Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 40

No recuerdo a ver tenido un sueño tan calmado en mucho tiempo, pero las voces de las personas que decían mi nombre me hacen despertarme por completo, Albert me abraza ahora ya no me importaba nada, le correspondo el abrazo, sin importarme el que dirán, sin importarme algo realmente, Adeline esta sentada lejos con sus manos en la cabeza y la cara entre las piernas.

—¿Qué le pasa? — Pregunto mientras Owen me ayuda a ponerme de pie.

—Witsi ha intentado salir de su cuerpo… — Ella estaba agotada. Volteo para ver a Dylan quien también estaba consternado por que comparten sus almas, sabía lo difícil que se sentía —. Nathan, ahora eres el guardián de Quetzalcóatl.

—Creo que sí, necesitamos ir a separarlos… — Digo señalándolo, a los Adeline y a Dylan, pero se comienza a escuchar demasiado ruido en la ciudad, miramos como varios lugares comienzan a incendiarse, corremos hacia la ciudad, para ver algo extraño la luna estaba roja, era la luna azul, era el mejor día para la separación de los cuerpos, Adeline no es capaz de resistir por su cuenta estar de pie, por la voz que la hace escupir sangre.

—Mi cuerpo no esta resistiendo al dios… — Dice ella en un hilo de voz.

—Adeline resiste — Le pido, mientras la cargo en mi espalda.

—¿Qué debemos de hacer? — Volteo a ver a Dylan quien estaba serio.

 —Thot ya no esta de mi lado, necesitamos buscar — El poder que tenía era nulo, volteo a ver a Diane para proponer su casa.

—No me puedo aparecer en mi casa, mis padres me van a matar… — Dice ella, recordé tarde que todos habíamos salido mal de casa, mi hermana estaba lejos por lo que sostengo fuerte a Adeline para ir a mi casa, estaba asustado, pero a la vez emocionado por ver a mi madre, siento el ardor en mi espalda que hace que flaque y este a punto de caerme.

—Dame a Adeline — Pide Dylan, se la doy con cuidado, pero de la forma en la que la toma me hace darme cuenta de que yo era el brusco. Este se adelanta, ignorando a todos.

Camino más despacio pues miro hasta mi casa, me quedo paralizado un segundo, antes de sentir la mano de Albert tomar mi mano, esa era la confianza que necesitaba para buscar de debajo de una roca las llaves, pero la puerta se abre mientras mi madre se queda mirando, ella estaba preocupada y se notaba en el modo en el que me abraza tocándome de la espalda haciendo que grite de dolor.

—Nathan Isaías Wayne — Me dice jalándome de la oreja para meterme a casa, todo estaba igual, mi madre llama a mi padre mientras me zafo de ella —. ¿Quién demonios te crees para aparecerte así?

Estaba más preocupada que enojada.

—Mamá, han pasado tantas cosas — Le digo mientras mi padre baja, este lucía sereno. Lo más fácil es mostrar antes que explicar, muestro el poder siendo contemplado por mi madre y padre, mientras escuchamos un ruido proveniente del otro lado —. ¿Nos siguieron?

Pregunto, protegiendo a mi madre, Dylan deja a Adeline en la mesa de detrás mientras se pone en guardia con Malek y Noah para protegerla, Silas corre para proteger a mi padre, volteo a ver a Daarick quien es quien se acerca a la puerta, con mucho sigilo mira por la ventana hace ruidos para que miremos como estamos rodeados… Había monstruos rodeando mi casa.

—¿Qué demonios esta pasando? — Pregunta James, mientras miro a Adeline.

—Creo que Adeline los esta atrayendo… al estar inconsciente el Huitzilopochtli los está llamando — Dice Dylan, leyendo mis pensamientos.

—Mis padres están en peligro — Digo volteando a verlos, quienes están consternados.

—Yo los sacare de la ciudad, bueno ambos — Dice Amira junto con Albert.

—Deben de confiar en mí e irse — Les digo sin explicarles mucho, mi madre me detiene mientras me pide que le cuente —. No hay tiempo si se quedan aquí saldrán heridos, cuando esto acabe iré por ustedes lo juro.

Mi padre es el primero en bajar para tomar a mi madre, mientras me da una mirada que jamás me había dado una mirada de confianza pura.

Mi madre sube por unos cambios de ropa junto con Amira y Malak, me acerco a Albert quien toma una de las dagas, le hago señas para ir a mi habitación, veo que esta tal y como lo deje voy debajo de mi cama, para encontrar una de las espadas que coleccionaba mi abuelo, salgo de abajo para quedar a centímetros de la cara de Albert, no me importaba nada en este momento, me acerco para besarlo, era la primera vez que besaba a un chico, y con esto confirmaba que me gustaban los chicos.

—Perdón — Le digo mientras él sonríe y me devuelve el beso. Ambos nos reímos, juntando nuestras frentes —. Cuidate mucho.

—Si — Me responde nada más, para levantarse e irse con los demás, el y Amira aseguran que protegerán a mis padres.

—Se van a encontrar con Rosa, ella les explicará todo — Les digo mientras mi papá me ve como si me quisiera preguntar algo.

—¿Lo que mire es…? — Me hace referencia a mis poderes.

—Fue real, todo lo que dije ese día fue real y no me arrepiento… — Albert me mira esperando mi aprobación —. A la cuenta de tres, Diane y Silas protegeremos que mis padres lleguen a su carro, después de eso nos iremos uno por uno a la casa. Albert y Amira pasen lo que pase no miren atrás.




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