Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 18

Las horas habían sido días, no tenía comunicación con mis padres, a pesar de las múltiples llamadas, llegue a contestar una, solo para decir que estaba bien, que no me buscarán, pero a ellos no les parecía importar y siempre marcaban a la misma hora, Adeline no nos contaba nada, y solo nos entrenaba, teníamos que esforzarnos para ser más fuertes emocional y físicamente.

Diane luchaba con Adeline, esta vez era diferente pues Diane daba lo mejor de sí, algo la impulsaba, pues parecía una pelea de verdad con Adeline, la tira al piso, no podemos meternos a ayudarla porque era una regla que había impuesto el abuelo. Pero miramos como Diane se abalanza sobre ella, tratando de hacer que se detenga.

—¡Diane! — Grita Silas, pero esta no escucha, hasta que golpea a Adeline en la cara, interviene Malek.

—¿Qué te pasa? — Se mete Amira, Diane se deja caer cansada, la sangre de Adeline estaba en sus nudillos.

—Perdón, no sé qué me pasa — Comienza a llorar y no hay cosa que a los hombres nos dé más miedo que una mujer llorando.

—Estoy bien — se levanta Adeline, pero ella no parecía estarlo —. Ya estas lista Diane.

—Casi te mata, ¿Qué nos ocultas? — Le dice James preocupado, a decir verdad, todos estábamos así, pues ella parecía guardarnos algo.

—¿Abuelo? — Este asiente, y ella nos guía dentro de la tienda, vamos a una habitación al fondo, para quitar un pedazo de madera que daba a un sótano, al entrar miramos que está en perfectas condiciones, todo olía a limpio, podría jurar que ella dormía allí, quita una sábana para mostrar que había estado investigando por su cuenta, había miles de recortes, libros regados e incluso tazas de café con pintalabios, veo a Diane, es el mismo color que ella usa, me da rabia pues ellas nos lo ocultaron.

—¿Qué esta estupidez? — Dice Daarick enojado, desde la quemadura de su brazo, era más hostil con nosotros, a mí ni me toleraba, así que no imaginaba que le estaba causando esta situación.

—Es todo lo que hemos descubierto, como está relacionado — Busca algo en eso saca unos lentes y se los colocas, ¿Usaba lentes? Entre más pensaba conocerla más la desconocía, me sentía inútil al no saber que hacer, en dejarle todo esto a ella.

—Nathan ven — Indica Diane.

—Silas, Noah ustedes también — Nos acercamos y ellas comienzan a trazar algo en el piso, unos símbolos raros, se pasaban el gis.

Nos sentamos donde ellas nos indican y comienzan a partir el circulo y nos pone un cuenco, ella comienza a cortarse con una daga y se la da a Diane que se corta ella, toma la mano de Silas, quien es renuente, pero ella lo corta mientras le pasa la daga, para que sigamos pienso un rato, pero me he dado cuenta de que no escucho a los demás, solo estamos nosotros en esa habitación. Noah me ve con pánico, pero continuo y comienzo a trazar con mi sangre los trazos del símbolo, al llegar al centro una luz comienza a relucir.

La luz comenzaba a cegarnos hasta el punto de no ver hasta estar en otro lugar.

—¿Dónde estamos? — Pregunto al ver alrededor, ayudo a levantar a Noah que vomita, por los nervios, estábamos en un lugar desconocido, en las paredes había grandes pedestales grises, con ramas azules entrelazadas, el ambiente me recordaba al fauno, olía a hierbas húmedas, era un olor raro.

—Es nuestro lugar… — Dice Adeline, parecía que en este lugar recuperaba sus energías, caminamos derecho, mirando todo lo que hay cerca, saco mi celular, pero Diane pone su mano, para que no grabe.

—Se tiene que pedir permiso a los dioses… — Me dice en voz baja, llegamos a otra inscripción hecha en cemento, no podía decir que era con claridad, solo que era un círculo con un triángulo y una línea atravesándola, para tener un círculo por cada esquina.

—Diane, Silas, Nathan — Nos llama Adeline —. Vayan a cada circulo.

Hacemos caso, mientras que ella mueve a Noah al centro.

—¿Qué harás tu Adeline? — Pregunta Noah.

—No puedo hacer nada, más que observar, yo no pertenezco a su mundo — La piel se me hace chinita, ¿Qué quiso decir?

Al decir esto, Noah se coloca de rodillas mientras la luz es absorbida por nosotros, duele, algo comienza a quemar mi cuerpo, es como si estuviera en llamas, trato de resistir, pero esto es demasiado doloroso. No sabía cuanto más tendría que resistir, pero veo que Adeline empuja a Noah, este cae inconsciente, estaba pálido.

—No siento nada diferente en mi — Dice Silas.

La habitación comienza a temblar, y las cosas se empiezan a caer, Silas y yo tomamos a Noah, corremos por donde aparecimos, pero la habitación parece alargarse, cada vez estamos más lejos y detrás de nosotros cae un pedestal, haciendo que tengamos más prisa en avanzar, Noah recobra un poco el conocimiento, las cosas caían y nos estaban acorralando, este era el segundo intento de morir, Adeline reacciona por un momento, mira su bolsillo para después enterrar una daga en el hombro de Noah, todos la miramos con pánico, Noah grita y comienza a mancharnos de sangre, porque no lo hizo cuando estaba dormido.

La grieta comienza a tomar forma con la sangre de él, en donde estábamos antes un collar comienza a mirarse, era el collar, Adeline trata de alcanzar, pero es demasiado inestable estar allá adentro.




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