Guardianes de lo secreto

18- Cura

—¡Brooke!

Alguien me sacude y llama con desesperación, abro mis ojos y me encuentro con Drake. No sé dónde estoy, pero me siento muy cansada.

—Vamos, necesito que te levantes —me dice

—Estoy cansada —le digo y los ojos se me vuelven a cerrar.

—Lo sé, prometo dejarte dormir, pero por favor solo tómate esto

Vuelvo a abrir mis ojos y Drake está extendiéndome un vaso con algo que parece ser leche.

—Por favor —me suplica

Hago un esfuerzo y me siento en la cama en la que me encuentro.

Tomo el vaso de su mano y me lo tomo y a los minutos siento muchas ganas de vomitar.

—El baño, ¿Dónde está? —le pregunto

—Es esa puerta —dice señalando a la izquierda

Me pongo de pie y voy al baño con mucho apuro. Entro y de inmediato comienzo a vomitar.

Siento la presencia de Drake en la puerta. Mientras yo sigo vomitando, lo último que vomito es negro, entonces sé que el veneno sale por completo de mi sistema.

—¿Ya? —me pregunta Drake

—Sí, gracias, ¿Me das un momento?

—Claro —dice y sale del baño

Me paro frente al espejo y veo que estoy un poco pálida.

Suspiro y me lavo las manos y me pongo un poco de pasta dental en mi dedo y me cepillo los dientes, detesto vomitar.

Cuando salgo del baño, Drake está sentado en la cama, yo me siento a su lado.

—¿Dónde estoy? —le pregunto

—En mi casa

—Esta es…

—Mi habitación, sí

—Lo siento —digo y bostezo, en serio me siento cansada

—No, tranquila, ahora voy a salir para que descanses un poco luego te llevaré a tu casa.

Asiento.

Después de que Drake sale yo levanto las mangas de mi camiseta con cuidado y veo que los cortes lucen mucho mejor, luego me meto en las sábanas y me acomodo para dormir.

Me levanto con el sonido de mi celular.

—¿Hola?

—Brooke, ¿dónde estás? —me pregunta Jessie

—Tuve un pequeño problema, ¿qué pasa?

—Ya podemos visitar a Mackenzie y Jane

—Qué bueno, te encontraré allá

—Está bien

Salgo de la habitación para buscar a Drake y pedirle que me deje en el hospital.

Escucho música así que empiezo a seguirla, viene de un pequeño gimnasio. Cuando entro veo a Drake sin camiseta bañado en sudor y golpeando muy concentrado un saco de boxeo. Juro que puedo quedarme allí observándolo horas, ver cada golpe que lanza y como se contraen sus músculos cada vez que lo hace es magnífico.

Drake se detiene y agarra su botella de agua y entonces me ve parada en la puerta.

—No quería interrumpirte —digo rápidamente

—¿Cómo estás? —me pregunta y veo en su rostro una leve sonrisa divertida

—Mucho mejor —digo

Trato, pero no puedo evitarlo, mis ojos pasan de mirarlo a la cara a mirar sus abdominales y se detiene cuando llegan a la V que tiene muy bien definida.

Él se mueve a tomar la toalla y veo que sigue con la misma sonrisa.

—¿Ya te quieres ir? —pregunta mientras se seca el sudor

—Sí, mi sobrino nació y ya podemos ir a verlo

—Felicidades

—Gracias

Él se acerca más a mí —¿Seguirás molesta conmigo?

—No estoy molesta, si lo estuviera ni siquiera te hablaría

—Entonces, ¿Por qué tuviste este tiempo evitándome?

—¿Quién es Jason?

Me agarra de la cintura —Leona, ¿No puedes olvidarlo y ya?

—No te entiendo —digo en un susurro

Está tan cerca de mí y me dan tantas ganas de darle un beso.

—Ya te dije que no pretendo perderte —me dice muy serio



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En el texto hay: secretos familiares, amor, poderes magia

Editado: 24.02.2019

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