Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 11

Había tenido un colapso, tantas emociones y el dolor me llevaron a mi limite, después de despertarme solo había sido para llorar, y volver a dormir. Nathan, Silas y Diane, se habían despedido de mí por mensajes, pues como siempre mis emociones se habían ante puesto a la misión que ahora tendríamos que ir el próximo fin de semana a verlos a ciudad, habían quedado muchas cosas sin resolver.

—Toc Toc ¿Puedo pasar? — Pregunta Arthur, nuestra relación había mejorado bastante, así que era normal, que viniera a mi habitación. Algunas veces para hablar otras veces solo para ver como estaba, pero al menos una vez al día se asomaba para ver como estaban las cosas.

—Pasa — Me levanto, para taparme bien, pues estaba luciendo un poco expuesta.

—¿Cómo estás? — Trae una taza de chocolate caliente con bombones, y mucha canela, me gustaba como el sabor picaba un poco, miro mi pierna y solo quedaba una pequeña cicatriz.

—Muy bien, ya no duele — Le digo mientras me levanto, tendría que salir a buscar a Dylan así que busco un vestido, algo fresco a pesar del frio que estaba comenzando a hacer, no quería usar pantalón a pesar de la mala experiencia.

—Tu amigo estaba abajo — ¿A cuál de todos se refería? 

—Dile que suba — Le respondo, mientras me comienzo a peinar un poco para no verme tan muerta.

Me cambio a prisas, y recojo todo, tenía un desastre pues solo me la había pasado llorando por Dylan, tiendo la cama y el abre la puerta, la deja abierta.

—Hola... — Dice adentro era Malek, usaba una camisa blanca con un pantalón levis, estaba más arreglado que de costumbre, mientras tanto yo estaba nerviosa. No sabía como saludarlo, el se acerca y me da un pequeño abrazo, seguía oliendo a eucalipto.

—¿Has tenido noticias de Dylan? — Pregunto, este saca de su mochila una carta y me la entrega. No me atrevía a preguntarle de donde la había sacado, y por que la tenia él.

Me siento en la cama, mientras abro la carta, tenía una letra horrible, apenas entendía lo que decía pero podía reconocer algo el hecho de que olía a él. Pienso un momento antes de abrirla estaba nerviosa, nerviosa por el contenido de esta.

—Te dejare a solas — Le detengo, tomándolo de la mano, estaba asustada.

—Quédate — El asiente, era algo que me gustaba de él —. Te necesito aquí.

—No me iré Adeline — Me sostiene fuerte mientras mi padrastro pasa mirando la escena.

Las letras estaban corridas, parecía una carta que se había escrito con lágrimas estaba tan arrugada.

Para Adeline Allen.

Perdón, no tengo la cara para pedirte disculpas, pero creo que no es algo que deba de hacer, la idea de morir, de despertar y saber que un día, ya no veré a mi familia, no me gusta.

Quiero crecer y ver a mi familia, y si me quedo a tu lado, al lado de ustedes no sobreviviré, si me quieres déjame ir, no me busques, no me llames, cuando esto acabe volveré y hablaremos, no creo que me necesites ahora que tengas a Malek, ve a la cafetería de la calle Wall, él está allí.

Sean felices, nos veremos pronto si es el destino que quieren los dioses.

Termino de leer la carta, y mi corazón se llena de ira, el tomo esa decisión en un día, sin hablarlo entendía el trauma, pues yo al pasar por lo mismo, me quería ir pero jamás pensé en dejarlo de hacer, jamás pensé en abandonar a Nathan.

—¿Quieres que te dé mi opinión? — Pregunta Malek, al darse cuenta de que he cerrado la carta.

—Por favor... — Me suelta y me mira.

—Esta abrumado, y el tiempo es la mejor solución para los dolores de corazón — Entendía a lo que se refería.

—Yo... — Tenía y debía de explicarle, pero con que cara.

—No sé qué paso entre ustedes, pero no preguntare, ni te obligare — Besa mi mano con una calidez, que me tramitaba calma —. Te voy a esperar.

Le doy un beso en el cachete, me sonríe. Miro una foto de él y su hermana con uniforme, se miraba muy contento en su fondo de pantalla, lo que me hace preguntarme a que escuela estaba yendo y desde cuando.

—¿Estas estudiando? — Pregunto a lo que él se ríe.

—Si, voy a un colegio con una beca — Me enseña más fotos, en todas se las miraba feliz, en su salón, con sus amigos, tocando violín, cocinando —. ¿Qué quieres estudiar?

—Creo que quiero ser Diseñadora gráfica — No lo había pensado bien, pero no me sentía apurada, no era buena en la escuela, si sacaba un 7 estaba bien y de todos modos mamá me metería a una de paga para que no estuviera estresada por el examen de admisión, vaya privilegios que gozaba —. ¿Y tú?

—Te lo diré cuando salves al mundo — Me revuelve el cabello.

—Eso no es justo — Salimos de la habitación, mi hermano choca con él, era el primer encuentro oficial de ellos.

—Hola pequeño — Toma mi hermano en brazos, él se resiste y lo sostengo yo, mientras se esconde en mi cuello, normalmente era extrovertido con Dylan pero creo que le asustaba un poco Malek —. Esta más grande.

—Los bebés crecen — Se ríe, comienza a hacer un juego con las manos, para sacar un chocolate, sus pequeñas manos la toman y pide que lo bajemos para correr a ocultarlo, tenia una racha donde se convertía en una pequeña ardilla, que guardaba los dulces de mamá, pues mi madre quería protegerlo de la diabetes temprana.

—¿Nos vamos? — Me pone la mano, para que pase primero, todo estaba yendo bien, el estar a su lado, me ponía un poco nerviosa, pues la única veces en la que habíamos tenido este tipo de conversación había sido caminando después de haber perdido el primer enfrentamiento después de un tiempo empiezo la conversación.

—¿Y Malak? — Pregunto por ella pues casi no la había mencionado. 

—La mayor parte estudia, y la otra trabaja, la miro los fin de semana en la casa hogar — Los carros pasaban de mi lado izquierdo, él se cambia de lugar, mientras que él se queda de ese lado y me toma la mano —. Perdón, solo quería hacerlo.




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