Guardianes de lo secreto

2- Jessie

Estoy sentada sola en una mesa con mi bandeja de comida, cuando llegan Andie, Ilan y Drake, los tres se sientan.
—¿Qué haces sola? —pregunta Drake
—Comiendo
—Sé que estas comiendo, pero no nos esperaste
—Lo siento —digo
—¿Qué te sucedió en la mañana? —me pregunta Andie
—Tuve un problema en casa, pero ya todo está bien
—Qué bueno y… ¿Qué te gusta hacer? —pregunta Andie
Dejo el jugo a un lado.
—Leer —digo sin pensar
—¿Leer?
—Mi mamá es dueña de la editorial Atenea y desde muy pequeña me inculcó la lectura y créeme es mi medio de escape de la realidad y los problemas.
—¿Sólo leer?
—No, también me gusta el Kickboxing
—Interesante, a mí también —dice Drake
Lo miro y por unos segundos nuestras miradas se conectan y sus ojos me miran como si estuviera tratando de buscar respuestas.
—¿Qué? —me atrevo a preguntarle
Sabiendo él a qué me refiero, no dice nada y quita la mirada.
—¿A ustedes qué les gusta? —pregunto
—Natación —dice Ilan —Desde los cinco años
—Cocinar —dice Andie
—Kickboxing —repite Drake
Un chico que va pasando queda como hipnotizado mirando a Andie, tanto que casi choca contra una de las pilastras y no puedo evitar reír.
—Algo me dice que no es la primera vez que te sucede eso —digo dirigiéndome a Andie.
—No, pero todos esos chicos son unos idiotas —dice ella 
—¿Tú crees?
—Así es
Termina el almuerzo y el día también está terminado.
Estamos ya en la última clase, cuando escucho la voz de Jessie en mi cabeza.
—Necesito tu ayuda, ven al baño de mujeres del otro pabellón.
Me pongo de pie y voy hasta donde el profesor y le pido permiso para ir al baño. La clase está terminando así que salgo con mis cosas.
Entro al baño y encuentro a Jessie frente al espejo mirándose una herida que tiene en el brazo.
Sus ojos están azules lo que me indica que le duele bastante.
—¿Qué fue? —le pregunto
—El tal Néstor me disparó cuando fui a ayudar a Kendall.
—¿Por qué no fuiste a casa?
—No sabía si iba a haber alguien y dejé mi maleta aquí.
Miro el reloj y faltan 15 minutos para el final de la clase, 15 minutos para que alguien entre al baño.
Actúo rápido.
Saco una venda de mi maleta y se la envuelvo en el brazo para parar el sangrado.
—Escúchame —digo mirándola a los ojos —Necesito que te concentres
—No puedo
—Sí, sí puedes. No es la primera bala que recibes, concéntrate tus ojos están azules y no puedes salir así.
Jessie respira profundo y cierra los ojos, los vuelve a abrir y son verdes.
—Bien de eso estoy hablando, toma ponte la chaqueta —digo pasándole mi chaqueta de cuero chocolate que siempre cargo.
Se la pone y se me queda mirando esperando instrucciones.
Siempre he sido yo la que ha sabido cómo actuar en estas situaciones por lo que siempre ella espera que le diga que hacer ya que por su parte suele entrar en pánico.
—Ahora el timbre va a sonar, Hunter debe estar afuera, vas a salir ya y le explicarás lo que ocurrió y en casa papá te sacará la bala.
—Está bien —dice
—Antes de que te vayas, deja de usar Cogitari conmigo, no me gusta que hables en mi cabeza.
—Lo siento, pero esta vez si fue de ayuda, ¿no? —dice sonriendo
—Tienes razón, pero termínala
—Está bien
—El timbre está por sonar, ponle fin a la conexión
Escucho nuevamente la voz de Jessie en mi cabeza.
—Ahora que ya hice lo que quería, he de terminar esta conexión.
Jessie sale después de eso.
Recuerdo que yo le enseñé a usar Cogitari a Jessie. 
Cogitari, es una conexión temporal, pero quien la utiliza decide cuando empezar a hablar, para eso debes pronunciar el nombre de la persona y estar pensando en ella para que la conexión funcione, de igual manera decides cuando terminar la conexión diciendo las palabras que Jessie dijo.  
Cuando el timbre suena salgo a toda prisa del edificio, pero cuando estoy bajando los escalones Andie me detiene.
—¿Todo bien? —me pregunta
—Sí, solo fue mi hermana que no se sentía bien
—¿Pero ya está bien?
—Lo estará, gracias —digo y miro a Hunter que está afuera del carro esperándome.
—¿Quién es él?  —pregunta Andie muy alegre
—Hunter, mi hermano, tiene 25 años y está casado —digo sonriendo 
—Lástima, es muy guapo casi que no creo que es hermano tuyo
—¡Oye!
—Pero, tienen la misma mirada, pero él tiene los ojos creo que ámbar y túlos tienes cafés casi tan oscuros como los míos.
—Sí, son ámbar, eres demasiado observadora —digo —Y tus ojos me gustan hay que verlos bien para darse cuenta de que no son negros.
Ella sonríe.
—¡Leona!, apúrate —grita Jessie desde la parte trasera del carro.
—¿Leona? —repite Andie
—Mi segundo nombre, ellos solo lo usan cuando están molestos conmigo lo que me indica que ya se quieren ir —digo bajando los últimos escalones — Nos vemos después.
Subo al carro y Hunter arranca.
Llegamos a casa y ayudo a Jessie a bajar.
Entramos en la habitación de mis padres.
—Jessie tiene una bala en el brazo —le digo a mi padre calmadamente
—Llévala a la otra habitación, ya voy —dice él dejando lo que está haciendo. 
Hago lo que me dice mi padre y la siento en la cama.
En está habitación está todo lo necesario hasta para operar a una persona y mi padre es doctor lo cual es una ventaja.
—Estarás bien —le digo a Jessie y salgo de la habitación cuando entra mi padre.
 



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En el texto hay: secretos familiares, amor, poderes magia

Editado: 24.02.2019

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