Los días se habían fundido en semanas, y cada amanecer en Cobre Muerto traía una capa más de familiaridad. El murmullo colectivo se sentía como el latido mismo del pueblo. Mis informes seguían fluyendo hacia Buenos Aires, precisos, analíticos. Pero una anomalía, un párrafo final que se repetía en cada envío, me negaba a silenciar: mi propio insomnio en soledad y la creciente convicción de que la "aversión ancestral" era más que una patología.
La reacción del Instituto no se hizo esperar. Un correo electrónico, frío y formal, aterrizó en mi bandeja de entrada justo cuando el sol comenzaba a teñir de naranja los picos patagónicos. El Dr. Ríos, o quien fuera, había actuado con eficiencia despiadada.
Abrí el mensaje, la pantalla del portátil proyectando un brillo implacable en la penumbra de mi cabaña.
Asunto: RE: Avance de Investigación - Cobre Muerto De: Dr. Benjamín Ríos, Director - Instituto de Trastornos del Sueño Para: Dra. Elara Vance Fecha: [Fecha Actual, hace 2 días]
Estimada Dra. Vance,
Hemos recibido y revisado sus últimos informes de campo desde Cobre Muerto. Valoramos enormemente la dedicación y el rigor que ha demostrado.
Sin embargo, observamos con creciente preocupación la recurrencia de ciertas consideraciones en los párrafos finales. La inclusión reiterada de experiencias personales y la sugerencia de una "autonomía cultural" no alineada con los objetivos puramente médicos, indican una posible subjetividad que podría comprometer la objetividad de sus hallazgos.
Le recordamos que su misión es puramente científica: comprender la etiología de la aversión al sueño solitario y evaluar la viabilidad de tratamientos aplicables universalmente. Cualquier desviación hacia interpretaciones socio-culturales que no contribuyan directamente a este fin debe ser evitada.
Le instamos a reenfocar sus esfuerzos en la recolección de datos estrictamente neurológicos y psicológicos, omitiendo cualquier comentario que pueda ser percibido como una validación de prácticas locales contrapuestas a los principios de libertad individual que defendemos.
En espera de su pronta respuesta y la rectificación de este enfoque en sus próximos informes,
Atentamente,
Dr. Benjamín Ríos Director del Instituto de Trastornos del Sueño
El mensaje era una advertencia clara. El Instituto no toleraba mis "desviaciones" filosóficas. Querían ciencia pura, despojada de humanidad. Mi propia experiencia, el hecho de que yo misma sucumbía a la aversión ancestral, era una verdad incómoda que no encajaba en sus tablas. Me exigían silenciar mi intuición, mi creciente empatía por este pueblo que me había acogido.
Sentí una mezcla de ira y frustración. ¿Cómo podía ignorar lo que mi propio cuerpo y mente me gritaban? ¿Cómo reducir la Vigilia Compartida a una mera patología sin considerar su contexto cultural?
La cabaña se sentía de repente más pequeña, la luna brillaba como un ojo acusador. Me levanté y miré hacia el sofá donde Martín dormía cada noche. Él representaba la esencia de lo que el Instituto quería erradicar. Mi corazón latía con fuerza, no solo por el insomnio, sino por la encrucijada moral en la que me encontraba. La ciencia me pedía que cerrara los ojos a la verdad que estaba viviendo.
¿Podría Elara seguir las órdenes del Instituto y sacrificar su propia verdad, o su experiencia personal en Cobre Muerto la llevaría a desafiarlo todo?