Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 17

En un lugar lejano...

El cuerpo de Marcos renquea, pues su tobillo estaba roto por no decir destrozado, se agarra el costado para detener el sangrado, cae de espaldas en un callejón, era nuevo para este ser que jamás había podido experimentar el dolor, escupe sangre, pero en lugar de quejarse de dolor, era una mezcla con la satisfacción era la primera vez que este ser se sentía vivo, se escucha el murmuró de alguien se acerca.

—¿Lograste tu cometido? — Pregunta la silueta entre la luz de la luna.

—Si, mi señor... — Dice el ente dentro de Marcos tratando de levantarse —. Queme el penacho, dentro del cuerpo del elegido.

—Bien hecho... — Toca la cabeza para sanarlo lentamente, la luz recorre su cuerpo, el vuelve a la normalidad —. Sigue haciendo tu trabajo y te recompensare...

—Matar al elegido... es mi nueva meta — Sonríe Marcos para ver cómo se desvanece y el sigue su camino.

P. O. V Nathan.

Adeline y Noah no respondían por más que le habláramos, gritamos pero nuestra garganta estaba seca, y tosíamos, Diane lloraba en mis hombros. Trataba de consolarla pero como hacerlo, si ella ya había dado todo de sí, estaba rendida, y su corazón estaba más que roto.

—¿Cuál es su secreto? — Pregunta Silas para mantenernos despiertos, entre todo el desastre. Mirábamos como las cosas se caían quemándose por su propia cuenta, se consumían y el calor de las brasas nos quemaba los vellos. Diane traga saliva para hablar.

—Soy bulímica... En la porra... Nos esforzamos por ser delgadas, por lo que recurrí a eso... Ahora que no estoy... No sé por qué no lo hago... Se volvió un maldito hábito — Pasa saliva, hasta acá la escucho, mientras su respiración se disminuye —. Pero si salgo viva de esto prometo... comer bien...

—Una gran hamburguesa — Comenta Silas, antes de ver a Diane cerrando los ojos...

—Solo quedamos tú y yo... — Dice mientras checa la respiración de Adeline y Noah, ellos estaban inconscientes, el me sonríe y se convierte en el segundo en confesarse, como si lo que dijéramos fuera un pecado —. Me arrepiento de lastimar a las personas... hice daño a muchas burlándome... si vivo... prometo disculparme con cada persona...

Comienza a quedarse dormido, veo unas luces entre el humo, era una suerte que no nos tocaran...

—Yo soy g... — Susurro antes de caerme. Viendo que la ayuda pronto llegaba.

Estoy en un lugar misterioso, no hay nadie, más que yo, camino entre el césped jamás había estado tan tranquilo, esto era literalmente el paraíso, me recuesto un rato, estaba cansado, melancólico, ahora recordaba que había pasado, una silueta se acerca a mí, al tenerla más cerca veo que es Marcos.

—Gracias... — Se sienta a mi lado. Las palabras se atoran en mi garganta mientras nos miramos.

—Yo no pude salvarte... — Lloro, ahora entendía dónde estaba...

—No tenías que hacerlo... tu deber es detener a Xipe Tontec — Me río por el juego de palabras que utilizo.

—¿Qué debo hacer? — Paso saliva, no sabía qué hacer.

—Tienes que volver con tus amigos, y esperar... — ¿Esperar que?

Tapa mis ojos, para llevarme al desastre de la tierra, tan calmado estaba, veo como sacan a Adeline con una mascarilla de oxígeno, todos gritan y piden ayuda.

Era un milagro que estuviéramos vivos, trato de quitarme la mascarilla que me impide hablar, los paramédicos, me regresan la mascarilla, mientras me llevan a una ambulancia rápidamente, al abrir nuevamente los ojos estoy en el hospital, trato de hablar y quitarme todo, pero no se podía, una enfermera estaba a mi lado.

—Hermana... — Digo mientras me estabilizan.

—No te preocupes... ya le informamos a tus familiares... — No sabía si era yo, o porque los escuchaba tan lejos.

No podía reaccionar, pero escuchaba como hablaban del gran incendio accidental, debido a la luz, nosotros éramos uno de los pocos afectados, apenas noto la presencia de Albert ¿Desde cuando estaba aquí? Estiro la mano y el la sujeta, sostiene mi mano, mientras me llevan a urgencias.

—El chico está bien... — Habla la enfermera negándose a admitirme allí —. Ya hay muchos pacientes.

—El chico tiene quemaduras en todo su cuerpo, deben de ser tratadas — Dice mi hermana molesta.

—Es tu hermano, no te metas — Le habla la mujer soy incapaz de abrir los ojos

Todo estaba hecho un desastre, mi hermana estaba dispuesta a voltear todo el hospital, no era culpa de las enfermeras, ellas solo hacia su trabajo, la cabeza me va a explotar, tanto ruido y luces, volveré a dormir...

Me despierta como alguien acaricia mi rostro, veo hacía arriba era Rosa, se había quedado conmigo, me acurruco entre sus brazos mientras ambos lloramos, en ningún segundo me detuve en pensar en ellos, solo me di por vencido... 

—Fue horrible... Pensamos que íbamos a morir... — Ella deja que hable y me libero, no podía contarle nada —. Estaba asustado...

Mi madre entra para consolarme, ella estaba tan preocupada que al verme consiente solo suspira, me abraza, y me ayuda a dormir.

3 días después...

No había visto a ninguno de los chicos excepto a Diane y a Silas quienes me venían a visitar, todo estaba raro debíamos salir de aquí pronto para encontrarnos con los demás, debíamos detener esto pronto. Pero por mientras estábamos aquí matando el tiempo, en la tranquilidad, se sentía tan bien, pero tan bien.

—¿Cuándo crees que nos dejen ir?... — Pregunto robándole un regaliz a Diane.

—Mi madre dijo que nos iremos hoy en la tarde — Solo le quedaba unos pocos moretones, y que se cuidara la cortada de la cara, ya que se pudo infectar.

—Yo no creo poder ir a la escuela más... — Dice Silas enseñando la noticia de que Marcos está desaparecido.

—Ni yo... — Todos comentando cosas buenas sobre él, maldita hipocresía tomo la soda de un solo trago, provocando un eructó.




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