Mi madre llegó a casa tarde por tal motivo Rafael y yo la esperamos. Cuando nos vió se sobresaltó debido al parecido físico, sin embargo le dijimos que no sabíamos de semejante parecido fingiendo asombro también. Rafael fue tan buen actor que convenció a mi madre de su mala fortuna por ser huérfano y sin hogar. Mamá le ofreció inmediatamente nuestra casa, angustiada por la mala suerte del muchacho, para quedarse. Hasta lo inscribió en el mismo colegio donde iba yo.
Pasamos una semana tranquila, los tres nos divertimos bastante. Brenda se hizo fácilmente amiga de Rafael quien resultó ser todo un seductor. Los celos me comían pero afortunadamente él la trataba como a una amiga más.
- Deberías decirle lo que sientes – era el continuo consejo de Miguel y Rafael pero ¿cómo hacerlo? Me resultaba tan difícil expresar mis sentimientos a alguien como ella que sentía que me moriría antes.
- Lo intentaré –decía incómodo
Transcurrida la semana Miguel hubo recuperado todas sus fuerzas y energía vital por eso mis amigos y yo nos dispusimos a partir rumbo al sur de la ciudad donde se encontraba Gabriel encerrado en el Castillo Oscuro. Esta fortaleza está situada en el Laberinto Oscuro, tardamos un par de horas en llegar. La fachada se parecía al castillo del Conde Drácula por lo tenebrosa, las nubes grises se agruparon sobre nosotros.
Fuertes vientos rugían como espectros fantasmales, los rayos se veían a lo lejos pero la tormenta se acercaba cada vez más. Relámpagos comenzaron a retumbar por doquier. Miguel tomó el control y junto a Rafael abrieron las inmensas y pesadas puertas empleando sus habilidades sobrenaturales. Una espesa y densa niebla invadía el laberinto; nos fuimos adentrando con cautela. La repentina presencia de Ariel nos alarmó a todos. Aquel traidor nos aguardaba, de la misma niebla emergían fuertes soldados hechos de oscuridad. Sin embargo mis dos amigos los iban derrotando con gran facilidad. Más pronto de lo que creí estuvimos en el interior del castillo donde el mismo Ariel nos aguardaba. Su voz retumbó en toda la fortaleza
- Bienvenidos hermanos míos– su tono enervaba aún mas nuestros nervios – Gabriel los aguarda, adelante
A ninguno de los tres nos gustó cómo sonó eso, pero no podíamos detenernos. Frente nuestro se alzaba una escalera en cuya cima estaba ¿Gabriel? Vestía un elegante traje negro, sus rubios cabellos permanecían sueltos y su violácea mirada nos traspasaba con dureza. Sobre su frente tenía una piedra negra transparente sujeta a una vincha gris oscura que rodeaba su cabeza. Segundos después de haber llegado nos atacó sin pensarlo dos veces. Esquivamos el ataque por milagro, Gabriel flotó hacia nosotros mientras nos disparaba energías invisibles. La sala estaba siendo aniquilada.
- ¡Gabriel! ¡Somos nosotros! – decía Rafael - ¡Detente! – pero Gabriel continuaba con el ataque sin cesar - ¡Detente por favor!
- Es inútil – dijo Miguel sin perder la calma – No te escucha, ahora está bajo el control de Ariel
- ¿Bajo mi control? – se escuchó la voz de Ariel resonar por todo el lugar - ¿Por qué mejor no pensar que se unió a mí voluntariamente?
- Porque él jamás nos traicionaría; Gabriel no es como tú…Ariel – contestó Miguel deteniendo un golpe fuerte que lanzó Gabriel en ese instante. Así pudo escuchar los alocados pensamientos de su amigo “¡Miguel! ¡Por favor aléjate de mí! Rafael!!!! Aléjense! Por Dios”. Miguel lo miró a los ojos penetrando las barreras oscuras hasta llegar a él “Gabriel, amigo aquí estoy” “Miguel” el susurro angustiado de Gabriel lo desgarró por dentro. Estaba quedándose sin fuerzas repentinamente debido al estrés mental y emocional que padecía “Oye, cálmate” dije a mi inquilino ya que no me gustaba la idea de tener que enfrenarme yo mismo a un enemigo así “O perderemos todos”. Miguel se alejó de su amigo – No conseguirás colocarnos en contra….Ariel – dijo con firmeza – Te salvaré Gabriel, tu tan solo confía en mi -.
- Miguel – Rafael lo sostuvo ya que sabía que su amigo estaba mas exausto de lo que demostraba – No lo tomes personal – sabía también que se culpaba del padecimiento de ellos y que ese sentimiento lo estaba matando – Estás haciendo lo increíble solo para salvarnos. – Como respuesta Miguel apretó su mano en señal de agradecimiento sin despegar la vista de su oponente - ¿Qué podemos hacer?
- Detenerlo – Contesto Miguel al tiempo que lo atacaba, su puntería era tan certera que tras atacarlo dos veces pudo derribarlo – Destruye la piedra negra que lleva en su frente, Rafael. – Este así lo hizo e inmediatamente la vincha se evaporó. Gabriel respiraba agitado y entrecortado, sus ojos parecieron mirarnos por primera vez y con gran alivio – Bienvenido – dijo feliz Miguel
- ¿Miguel? ¿Rafael? Y….¿Uriel?- dijo Gabriel pero en ese preciso instante intervino Ariel encerrando a Gabriel y Rafael en dos esferas negras transparentes que flotaban en el aire. Miguel y yo quedamos aislados de ellos, Ariel se corporizó frente nuestro al instante. Miré a nuestros amigos cautivos otra vez con furia
- Esta vez eliminaré tu espíritu completamente – dijo con todo el odio del que era capaz de sentir
- Seré yo quien te extinga Ariel- comentó Miguel sin inmutarse
Las oscuras esferas que aprisionaban a nuestros amigos flotaban en el aire a un metro del suelo. Ambos intentaban, inútilmente, romperlas con sus poderes pero las mismas los absorbían fortaleciéndose más. Miguel y yo no tuvimos más opción que enfrentar a Ariel solos. La batalla era tan feroz como rápida, no me resultaba posible analizar las cosas con detenimiento pero comprendía la intensidad del poder que emanaba del espíritu de Miguel. Rafael tenía razón, ni siquiera Ariel podía contra alguien así, me pregunto cómo fue que consiguió matarlo. De seguro fue por trampas y engaños característicos del guardián traidor.
- Ya vieron morir a Miguel una vez – dijo Ariel dirigiéndose a sus prisioneros- Ahora volverán a ser testigos de semejante acontecimiento por segunda y última vez. – Vi el efecto que esas palabras ocasionaron en Rafael y Gabriel, los dos se desesperaron con intensidad.
- No se preocupen – dijo con calma Miguel – Esta vez será diferente amigos
La batalla estaba llegando a su fin, Ariel no resistiría por más tiempo y esta vez Miguel estaba preparado. Combinamos nuestros poderes para inmovilizarlo y así expulsar el espíritu de Ariel de aquel cuerpo que cayó sin vida al suelo.
El espíritu de Ariel intentó regresar a su cuerpo pero chocó contra una barrera invisible que cubría por completo aquel cuerpo. Las esferas negras se desintegraron en esos momentos y los dos guardianes quedaron libres para contraatacar.
Fui testigo del castigo que Ariel recibió por parte de sus compañeros guardianes quienes lo encerraron en una esfera dorada.
- Aquí te quedarás hasta que tomes conciencia del daño ocasionado y te arrepientas de tus actos - dijo Miguel y la esfera desapareció al instante. El espíritu de Miguel abandonó mi cuerpo para introducirse en el de Ariel. La barrera invisible desapareció. - Tomaré su cuerpo, me lo debe - dijo Miguel incorporándose. El semblante de aquel se tornó más angelical y confiable. Todo había acabado.
Los cuatro regresamos a casa, mamá volvió a sobresaltarse al vernos tan idénticos; Miguel, Gabriel y Rafael dijeron ser trillizos y fingieron ser huérfanos. Mamá los adoptó a todos, en realidad los cuatro somos hermanos ya que somos Guardianes aunque no hayamos nacido de los mismos padres. Esto se debe a nuestra raza.
Miguel es nuestro líder y según él hay más guardianes en el mundo y todos somos iguales, al menos los varones. Según Miguel las chicas también son iguales entre ellas y afirma que son hermosas. Me gustaría poder conocerlos a todos algún día pero no creo poder lograrlo.
Aunque Gabriel dice que en algún momento nos reuniremos todos los guardianes juntos, no estoy muy seguro de ello. Sin embargo tanto insisten que comencé a tener esperanzas, lo único que realmente espero es que cuando llegue ese momento no sea debido a otro conflicto de lealtad. Miguel afirma que solo Ariel fue infestado por el virus de la traición, los demás son como nosotros y nuestro deber es proteger el planeta y sus habitantes. Por el momento regresamos a nuestras vidas cotidianas, todos asistimos al mismo colegio somos compañeros de curso, Brenda quedó fascinada al conocerlos a los demás.
Al fin me armé de valor y expresé mis sentimientos a Brenda los cuales fueron correspondidos afortunadamente, esto me hizo el hombre más feliz del mundo. Todos vamos al mismo colegio somos compañeros y buenos amigos además de hermanos. ¿Qué más puedo desear? Tengo a la chica más linda a mi lado, a mis amigos y a mi familia. Puedo enfrentar cualquier adversidad con grandes esperanzas de triunfar. Los cinco nos dirigimos al colegio esta mañana con alegría mientras disfrutamos de la mutua compañía haciendo bromas y riendo felíz.