Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 41

Llenamos la tina con agua helada, mientras la ponemos allí, esto sería como la primera vez, pero más diferente por qué consistía en traerla, Malek la pone en el agua, con mucho cuidado, Dylan entra al agua con ayuda de Malak, su piel se pone china por el frio, mientras habla sobre salirse, pero su cuerpo se queda.

Amarra las manos de Adeline con el cordón que me amarraron.

—Adeline… ¿Me escuchas? — Le dice Dylan mientras la atrae hacia él, pone la cabeza de ella en su hombro —. No sé si pueda decirlo enfrente de él…

Malek se niega a salir, pues quería quedarse, él tenía que decirle algo feliz para contrarrestar las malas emociones.

—¿Te digo cual es mi día favorito? — No hay respuesta por parte de ella, es como si lo esperara porque, en lugar de desanimarse la toma mejor entre sus brazos, estabilizándola para hablar con ella —. El día que fuimos a comer sushi, recuerdo tu risa al enterarte que no sabía usar palillos, pero te mentí se usar palillos chinos siempre he sabido pero tu sonrisa esa vez no tenía precio, cometería el ridículo una y otra vez por tal de verte sonreír.

El agua donde se encontraba sumergido comienza a brillar, mientras miro como el deja caer una lagrima y me hago hacia atrás para ver a Malek, estaba serio.

—Esa fue la noche donde recordaste ser una diosa, noté desde el primer momento en el hospital que ya no era yo, en cuanto tus ojos perdieron sus brillos y di un paso atrás para pedirte que seas mi novia. No tengo que ser inteligente para ver la manera en la que Malek te hace sentir, en la que cada maldito día lo escoges a él, en como con solo mirarlo inmediatamente te hace sonreír…

Se pasa las lágrimas para continuar hablando. Ruidos se escuchan dentro de la casa, Malak sale a ver y sus gritos son alertándonos de que los monstruos del dios estaban entrando, siendo atraídos por la luz que les llama la atención.

—Dylan, no te quiero apresurar, pero tienes que apurar — Le digo y este asiente.

—Thot me dijo que éramos el amor de la vida del otro, pero no lo creo, si te soy sincero soy tu alma gemela, porque te deseo Adeline, te deseo para un futuro juntos, para todos los malditos momentos de mis días, para cumplir nuestros sueños, te deseo tanto físicamente como espiritualmente, te deseo… Aunque no seas mía…. — Esto último lo dice mirando a Malek, la luz lanza un destello tan grande que nos termina de cegar, él se detiene a centímetros de besarla, le da un pequeño beso en la frente.

Si tuviera que decir el amor de ellos era tan puro, tan especial, pero solo estarían destinados a eso, a vivir sin el otro. Una onda expansiva hace que nos peguemos más a la pared, protejo a Malek, pero él no quería eso, tenía una apariencia de príncipe, pero había veces como esta que su miedo a perderla erra más grande y mostraba una actitud caprichosa.

Ella se despierta, toma una bocanada de aire, mientras tose, Dylan le limpia la cara con sus manos, mientras me apuro a sacarla del agua junto con Malek, quien la desamarra, e inmediatamente se voltea abrazando a Dylan, el sangraba de la nariz, pero sostiene a su mejor amiga, ambos lloran, solamente ellos saben.

Malek la saca del agua, y la lleva a la habitación de Rosa.

P.O.V Adeline

Malek me carga hasta una habitación las fotos delataban que era de la hermana de Nathan quería hablar, pero este estaba demasiado serio, mi mente estaba más ruidosa de lo normal, ya había encontrado la manera de separarme de él, basado en sus recuerdos, lo bueno de ser su recipiente era que podía almacenar sus recuerdos, podía recordar todo su pasado.

—¿Malek? — Le hablo mientras el saca un cambio de ropa de la hermana de rosa y me lo entrega.

—Perdona, estoy algo celoso — Me dice sentándose, toma la toalla y me seca la cara, lo hace con mucho cuidado, y es cuando me acerco a besarlo, no era un beso cualquiera era el beso en el que le entregaba todo de mí, sabía que iba a pasar por lo que, asustada, ya no estaba, lo tomo de cuello y él no pone resistencia al contrario parece entregarse más, enreda su mano en mi cabello y es cuando me separo —. Te amo Adeline…

—Yo también te amo Malek… — Le digo poniendo mi nariz.

—Ese beso supo a despedida… — Lo vuelvo a besar, pero es cuando el ruido de afuera me llama la atención, la luna azul de esta noche no debía de pasar para ser separada de él —. ¿Qué me ocultas?

—Nada… — Sonrió mintiendo, la voz de mi cabeza se vuelve demasiada intensa, este me besa una última vez en la frente tomándome de la cabeza, sale mientras me cambio para explicarles el plan —. Tengo que ir a un lugar alto, el ultimo rayo de luna debe quedar en la vasija de Tlaloc y pedir que nos separemos.

Decirlo era sencillo.

—¿Qué necesitamos? — Me dice Nathan.

—Sal, canela y fuego — Digo sonriéndoles, la voz se hace más ruidosa, mientras llama a sus refuerzos, trato de ignorarlo, pero es difícil, no soy lo suficiente buena…

—El lugar más alto es la feria, si mal no recuerdo hoy la desmantelarían — Me dice Silas dándome su celular, veo a Dylan quien sale de la habitación yendo hacia el baño, este se detiene mientras me mira.

—Gracias — Le digo y sus ojos se llenan de lágrimas, lo abrazo consolándolo, pues no era demasiado tarde para hacer las paces, el dolor que tenía dentro de mí me estaba consumiendo. El dios que había dentro de mí me estaba ganando y eso me estaba destruyendo. Owen nos mira, mientras fingimos que nada paso, mientras Nathan expone y da tareas la voz en mi cabeza me repite una y otra vez lo que sabía, si muriera todos estarían bien…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.