Guardianes Del Sueño

Capítulo 32: El Desafío de Laura

Después de un rato de deambular por el pueblo, buscando alguna respuesta que no hubiera visto antes, mis ojos se posaron en la plaza central. Los niños jugaban, ajenos a las tensiones que se cocinaban bajo la superficie. Quería entender, quería encontrar una grieta en la hostilidad velada que sentía de parte de algunos habitantes.

Fue entonces cuando la vi. Laura. Se acercaba sutilmente, su paso ligero, pero con ese aire de grandeza que le gustaba adoptar, esa posesión de quien sabe más que los demás. Su sonrisa era forzada, sus ojos, un brillo de satisfacción contenida.

El Enfrentamiento en la Plaza

Dra. Vance —Laura articuló mi título con un tono dulce como la miel, pero con un matiz ácido, una sonrisa forzada y ojos que brillaban con satisfacción contenida; su postura, ligeramente altiva—, ¿De paseo? Pensé que estaría más ocupada con su 'nueva vida'.

La indirecta era clara. Quería provocarme. Mi cuerpo se tensó ligeramente, pero mi voz se mantuvo firme y tranquila.

—Estoy familiarizándome con el pueblo, Laura. Como cualquier guardiana debería hacer. —Ah, ¿guardiana? Creí que solo los nacidos aquí podían ser guardianes. Pero claro, usted tiene sus 'conexiones', ¿no? Martín siempre ha tenido un corazón demasiado grande para los forasteros —dijo Laura con una risa corta, sin alegría, sus ojos deslizándose con malicia hacia mi mano, buscando la pulsera de Martín.

No la dejaría meterse en mi relación con Martín. Mi compromiso era lo que importaba. Mi voz, aunque tranquila, contenía un matiz de advertencia.

—Mi conexión con Martín es algo personal, Laura. Y mi compromiso con Cobre Muerto es profesional. He renunciado a mi carrera en el Instituto para proteger este lugar. —Sí, sí, he oído los rumores. 'La Dra. Vance abandonó todo por Cobre Muerto'. Pero no se equivoque, Elara. Este pueblo tiene sus propias reglas. Sus propios secretos. Y no se entregan así como así a cualquiera que venga de afuera, por muy 'guardiana' que se autoproclame —dijo Laura, dando un paso más cerca, su voz bajando a un susurro que no era íntimo, sino claramente amenazante, sus ojos fijos en los míos, cargados de resentimiento.

Mi paciencia se agotaba. Debía mantener la calma, pero también dejar clara mi posición. Mi tono se volvió más cortante, aunque intentaba no elevar la voz.

—He descubierto mucho, Laura. He traído soluciones que este pueblo no tenía antes. Y he firmado un contrato de confidencialidad para proteger sus costumbres. —Ha traído una flor. Eso es todo. La gente siempre ha dormido aquí, con o sin sus 'soluciones'. Pero usted no sabe lo que realmente significa ser un guardián, ¿verdad? No sabe lo que se custodia. Ni lo que se renuncia —una sombra cruzó el rostro de Laura, un destello de rabia en sus ojos; su voz se endureció, llena de desprecio, mientras retrocedía un paso, como si el contacto conmigo la contaminara. Su mirada se volvió de acero—. Martín puede haberla traído aquí, pero este pueblo decide quién es digno. Y hay secretos que ni siquiera la gran Dra. Elara Vance podrá desentrañar. Secretos que solo los verdaderos guardianes conocen.

Dio un paso atrás, con la victoria en sus ojos.

—Solo se lo advierto. No todos aquí están contentos con su presencia. Ni con su 'nueva vida'.

Se dio la vuelta, dejándome de pie en medio de la plaza, con el eco de sus palabras resonando en mi mente. La batalla por la aceptación en Cobre Muerto apenas comenzaba, y Laura, con su resentimiento y su conocimiento velado, sería una fuerza a tener en cuenta.



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En el texto hay: romance, fantasia

Editado: 14.07.2025

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