Guardianes

Capítulo XV - ¿Qué es moralmente correcto?

El teléfono de la habitación comenzó a sonar y yo me levanté de la cama donde estaba sentada para contestarlo. Ya había pasado al menos veinte minutos desde que hablé con Leon y aun no llegaba.

-¿Hola?

-Señorita More, un Guardián llamado Leon Northom solicita la entrada al Hotel, específicamente a su habitación, ¿Usted lo autoriza? – La voz era de un hombre. Me sorprendí un poco cuando me pidió mi autorización ¿No se supone que era mi Guardián y por ende mi niñera a tiempo completo?

-Sí… Él es mi Guardián.

-¿Él le dijo que por ser su Guardián usted debía dejarlo entrar? Solo dígamelo y rechazaremos su entrada…

-No, no – lo interrumpí y mis palabras salieron atropelladas – Yo lo llamé, quiero que suba a mi habitación.

-Entendido – Luego de eso cortó la llamada. Yo me quedé pasmada con el teléfono contra mi oído pensando en lo que acababa de pasar, luego lo volví a poner en su lugar.

Más tardó Leon tocando la puerta que yo abriéndola, lo tomé de la muñeca y lo jalé hacia adentro y luego volví a cerrar la puerta, poniéndole nuevamente el pestillo. Cuando me fijé en su apariencia noté que lucía cansado, vestía un pantalón deportivo color negro, un suéter del mismo color y una sudadera azul claro.

-¿Saliste de la cama y corriste hasta acá? – La culpa me invadió. Ya era muy tarde, debía estar descansando.

-No podía quedarme dormido, solo estaba recostado viendo una película – Sonrío mientras lo decía – Además no corrí, vine en mi motocicleta.

-¿Tienes una motocicleta? – Lo miré sorprendida.

-Sí ¿Qué tiene de extraño? La compré y la tengo guardada en la casa de un amigo, la utilizo cada vez que vuelvo – Creo que nos estábamos desviando del tema principal.

-No me distraigas, no era de esto que quería hablar – lo señalé de forma acusadora – Aquí están pasando cosas muy raras y tú me vas a explicar qué le pasa a todo el mundo.

-Está bien – Subió sus manos en señal de rendición - ¿Qué quieres saber?

-¿Estás bromeando? – Comencé a enumerar todas las cosas raras que me habían pasado desde que llegué – Quiero saber por qué nos separaron, por qué me piden que te autorice para entrar en el Hotel, por qué todos los Guardianes en la agencia se comportaban tan extraño, por qué me acaban de invitar a una orgía y por qué el encuentro de esta mañana con Samuel y Lena fue tan extraño.

-Está bien… - Parece que estaba intentando recordar todas mis preguntas – Verás, ¿Recuerdas que te dije que debemos mantener la estabilidad emocional de los Raheas? Éste Hotel – hizo un movimientos con los brazos dando a entender que abarcaba el Hotel – es una especie de retiro para los Raheas, aquí no pueden entrar sus Guardianes al menos que ellos lo autoricen. Aquí los Raheas se toman unas vacaciones de lo asfixiante que puede ser estar todo el tiempo con una persona… Quizás ahora lo veas mal, ya que muchos Raheas que hacen ese tipo de cosas – Señaló hacia afuera, se refería a la orgía – están casados con sus Guardianes.

-¿Los están engañando? – Eso no era lo peor - ¿Y ustedes lo consienten?

-No es que digamos que todos los Raheas lo hacen pero si la mayoría, todos sabemos lo que ocurre dentro del Hotel pero nadie dice nada, porque la prioridad es la estabilidad del Rahea – Se sentó en uno de los sofás. Yo me contuve para no decir todo lo que quería decir, esto se estrellaba contra todas mis ideas de lo que creo moralmente correcto – En cuanto al comportamiento extraño de los Guardianes, existen dos tipos de Guardianes, los que son aptos para proteger a los Raheas y los que poseen otras cualidades que ayudan a la agencia, como ingeniería, arquitectura, informática, electrónica, en fin… El problema es que a todos nos entrenan independientemente del grupo al que pertenezcamos, a cierta edad es que nos dicen si poseemos las habilidades suficientes para estar al lado de un Rahea, nos adoctrinan con la idea de que no existe un mayor logro en la vida que ser el Guardián de un Rahea.

-¿No pueden tener más aspiraciones? – Levanté una ceja, él simplemente me sonrió.

-Presta atención – Frotó sus manos intentando entrar en calor. Recordé que me dijo que había venido en una motocicleta, debía estar congelado. Caminé hasta el armario para ver si conseguía alguna manta – Aquellos Guardianes, que a pesar de haberse esforzado tanto no consiguen ser enviados para proteger a un Rahea comienzan a tener ciertas frustraciones. Esos Guardianes dentro de la agencia te miraban así porque anhelan ser ellos quienes te protejan, ellos quieren esa oportunidad, y solo tú puedes darles esa oportunidad.




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