Guardianes

Capítulo XXIII - A la oficina del director

-No es posible… No es posible, esto es inaceptable – Mamá estaba acalorada hablando con las autoridades del Colegio por teléfono – Esto es inaudito… Deben corregirlo ya, reconsideraré el que mi hija estudie su próximo año ahí, la única razón por la que dejaré que termine este año es porque ya no queda nada de él… - Y ahí seguía. Yo estaba en la cocina escuchando su conversación mientras tomaba jugo de naranja.

-Mamá, esto puede pasar en cualquier lugar… El que seas rico no significa que seas cuerdo por naturaleza… - Levantó el dedo índice para callarme, yo la obedecí y suspiré cansada. Llevaba horas así.

Cuando salimos del colegio nos encontramos con mamá y Karen. Karen se me lanzó encima a mí, mamá se le lanzó encima al director… Bueno, no tan literalmente. El punto es que Kendra está muy molesta por todo lo sucedido, yo me sentía más bien culpable.

Tocaron el timbre y mamá ni siquiera lo notó, yo lo tomé como mi señal de huida. Recorrí todo el camino hasta la puerta, en ella me encontré a un atractivo par de Guardianes. Los invité para que pasaran pero ellos dijeron que no era necesario.

-Si entran ahora, pueden subir hasta mi habitación y pasar la noche, mamá no se daría cuenta – Ahora no me quería quedar sola. Ni loca.

-No es necesario – Leon me regaló una sonrisa burlona, yo lo miré mal por burlarse de mi justificado miedo. Luego de todo lo que pasó me di cuenta que no seguía molesta con él, pero no lo hemos hablado, muchos creerán que después del beso fue algo incomodo para los dos, pero la verdad es que no. Él lo hizo porque era necesario y yo lo entendía y agradecía.

-¿Qué es tan gracioso? – Lo miraba desafiante.

-No vayan a pelear – Aunque el tono de Támara intentaba parecer molesto, ella estaba sonriendo – Tenemos algo importante que contarte…

-¿Importante? – Levanté una ceja – hace tiempo decidí que no me gustan las sorpresas… Esperen un momento… ¿Cómo entraron al edificio? Tengo entendido que la seguridad es… - Sus sonrisas se ensancharon y yo los miré como si les hubiera salido otra cabeza.

-Venimos a que nos des la bienvenida – Señaló a su espalda – Compramos el ático del edificio conjunto a éste – De repente yo también estaba sonriendo.

-¿De verdad? – Casi empiezo a dar saltitos donde estaba. Donde vivía estaba compuesto por dos edificios que estaban conectados.

-¿Quieres venir a visitarnos? – Támara parecía emocionada.

-Quisiera… pero si me voy a mamá le saldrá otra cabeza – hice un mohín – Pero prométanme que me visitaran en la noche, estaré en la terraza.

-Por supuesto, desde nuestra terraza podemos subir el techo y caminar por él hasta llegar a tu terraza, por eso elegimos el ático conjunto – Luego de decirles la hora, entré nuevamente.

Cuando volví mamá ya no estaba hablando por teléfono, estaba revisando unos papeles en la barra de la cocina. Me senté en la mesa esperando a que me dijera algo, no sabía qué cosa, pero imaginaba que querría saber lo que sucedió y lo que viví…

-Cuando te gradúes como abogada será una gran ayuda para la firma… Últimamente los nuevos aspirantes vienen cada vez menos preparados…

-Eh… - Me tomó tan fuera de base sus palabras que tardé un momento en entender su significado – No… Yo pensé que querrías hablar de lo que pasó…

-No es necesario, ya la policía me dio el reporte y hablé con las autoridades del Colegio. Tomaré medidas legales contra los atacantes… definitivamente… - Estaba distraída con lo que estaba leyendo. Yo intenté que no me afectara el que no haya querido escuchar mi versión – No puede ser, no puedo con esto – hizo a un lado los papeles – asegúrate de prestar atención en la asignatura de contratos… Detesto la mediocridad.

-¿Quién dijo que yo estudiaría la misma carrera que tú?

-Es lógico, lo harás… Te estuve preparando toda tu vida para eso…

-¡Mamá! – Se detuvo sorprendida de que le haya subido la voz. Yo también estaba sorprendida así que intenté controlarme – No quiero estudiar Derecho, me gustan otras carreras, de hecho…

-Detente ahí – Se levantó – Yo pagaré tu carrera universitaria, así que estudiarás lo que yo diga… - Me miró como si estuviera comportándome de forma absurda, eso solo me indignó más, no sabía qué le sucedía últimamente, pero esto había llegado al límite – No me mires así… Yo sé qué es lo más conveniente para ti… - Luego de eso salió de la cocina.




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