Capítulo 10: Miradas Cruzadas, Pensamientos Ocultos
Cobre Muerto no era un lugar de secretos, o al menos, no de los que la Dra. Elara Vance podía permitirse guardar. La advertencia velada de Laura, envuelta en un celo evidente, resonó en mis oídos mientras me dirigía al Centro de Adaptación. La idea de que Martín Herrera y yo fuéramos objeto de chismes tan pronto en mi estadía me resultaba irritante y ajena a mi propósito profesional.
Al entrar en el Centro, el ambiente seguía siendo de tensa profesionalidad. Laura me evitaba la mirada, su cercanía a la Dra. Ramos era más notoria que de costumbre. No tardó en confirmarse mi sospecha. Mientras revisaba unos expedientes con el Dr. Vargas, escuché, o más bien sentí, el murmullo de Laura dirigiéndose a la Dra. Ramos en la oficina contigua.
Diálogo Interno (Dra. Elara Vance):
- Pensamiento: "Aquí vamos. Era inevitable. Laura no pierde el tiempo."
- Percepción: Laura hablaba en voz baja, casi un susurro, pero la dirección de sus palabras era inequívoca.
- Voz de Laura: "Dra. Ramos, debo informarle que el Representante Herrera fue visto saliendo de la cabaña de la Dra. Vance al amanecer. Lo vi con mis propios ojos."
- Reacción interna: Sentí una punzada de molestia. ¿Satisfacción apenas contenida en su tono? Esto es absurdo. Mi profesionalismo está en juego.
- Voz de Dra. Ramos: "Entendido, Laura. Gracias por la novedad. No se preocupe, es un patrón que ya habíamos notado. Ya tomaré cartas en el asunto."
- Análisis interno: ¿"Patrón que ya habíamos notado"? ¿Martín hace esto con todos los recién llegados que sucumben a la aversión? ¿Es una "gestión administrativa"? Qué frío. Esto despersonaliza completamente la situación, lo cual, irónicamente, me tranquiliza un poco. Mi "derrota" es solo parte de un protocolo.
Ignoré el intercambio, o al menos, lo intenté. Mi mente debía estar en los datos, en la lógica de la aversión, no en los enredos sociales de un pueblo. Me sumergí de nuevo en los historiales clínicos, buscando patrones, anomalías. Los síntomas de la aversión eran tan consistentes, tan universales entre los habitantes de Cobre Muerto, que la idea de una solución global se afianzaba. Mis convicciones científicas se reafirmaban en cada línea, cada gráfico de ondas cerebrales.
Diálogo Interno (Martín Herrera):
Mientras tanto, en algún rincón del pueblo, Martín Herrera observaba. Desde la ventana de su oficina en la Casa del Concilio, o quizás mientras realizaba sus rondas, su mirada, que yo no podía sentir, me seguía. Me veía interactuar con los habitantes, la Dra. Vance en su elemento, desentrañando, preguntando, buscando la clave de la situación que él custodiaba. Para Martín, yo no era solo una científica, sino una fuerza externa que amenazaba con desvelar lo que él había jurado proteger.
- Observación: "Ahí está. La Dra. Vance. Tan dedicada, tan… convencida de que puede 'desentrañar' todo."
- Reflexión Interna: Su rostro inexpresivo ocultaba un torbellino de pensamientos. La Dra. Elara Vance era diferente. No era la turista curiosa ni el colega escéptico. Había algo en su determinación, en la forma en que su intelecto batallaba con la extraña realidad de Cobre Muerto, que lo fascinaba.
- Recuerdo de la Noche Anterior: "Anoche… su vulnerabilidad. Sentirla tan cerca, ese terror primario en ella. Fue distinto. El deber es uno, sí, siempre estoy para el pueblo. Pero con ella… la necesidad fue diferente. Hubo un magnetismo, una punzada de algo más profundo que la mera obligación."
- Preocupación: "La veo moverse, tan segura en su búsqueda de la verdad, tan ajena a los secretos que el pueblo guarda con celo. Quiere 'curar' lo que nos define. ¿Qué encontrará si sigue hurgando?"
- Pregunta Prohibida: "Y esta pregunta… ¿podría darme el lujo de enamorarme de ella? De esta mujer que viene a desmantelar mi mundo. ¿Y ella, la pragmática científica que defiende la privacidad a ultranza, aceptaría un amor que, en Cobre Muerto, significaría la fusión de dos existencias, sin secretos, sin verdadera soledad, ni siquiera en el sueño?"
Martín conocía un secreto. Un secreto que la Dra. Vance buscaba con cada fibra de su ser, sin saber que él, el inexpresivo Representante, era su guardián. Un secreto que definía no solo las noches de Cobre Muerto, sino la propia esencia de lo que significaba dormir, y amar, en ese pueblo al fin del mundo.
¿Qué profundo secreto guardaba Martín sobre Cobre Muerto, y cómo se entrelazaría con el destino de Elara?