron un poco y se le hicieron unos pequeños hoyuelos en sus mejillas. Contuve la respiración por un momento sin darme cuenta, y antes de fijarme ya le estaba devolviendo la sonrisa - muy bien, vamos - sin prestar mucha atención volvió a retomar la marcha, distraída con sus pensamientos, sin preocuparse por lo sucedido anteriormente, el único afectado era yo. Era una chica graciosa.
-¿Cómo te llamas? - ya sabía su nombre, pero quería que me lo dijera.
-Lyla ¿Y tú? - ni siquiera volteó a mirarme, pero tenía una rara sensación de calidez en mi pecho, como si la conociera, como si me hubiera encontrado con alguien a quien extrañaba muchísimo. Me reprendí a mi mismo ante un pensamiento tan estúpido.
-Ryan - cuando llegamos a la cocina nos encontramos con Katte, efectivamente estaba horneando unas galletas. La cocina quedaba casi al otro extremo de la casa y daba al patio trasero con una gran puerta corrediza de vidrio. Ahí había una especie de tarima de madera donde se encontraba Karen, cuando Lyla se despidió de nosotros salió a reunirse con ella y retomaron lo que yo supuse era su "ensayo", creo que era gimnasia, era realmente buena... -Ryan, ¿Me estas prestando atención? No has terminado ni la mitad de los ejercicios de matemática - era cierto. Me concentre en terminarlos lo más rápido posible luego de eso, era realmente bueno en matemáticas y se me facilitaba muchísimo. No tarde mucho en alcanzar a Katte.
Cuando Katte se levantó a supervisar nuevamente las galletas aproveché para dar otro vistazo por la ventana donde ellas dos seguían ensayando. Lyla se movía con gracia y elegancia, pero más que eso parecía disfrutarlo. Llegó un momento en el que comenzaron a bailar, tenia buen ritmo...
-¿Cuántos años tiene tu hermana? - no podía evitarlo, necesitaba saber más de ella.
-Oh, Lyla tiene trece años - Katte estaba muy ocupada sacando las galletas.
-Está en primero ¿No? – Aunque le estaba hablando no despegaba mi vista de la ventana - ¿Por ella es que te penalizó la señorita Austen? ¿Por defenderla?
-Sí - suspiró - Lyla es mi hermanita menor, mi instinto me hace llegar a los extremos para defenderla - volteó a verme - de hecho estoy preocupada por ella.
-No me imagino por qué, seguramente no es tan grave, solo son chicos estúpidos que la molestan... Se ve que tiene un carácter fuerte, podrá con eso...
-Eso no es lo que me preocupa - miró por la ventana - me preocupa el que esté herida. Todo esto comenzó porque le envió una carta declarándose al chico del que está enamorada desde hace como seis años - me sorprendió la información que acababa de recibir - sé que es algo joven pero está realmente enamorada - sonrió distraída - el idiota ni siquiera sabía quién era y le contó a todo el mundo - ese niño necesita unas cuantas lecciones de cómo se comporta un verdadero hombre.