Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 9

P. O. V Nathan

No estaba listo, hasta el momento era mi primer enfrentamiento, así que estaba en shock, Adeline estaba tratando de dar ánimo, pero la misión me sobrepasaba, todo esto era más grande lo que pensé que seria, la voz en mi cabeza se hace presente con risas, la prisión se estaba comenzando a debilitar, me trato de levantar ignorando todo como siempre lo hacia, hasta el momento no conocía bien el alcance de mis poderes, pues lo único que sabíamos era que podría pudrir comida, eso no servía de nada, pero era un gran poder.

—Mi dios, me encomendó una rápida misión — Se ríe, cuento los momentos las bestias se acercan, me cubro, mientras cierro los ojos, se escucha como algo choca. Había creado una barrera color verde esmeralda, no tenia idea pero una gran chispa de energía recorre todo mi cuerpo.

—Eres asombroso Nathan — Dice Diane había podido detener el mal, me río un segundo y este se debilita, tenía que estar concentrado para no hacer que esto se cayera, tenia que ganar tiempo, mientras ellos se esforzaban en ganar tiempo.

Vuelvo a concentrarme tratando de no romper la barrera, pues ni tenía la idea de cómo la cree solo sabía que debía se mantenerla, trato de pensar en todo lo que me da fuerza, para poder mantenerlo, la voz se escucha más borrosa en cuanto más me concentro en lo que debo de hacer.

—Adeline, tenemos que pensar en algo, no creo que Nathan pueda con más — Dice Silas, invocando la lluvia, el abuelo ya nos había enseñado a usar nuestros poderes y como controlarnos, pero no del todo había mucho que no sabíamos, pues éramos diferentes a los verdaderos dioses de Egipto, sus regaños eran en que ni siquiera le llegábamos a los talones a ellos, o así sonaba pues no se atrevían a decirnos las cosas en la cara.

—¿Crees que puedas invocar un rayo? — Pregunta Adeline mirando a Silas, estaba sudando. Tenia las bestias cara a cara, podía verlas, así que trato de mantener el hilo de la conversación para no asustarme más de lo que ya estaba, el sudor caía en mi cara.

—Ni que fuera Percy Jackson — Lo miro, pero el parece darse cuenta de que no estaba bromeando, mis manos comienzan a arder, ya no podía mucho más tiempo.

—Necesito que le des a un lado... — Le susurra a Silas, que niega con la cabeza varias veces, Diane corre hacia atrás con Noah, pues estaban acercándose mucho hacia nosotros.

—Pero es una mala idea... — No sabía que estaba pasando, no entendía.

—1... 2... 3... — Comienza a contar esperando algo, se escucha como un rayo se está aproximando —. ¡Ahora!

Adeline me arroja al piso, poniéndose arriba de mí, su pequeño cuerpo cubre mi torso, mi cachete se encaja una roca, pero por el rabillo del ojo veo como Noah está cubriendo a Diane, todo se vuelve tan confuso, pues en mi cabeza hay flash color blancos, que me hacen imposibles ver con claridad lo que se esconden en los arbustos. No sabía si era producto de mi cerebro pero había un chico de color rojizos ocultándose, el grito en mi cabeza, hace que todo comience a temblar en mí.

Solo escucho como un rayo impacta con algo, pues después el aullido de las bestias y como estas se alejaban se hacen escuchar.

—¿Estas bien? — Me dice volteándome, ahora estaba a mi costado, trato de recuperar el aire y los sentidos.

—Si... — Estaba aturdido, y sentía una presión extraña en el pecho, siento como si me hubieran aplastado algo —. ¡Silas!

Este se encontraba de rodillas, enfrente del cuerpo quemado de la mujer, sus manos tiemblan, mientras solloza, me acerco a él, pero no me nota, estaba llorando enfrente del cadáver.

—Acabo de matar a alguien... — Me susurra.

Los chicos llegan y miran la escena, veo a Adeline quien esta serena, Diane abraza a Noah mientras llora, hablaba por mí al decir que era el primer cadáver que miraba, ni cuando mi abuela falleció la mire, trato de apartar a Silas, pero él se niega, sus ojos seguían abiertos y por la lluvia la pintura se desvanecía. Algo en ella hacia que me quedará mirando tratando de apoyar a Silas. 

—¿Qué culpa tenía ella? — Pregunta mirando a James, su cara estaba devastada, herido. Antes podíamos ignorar nuestras acciones ahora en cambio enfrentábamos las verdaderas consecuencias, ahora es cuando realmente nuestro cuerpo comienza a sentirse pesado, a quien se le ocurre mandar a unos adolescentes a luchar contra un dios... O a que dios se le ocurre tomar la posesión del cuerpo de un adolescente.

—Ninguna, pero esto será así... porque no sabemos quién es el siguiente — Se acerca a la mujer mientras cierra los ojos, y esta comienza a desvanecerse —. Y ruega por que tu no estés en el lugar de ella.

Él normalmente era el gracioso del grupo, pero un escalofrío recorrió mi ser al verlo tan indiferente por la muerte de una mujer...

—Adeline hay que irnos — Dice Samuel.

Ella se levanta mientras nos da la mano para seguir adelante, como puedo ayudo a caminar a Silas, todos íbamos serios caminando en una ciudad desconocida, Diane toma mi mano, estaba helada, su mano siempre era cálida, pero en este momento estaba helada y pálida.

—Espero acabar esto pronto... — Les digo en un susurro.

Entramos a la tienda, Silas cae de rodillas.

—¡Abuelo! — Grito, golpeando su rostro.

—Tranquilo, llévenlo a reposar — Contesta calmado —. Amira, tu misión es cuidar a Silas.

Ella asiente, mientras lo mete en la parte de atrás, veo la mirada acusadora de Noah.

—¿Se te perdió algo? — Sostengo su mirada, él se ríe —. Al crepúsculo le causa mucha gracia.

—¿Qué dijiste sin poderes? — Adeline se mete entre nosotros.

—¡Basta! — se agarra la cabeza —. Estamos aquí para ayudarlos, es obvio que no saben usarlos, nosotros estuvimos igual.

—El abuelo nos hacía la mayor parte — Me complementa Dylan.

—Perdona... solo pusiste en peligro la vida de Diane y Adeline, si les pasa algo la misión se va por el caño — Dice Noah.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.