Doy varias vueltas en la cama sin poder dormir, no puedo sacar de mi mente el rostro de Dallas. Miro el reloj y son las 5:00 a.m. salgo de la cama y me voy a la sala de entrenamiento.
Me pongo los guantes y empiezo a golpear el saco de boxeo sin ninguna combinación de movimientos, solo necesito sacar todo de mí.
Llega un momento donde me dejo caer al piso, frustrada conmigo misma.
No lo salvé, no lo salvé —solo puedo pensar en eso
Me vuelvo a poner de pie y sigo pegándole al saco. Me detengo al escuchar unos pasos acercándose, miro y es Jessie.
—¿Qué haces despierta? — le pregunto
—Escuché cuando bajabas por las escaleras y pensé que te encontraría aquí
—Sí, bueno…
—¿Qué pasa?
—¿Qué quieres que te diga?, veo el rostro de Dallas cada vez que cierro los ojos.
—No puedo ni imaginar lo que sientes
—Me siento triste, sí, pero también enojada.
—Tienes todo el derecho a sentirte así, ahora debes recuperarte porque ellos saben quién eres tú.
—Sí y mi cabeza prácticamente tiene precio
—Leona, eres fuerte y muy buena guardiana así que no le tengas miedo a ninguno de ellos.
La abrazo, suelto un suspiro largo y me voy nuevamente a mi habitación.
Llego a la universidad y cuando estoy a punto de entrar veo a Zero que está caminando hacia mí.
—¿Cómo estás? —me pregunta —Kendall me contó lo que pasó
—Estamos en eso —digo sonriendo levemente
—No te vas a deprimir ¿verdad?
—No, claro que no
—Eso espero
—Ahora es cuando debo estar más atenta
—Así es
—Bueno, nos vemos después, tengo clase
—Está bien
Entro al salón de clases, me siento y delante de mí se sienta Andie.
—Te fuiste temprano de Platinum —dice ella
—Sí, me avisaron que había surgido un problema en mi casa y no quería arruinarles la noche así que tomé un taxi.
—Te hubiéramos llevado sin ningún problema
—Ya sé por si vuelve a suceder
La clase inicia y estoy muy aburrida y no ayuda el hecho de que no pude dormir bien.
Acaba el receso y no quiero ir a clase y sin decirle a nadie me voy hasta una de las bancas que están afuera del edificio.
Quiero despejar mi mente. Me siento, monto los pies en la banca y me pongo mis audífonos.
Estoy tranquila hasta que siento llegar a alguien, es Drake que baja mis pies de la banca y se sienta.
—¿Saltándote las clases? —dice él
—Al igual que tú —digo —¿Qué haces aquí?
—Buscándote
—¿Para?
—Te veías un poco distante y pensé que algo te había pasado
—No, estoy bien solo algo cansada
Subo los pies sobre las piernas de Drake, él no dice nada y nos quedamos en silencio un rato.
Él ve mis botas y luego me mira a mí.
—Te gustan las botas
—Sí —digo
Aunque la mayoría de las veces las uso para llevar cuchillos o dagas en ellas, la verdad es que sí me gusta usarlas mucho.
—Estas son negras, he visto que tienes otras chocolates ¿tienes más?
—Otro par negro, pero de otro estilo.
Veo su mano y entonces recuerdo que le había visto los nudillos rojos.
—¿Qué te había pasado en la mano? —le pregunto