Guardianes

Capítulo XV - La casa del terror (Primera parte)

Llegamos a la casa del lago ayer por la noche, mañana seria 31 pero compramos suficiente comida para los siguientes tres días ya que pensamos quedarnos más tiempo. Hicimos el viaje por carretera pues creímos que sería más divertido así, pero Ryan y Leon no dejaron de pelearse durante todo el camino, se volvió tan tedioso que terminamos parando para alquilar otro vehículo y nos dividimos. Ya todo luego de eso estaba más tranquilo. Támara estaba buscando a su novia en el aeropuerto, Karen estaba visitando todas las habitaciones decidiendo con cuál se quedaría, Ryan estaba practicando krav maga en el pequeño puerto y León estaba comiendo como si no existiera un mañana.

-Si sigues así te acabarás todas las provisiones y tendremos que ir a comprar más.

-Sí, que bueno que seamos ricos y no sea una limitante el dinero.

-Ese comentario estuvo fuera de lugar, Leon – le di una mirada significativa - con que respondieras que irías tú a comprarlas si te las acababas era suficiente - estaba acomodando los alimentos en la despensa.

-¿A quién quieres engañar? No sé porque tu mamá se esfuerza tanto en hacer parecer que a pesar de nadar en dinero pueden llevar una vida "humilde", es decir, mira mi familia, mi familia es una de las más importantes entre los Guardianes, de donde yo vengo lo más importante es el renombre y si lo desafías estás quemado... Oh pero ¿Qué importa que no puedas expresarte ni tener personalidad propia cuando lo compensan todo con grandes cantidades de dinero? tengo suficiente dinero para pagar por millones de órganos en el mercado negro - lo miré como si estuviera loco ¿Que le sucedía? Últimamente se estaba comportando muy raro, más agresivo y cínico que de costumbre. Hace una semana que no entrenábamos y solo se justificó diciendo "tendremos vacaciones navideñas".

-¿Que te sucede? - terminé de acomodar la ultima lata y cerré las puertas de la despensa, luego me voltee para enfrentarlo - Ya es suficiente, si algo te está molestando tienes dos opciones 1) Contarme y desahogarse o 2) Guardártelo y asumirlo, sin comportante como un jodido idiota.

-O también puedo 3) Ser un jodido idiota sin que me importen los demás - sea lo que sea debía ser grave, Leon siempre ha sido crudamente sincero pero jamás era grosero y ofensivo a este nivel. Por la forma en que hablaba parecía resentido, todo apuntaba a una disputa familiar y esas eran aguas muy profundas para mí, se lo dejaría a Támara.

-Escucha, no puedo obligarte a nada, haz lo que quieras, pero no te la pases tirando porquería a los demás. Nadie en esta casa tiene la culpa de lo sea que te suceda, así que compórtate como un hombre y enfréntalo - no esperé respuesta y subí al piso de arriba. Karen se había adueñado de la habitación con el armario más espacioso (lo cual no es ninguna sorpresa. Todos los años hacia lo mismo. Buscaba y buscaba para al final quedarse con la misma habitación).

-Ly ¿Dormirás en la habitación de siempre?

-Sí... ¿Me quieres ayudar a subir las maletas?

-Ni loca - Karen sonrió para luego darme la espalda y comenzar a ordenar su ropa. Le saqué el dedo medio mientras no veía - te vi - salí rápidamente de la habitación fingiendo que no la escuché. Esa mujer tenía capacidades sobrenaturales, como ojos en la espalda.

Cada quien tenía su habitación, nadie dormiría con nadie. No es que fuera una regla estricta, simplemente estábamos acostumbrados a esto. Esta era la primera vez que nuestros padres nos dejaban venir a todos sin la supervisión de algún adulto, aun así no es la primera víspera de año nuevo que pasamos aquí, lo hemos hecho durante tres años, en los últimos dos se nos unió Ryan.

De cualquier forma nuestros padres no nos dejarían solos tan fácilmente, la verdad no sé por qué este año lo hicieron. Quizás sea porque la mayoría aquí está por cumplir la mayoría de edad y las únicas con 16 años éramos Karen y yo.

Pasamos la tarde jugando todo tipo de juegos de mesa, aunque casi ninguno quiso jugar ajedrez conmigo cuando saqué el tablero, mejor dicho, solo Ryan jugó ajedrez conmigo cuando saqué el tablero. Luego salimos a jugar un rato con el balón, lo cual fue una mala idea pues soy bastante mala para los deportes que incluyen una pelota, solo estuve jugando el rato suficiente para darme un buen golpe en la cara. Luego de eso decidí que no jugaría más. Me senté junto a la novia de Támara, ella estaba tomando el sol a diferencia de los demás que estaban jugando. Su nombre es Mía.

-Hey ¿No tienes frío? - es cierto que el día estaba algo soleado, pero comenzaba a correr una brisa fría que abría paso al final de la tarde.




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