Días antes…
La oficina del Dr. Ríos siempre olía a café fuerte y papel viejo, una mezcla que a mí, Elara Vance, me anunciaba las largas horas que nos aguardaban. Él me esperaba, sus gafas de media luna posadas en la punta de la nariz, revisando un expediente.
—Ah, Elara. Adelante, por favor —señaló la silla frente a su escritorio. Su voz, siempre medida, ocultaba una urgencia inusual. —Dr. Ríos. ¿Alguna novedad sobre el proyecto de Cobre Muerto? —pregunté, anticipando la complejidad del caso. —Novedades, sí. Pero "novedad" se queda corta. Es una… anomalía, Elara. Como ninguna otra. La junta ha decidido que eres la persona más adecuada para esto.
Mis cejas se arquearon. Conocía la reputación de Cobre Muerto, la leyenda urbana del pueblo patagónico donde nadie podía dormir solo. Para mí, un rompecabezas neurológico.
—Comprendo la importancia, doctor. Pero el informe preliminar es… vago. ¿Qué implica exactamente "no poder dormir solos"? —Implica lo que oíste. Insomnio severo, alucinaciones, crisis de pánico. Incluso colapso nervioso. Es como si la soledad al dormir activara un mecanismo de defensa primordial, pero llevado al extremo. Lo llaman la "aversión ancestral". —¿Y el Centro de Adaptación? ¿Qué hacen exactamente? —fui directa. Los rumores sobre sus métodos eran inquietantes. —Intentan "reprogramar" esta aversión. Utilizan lo que ellos llaman "terapias de inmersión gradual", sesiones de aislamiento controlado. Afirman que tienen resultados, que algunos logran conciliar el sueño en soledad, aunque sea por periodos cortos.
Hizo una pausa, su mirada se volvió seria. —Pero hay... consecuencias. Efectos secundarios que no terminan de explicar. Por eso te necesitamos. Tu ojo clínico, tu método. Queremos la verdad, Elara. Sin adornos. —¿Y la ética? Forzar a alguien a enfrentar una fobia tan profunda, con efectos desconocidos... —mi mente ya procesaba los riesgos. —Esa es precisamente una de tus tareas. Evaluar la ética y la eficacia. La financiación es ilimitada, Elara. El Instituto quiere entender esto a fondo. Si Cobre Muerto es un caso aislado, o si esta "aversión" es, de hecho, una característica latente en toda la humanidad, una que la modernidad nos ha permitido ignorar hasta ahora.
Su tono adquirió un matiz de urgencia científica. —Imagina las implicaciones si esta incapacidad no es solo local, sino universal, solo que allí se manifiesta de forma extrema. —Mi objetivo será doble, entonces. Primero, comprender el origen de la aversión en Cobre Muerto. Segundo, analizar las técnicas del Centro y sus... consecuencias. Y, si es posible, idear una solución aplicable a mayor escala. —Esa es la Elara que conozco. Solo una cosa más. Ellos, la gente de Cobre Muerto... son muy celosos de sus costumbres. Mantén la distancia profesional. Observa, analiza, pero no te involucres demasiado emocionalmente. No queremos que tu juicio se vea comprometido.
Lo miré a los ojos, una promesa tácita. —La ciencia es mi guía, doctor. Y la verdad mi única ambición.
Aunque por dentro, ya sabía que Cobre Muerto, con su "Vigilia Compartida" y sus noches murmurantes, pondría a prueba no solo mi pragmatismo, sino cada fibra de mi creencia en la libertad humana.
—Perfecto. Te vas mañana por la mañana. Todos los detalles están en tu expediente. Buena suerte, Elara.
Me levanté, la carpeta de Cobre Muerto ya en mi mano, su peso una promesa de misterios por desvelar. La ciencia me llevaría hasta allí, pero la humanidad que encontraría, y quizás la que redescubriría en mí misma, sería el verdadero desafío.
¿Sería Elara capaz de mantener su distancia profesional frente a un misterio tan profundo?