Guardianes

Capítulo XXI - El arrepentimiento

Estaba sentada en mi escritorio terminando mi presentación para artes. Era sábado por la noche. El viernes por la noche Vanessa divulgó en sus redes sociales conversaciones personales entre ella y sus amigos, en esas conversaciones hablaban mal de ciertas personas y delataba un poco lo que sucedió con Brandon. Claro que no fue Vanessa, pero no podría demostrar algo diferente. Todo el mundo se enteró que la verdadera mentirosa y traidora no era Katte. Guardamos información para tener una carta bajo la manga por si volvía a enloquecer.

Debería estar entrenando. Los entrenamientos de los Rahea son diferentes a los que Leon me estuvo enseñando. No solo es un intenso entrenamiento físico, sino que también entrenan el equilibrio mental y la sincronización de tu mente con tu cuerpo. Se supone que así comenzaré a controlar mi poder, pero, aunque Leon me venía sermoneando sobre el tema desde que llegó, estuve demasiado ocupada planeando lo de Vanessa y redactando este texto para cumplir la promesa que le hice a Karen.

Me fijé en que algo raro estaba pasando, podía sentir la humedad a mi alrededor... Era como si el agua en el ambiente zumbara y yo pudiera presentir que estaba ahí, no podría explicarlo con palabras, era una sensación que nunca antes había sentido.

-¡Lyla! – Bajé el lápiz de golpe. Esa era la voz de mamá. No tardó mucho en aparecer por la puerta. Ni siquiera tocó antes de entrar, automáticamente me puse a la defensiva – Te estoy llamando desde hace rato – Me lanzó una mirada desaprobadora. La ignoré y fingí que volvía a concentrarme en mi tarea.

-No te escuché... Es más, no sabía que papá y tú habían vuelto del viaje.

-Eso está claro – su tono era extraño – No volvimos los dos, vine sola. Debo darte una noticia importante – Esto me olía mal. Levanté mi vista y le presté más atención – Tu papá y yo nos estamos separando, me voy a mudar a un apartamento en la ciudad y tú vendrás conmigo. Te quedará más cerca del colegio...

-¿Qué? – Mi mente se esforzó en procesar toda la información, no sabía si en cualquier momento se reiría y me diría que era un chiste. Que horrible manera de darle a tus hijos una noticia de ese nivel.

-Lo que escuchaste... empaca – acto seguido salió de mi habitación. Yo tomé mi cabeza entre mis manos y la hundí entre los papeles, me había comenzado a doler.

 

 

 

Era lunes en la mañana, mi humor estaba por el piso. No pude descansar nada el fin de semana, terminamos mudándonos el domingo en la noche. Pasé todo el día empacando, y faltaron cosas que se quedaron en la casa, alguien iría luego por ellas. Mamá había contratado a una compañía para la mudanza y ordenarían todo, pero parecía que estuviéramos huyendo de la casa por la rapidez en que se hizo todo.

El apartamento era precioso pero resultaría problemático, ¿Cómo se supone que los guardianes se van a colar ahí? Es un ático, y el edificio tiene demasiados pisos, ni porque les salgan alas a esos dos iban a lograr llegar. Estaba muy preocupada sobre muchas cosas, entre esas estaba el hecho de que ni siquiera había hablado con papá y mamá no soltaba mayor información sobre el asunto.

Ya todos estaban enterados, llamé a Karen para que me ayudara a empacar, Támara y Leon también colaboraron. Mi relación con Leon se mantenía tensa y aun lo ignoraba, pero cuando lo vi solo en la puerta del salón de arte decidí que debía buscar información. Ellos ayer me prometieron que lo resolverían, así que quería saber cómo lo harían.

-¿Dónde está Támara? – Estaba completamente seria.

-Está resolviendo todo para poder mantenerte vigilada – me miró desde arriba – debes relajarte, has vivido emociones muy intensas y no te detienes. El Rahea debería simbolizar tranquilidad y en lugar de eso te encuentras desbocada. Si sigues así cosas malas terminaran pasando.

-Cosas malas ya me están pasando.

-Pues con esto solo conseguirás atraer más.

-¿No tienes clases? - Pregunté claramente irritada.

-No, para poder vigilarte todo el tiempo decidimos que repetiríamos el año, así quedaremos en tu nivel.

-Sí que son dedicados – Me adentré en el salón y no miré hacia atrás. A ellos de verdad no les importaba perder un año de estudios o si los dejaban de lado, su vida giraba en torno al Rahea.

El profesor comenzó la clase, varios alumnos pasaron al frente. Si apenas notó que Leon no era alumno de esta sección. Mis manos comenzaron a sudar mientras pasaban las personas, no sé por qué el profesor me estaba dejando de última, pero solo conseguía que me pusiera más nerviosa.




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