Adeline me da las plumas de Quetzal con mucho cuidado, le entrega a Diane el objeto de ella con mucho respeto, y a Silas con amor, Silas pone la vasija al centro dejando caer unas gotas de lluvia, Diane vierte su collar mientras con sus manos prende las velas que nos rodean, para meter el movimiento a la vasija, que la luz cambia a naranja, me armo de valor, con mi fuerza espiritual hago una serpiente para quemar en las llamas de Coatlicue, las plumas del quetzal.
Ebrio de mí mismo me dirijo a ti,
Estrella matutina que ilumina al sabio que se torna espejo,
hablo a ti señor cinco de los dos encuentros
y centro de los cuatro movimientos,
Te busco a ti maestro matemático,
gobernador de los que se conocen a sí mismos.
Al decir esto inmediatamente, las luces tienen a prenderse más de lo normal, me asusta, pero Adeline desde los lejos, me da la fuerza para continuar, digo en voz alta haciendo que algo se sacude debajo de nosotros.
Me dirijo desde la humildad de mis sacrificios en busca del Águila,
Para beneficio del fuego y el encuentro que nos da Huehueteotl,
el dios viejo y padre del ciclo;
Desde cinco movimiento ciclos es que te hablo para que tu fuego devore mis halitos
Con el demonio de culebras que habrán de revelar mi Puma;
dando inicio de mi camino hacia ti”
Algo se abre debajo de nosotros, todo comienza a temblar.
—No se muevan — Nos grita Malek, brinca del carro en caso de cualquier cosa.
Un susurro hace retumbar mi cabeza “Solo el elegido podrá abrir la puerta del inframundo” “Mas no suficiente, que ofrecen a cambio para mantener la puerta abierta” dice, volteó a Adeline, brinca desde el carro, esquivando a Malek, pasa por el círculo de sal sin dañarlo, eso es asombroso, Adeline toma su daga y corta su mano, para poner la sangre en el cuenco, mientras grita.
—Soy Adeline Allen, elegida de Sejmet me ofrezco como sacrificio — Las luces se prenden más fuerte, haciendo que esté nos rodee y cesan.
—No sucedió nada… — Digo decepcionado, se había escuchado la tierra moverse, ¿Dónde abra pasado? ¿Solo había sido un terremoto? Me siento en el piso a llorar de la frustración ¿Abre hecho algo mal?
—¿Qué nos hizo falta? — Dice Silas, golpea el piso, mientras Adeline se venda la mano.
—No lo sé… ¿Escuchan eso? — Señala Diane mientras miramos las vibraciones de la tierra, unas cosas aladas se acercan a nosotros el sonido es similar al de una abeja a diferencia de que era más agudo, tomamos rápidamente los objetos metiéndolos en una mochila.
Diane se pone al frente para cubrir nuestra espalda, era muy buena lanzando fuego, Dylan se pone a leer en el momento más inoportuno.
—¿En dónde te convertiste en dios? — Me toma James de la camisa por reacción lo empujo, detestaba que me tomara y siempre asumiera que era yo.
—¿Por qué demonios siempre yo? — Digo molesto para volverlo a empujar, el sonido de las olas chocando, me hace recordar a cuando acepte —. ¡El agua! ¡Acepte en el agua!
La emoción del momento había hecho que recordara se escucha otra parvada se acerca veo como en cámara lenta Diane toma velocidad suficiente para arrojarse al agua me hace recordar con jóvenes imprudentes podríamos llegar a ser.
—Vida hay una — Grita Silas antes de escucharse su chapuzón, James fue el siguiente dándome una palmada hago con mis manos una pequeña protección en la bolsa mientras el sonido me pisa los talones sentía la presión del momento y en lo que menos espero sólo quedábamos Adeline, Malek y yo.
—¿Qué esperas? ¡Salta! — Grito haciendo que Adeline se quede pasmada, no se mueve.
—N-no se nadar — Dice al mismo tiempo que Malek se arroja, siendo esto lo último que el escucha — Perdón, sé que es demasiado tarde.
Se estaba bloqueando.
—Adeline ¡Esta bien! — Le digo mirándola —. Todos tenemos miedos, la cuestión está en vencerlos, si no puedes tranquila, buscaremos otra solución.
Las cosas impactan contra nosotros, no tenía un poder tan poderoso como el de Diane, que fácil pudo destruir, el mío solo servía para empujar, la miro otra vez, sonriéndole.
—Hagámoslo juntos — Le digo para lanzarlos lejos con mi fuerza el puñado de bestias, quedan atontadas, para tomar su mano, era un salto de fe siendo Diane la primera en arrojarse, si no fuera por el temor de Adeline ella sería la primera pues tenía la suficiente fe en mí para saltar, el agua estaba helada sentía mi piel arder a quien se les ocurre meterse a nadar las 10 de la noche a finales de noviembre, saco a Adeline, quien escupe el agua.
—No abras los ojos — Le digo limpiando su cara con mis manos, entre las aguas escucho su susurro “Lo estás haciendo bien” era la voz de antes, una voz tan tranquila difícil se me olvida, sonrió llevándome a Adeline a la orilla, esta termina de toser Noah me ayuda a poner de pie, mientras Malek toma a Adeline, Dylan estaba sentado, con su labio sangrando de los labios, Diane le pasa un paño, veo mejor a Malek tenía su cachete rojo.
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Editado: 05.04.2023