Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 27

ADVERTENCIA EL CONTENIDO DE ESTE CAPITULO PUEDE SER ALTAMENTE SENSIBLE PARA LOS LECTORES SE RECOMIENDA DISCRECIÓN Y RESPETO, PUES EL CAPITULO TRATARA TEMAS SENSIBLES COMO LO ES LA VIOLENCIA DOMESTICA Y LA DEPRESIÓN.

 

P.O.V Nathan

Estaba atrapado en mis pensamientos, una y otra vez revivía mis momentos más oscuros. Me sentía ahogado, estaba en una comida con mis padres en la casa antigua, estábamos comiendo cuando mi padre se levanta, para recibir una llamada sus ojos me fulminan, estaba molesto. Había vivido esto una vez, era de la escuela.

Me levanto, al mismo tiempo que camino hacia atrás.

—José, no le vayas a hacer nada al niño — Dice mi madre, pero mi padre saca el cinturón.

—Me llamaron de la escuela, alegando que el asusta a sus compañeros con sus voces. Que no le hemos dicho que se las guarde, que se debe de quedar callado — Estaba molesto, sus labios se ponen morados, mientras Rosa me pone detrás de ella, como extrañaba a mi hermana —. Otra escuela que piensa que esta loquito.

—Se llama esquizofrenia — Defiende mi hermana, pero mi padre golpea la mesa, haciendo que un vaso se rompa. Empuña su mano sangrienta señalándome.

—UN DIA DE ESTOS ESE CHICO NOS ARRUINARA — Grita tomando su corazón, por una pequeña acción toda la comida se arruino.

—JOSE CALLATE — Mi madre recibe una bofetada, corremos a auxiliarla, pero mi padre me arroja, en la realidad no había pasado así, esto era más brutal que la realidad. Si bien mi padre se atrevería a eso, jamás mostraría satisfacción como él lo estaba haciendo.

Mi grave error es darle la espalda, para que este aproveche para golpearme con toda su fuerza, se sentía un latigazo, la voz en mi alrededor me decía que lo apuñalara, el cuchillo de mantequilla se había transformado en un gran cuchillo, golpeo mi cabeza por que esto era una alucinación estaba dentro de mi cabeza.

—¡MIRALO! — Señala mi padre, mientras unas lagrimas se caen —. NATHAN NO ME DES MOTIVOS PARA ENSEÑARTE COMO SER UN HOMBRE.

Mi madre me agarra de la cabeza mientras me pide que llore más, me pedía que llorará para que mi padre se atreviera a disciplinarme, mi hermana me pedía que resistiera mientras que en la tele que había en el comedor podía ver una acción de primera persona en donde tomaba a Adeline de cuello, las voces, los gritos, todo estaba sonando en mi cabeza.

—VAMOS NATHAN ENSEÑALES DE QUE ERES CAPAZ — Me invita el ser en mi subconsciente, era demasiados ruidos.

—LLORA HIJO LLORA — Me pide mi madre, mientras la risa de mi hermana hace que la ansiedad comience a subir, me jalo el cabello al mismo tiempo que la habitación comienza a dar vueltas, no estaba acostumbrado a todo.

—¡QUE INUTIL ERES! — Si decían que las peores voces eran las que había en tu cabeza, estaban equivocados si no vivían en un entorno donde preferías escuchar tu auto desprecio, antes que la humillación de los seres que amas, por que las palabras duelen y jamás se olvidan —. MIRALO ESTA LOQUITO.

Algo en mí me pide que deje salir todo lo que tengo acumulado. La habitación se torna de llamas color verde jade, quiero creer que lo hacía yo al momento de expulsar todas mis emociones, pero decir eso era una afirmación errónea, no quería pecar de optimista.

El grito hace que todo se detenga, mis padres desaparecen, rosa desaparece, la manera en la que libere mis emociones creó una barrera de medialuna para defenderme, el dios con el que compartía cuerpo estaba delante de mí. Se miraba tan vulnerable, pero a la vez tan fuerte, tan lleno de poder, ese mismo que yo le había concedido por años, por tenerle miedo a lo que debí de detener en un momento. Me limpio la sangre mientras veo en la televisión, rosa estaba delante de mí.

Mi hermana estaba en la vida real.

—No vuelvas a tomar mi cuerpo — Le advierto.

—Estas cometiendo un error — Me dice mientras levanto mi mano hacia el ser, era mi mente, eran mis recuerdos, era mi cerebro. Ningún hechizo iba a ser más fuerte que el que yo mismo iba a hacer en este momento, no podía sacarlo de mi mente, pero aislarlo hasta el momento que sea necesario salir —. Tu y yo, juntos… No te dejare ir tan rápido.

No termina de darme su advertencia porque soy atraído a la realidad, estaba enredado en un mecate, mi hermana me tenia en sus brazos, ella acaricia mi cara con su pulgar, mientras unas lágrimas caen en mi rostro, no podía hablar. Un llanto desconsolado me hace voltear a ver al cuerpo de Adeline, su madre la tenia en brazos mientras su pequeña estaba medio muerta, pues su aura se dejaba ver el hecho de que ella aun respiraba estaba viva aunque su mente podría jurar que no, ella realmente no estaba presente.

Su vista miraba hacia la nada, todos estábamos conmocionados, trato de levantarme, pero aún no tenia el control de mi cuerpo. Volteo a mi hermana, quien sigue acariciándome.

—Michael, ayúdame — Pide mi hermana, mientras ambos me ponen en el piso, comienzan a revisarme, pero como decirles que se detuvieran que estaba bien, solo necesitaba tiempo en recuperarme, la voz en mi cabeza, aprieto mis ojos con fuerza, varias veces, tratando de que me vean, pero están más preocupados canalizando a Adeline. Abro la mano haciendo que un florero se caiga, mi hermana se voltea mirándome, miraba el resplandor verde, ella corre a verme.




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