Los seis caminan a distancias prudentes, por no decir alejadas, intentando estar lo más lejos de la otra especie sin llegar a ser tan obvios. Los gemelos vampiros van uno al lado del otro, en el medio está el brujo tratando de caminar lo suficientemente lento para alejarse de los vampiros y lo suficientemente rápido para mantener distancia con los dos licántropos que atrás caminan; el mayor del grupo los dirige al frente.
Siente como uno de los licántropos acelera el paso hasta estar a su lado y traga pesado al darse cuenta que se trata de la chica, quien solo se limita a caminar al par del brujo sin decir palabra pues no tiene mucha idea de como comenzar la conversación.
—Di algo —Le reprocha su loba, al notar que ninguno de los dos puede empezar la conversación.
—¿Qué quieres que diga Kiari? —pregunta un poco nerviosa.
—Que se yo, habla del clima —sugiere.
—¿Del clima? ¡¿En serio?! —dice indignada.
—Disculpa por eso —Habla por fin el castaño con voz un poco ronca, señalando la herida que le había echo con anterioridad a Kayla y sacándola de la conversación con su loba.
—Ah, no te preocupes —Le resta importancia viendo como ya la herida en el brazo ya se esta comenzando a cicatrizar, escucha el brujo carraspear su garganta.
—¿Te enseño un truco de magia? —Una sonrisa traviesa se posa en los labios del chico mirando de soslayo a la licántropa.
—Ok —accede sospesando la idea, ambos se detienen y el castaño le pide el brazo.
—¿Qué harás? —interroga de forma desconfiada el otro licántropo alcanzándolos.
—Un truco de magia —dice de forma simple—; cierren los ojos —Pide a ambos, la chica los cierra con una sonrisa y el chico de orbes azules le imita con un poco de desconfianza—, cuenten hasta tres.
—Uno —Comienza ella, sintiendo un poco de ardor en su herida.
—Dos —Le sigue el medio pelirrojo abriendo un poco un ojo.
—Tres —Termina el castaño soltando el brazo de la chica.
—Increíble —expresa ella cuando abre los ojos, se acerca su brazo lo más posible a su rostro y le pasa su otra mano varias veces.
—De verdad la curaste, asombroso —admite el licántropo admirando el brazo de su amiga. Ambos ven como el brujo siguió caminando dejándolos atrás.
—¡Oye, gracias! —Una vez que le alcanzo no dudo en agradecerle por curarle la herida.
—No es nada, discúlpame por tu herida, no quise lastimarte, pero todo estaba muy...
—Intenso —Termina el pelirrojo por el, al ver que dejo la frase en el aire.
—¿Cómo lo hiciste? —pregunta la licántropa mirándole curiosa, el castaño que se encontraba en el medio de ambos sonríe.
—Un mago nunca revela sus secretos —dice abriendo la palma de su mano donde se encuentra el anillo que traía la licántropa.
—¡WAO! —exclamaron los dos al ver eso, lo que más le sorprendió fue que el anillo se encontraba en la mano izquierda cuando fue la derecha la que se lastimo.
—Mi mamá también dice eso —Recuerda la chica volviendo a colocarse el anillo.
—¿Tu madre? —El ceño del castaño se frunce en confusión.
—Su madre es la Alfa de la manada —explica el oji-azul.
—¿En serio? —El mago se sorprende por la explicación.
-Sí —asiente y luego se recuerda de algo importante—; por cierto soy Kayla —Se presenta al darse cuenta de que no lo ha echo antes.
—Yo soy Marcos —El licántropo también se presento extendiendo su mano al brujo.
—Me llamo Daniel —Correspondió al saludo con una sonrisa simpática.
—¡¿Y ustedes dos?! —pregunta Kayla a los gemelos que están al frente y que estuvieron escuchando la conversación.
—Que te importa —responde el rubio deteniendo su andar y girándose para encararlos, sus ojos se vuelven rojos y Kayla gruñe en respuesta, dejando que sus ojos tomen el mismo color.
—Yo soy Nadia y el es el mi hermano gemelo Aidan —La vampiresa que al parecer parece más social y sensata que su hermano se presenta por los dos abrazando a su hermano por el hombro.
—Un placer, Nadia, seguramente ya lo sabes, pero yo soy Marcos —Habla el licántropo imitando la acción de la vampiresa en Kayla, evitando que esta se lance sobre el vampiro—, él es Daniel —Señala al susodicho— y ella es Kayla ¿Verdad que es un placer Kayla?
—Sí, es un placer —Sisea la licántropa en un gruñido despegándose de Marcos y manteniendo la mirada en el vampiro.
—Para nosotros también es un placer ¿Cierto hermano? —La mirada amenazadora de la vampiresa cae en el susodicho.
—Es todo un placer —dice de la misma forma que Kayla entre dientes mostrando sus colmillos ganándose otro gruñido de la licántropa.
—Sera mejor que sigamos caminando —Habla el brujo notablemente incomodo y soltando una risa nerviosa.
—Tienes razón, sigamos caminando —Concuerdan Marcos y Nadia al mismo tiempo llevando por los hombros Kayla y Aidan respectivamente.
Mientras caminan de alguna forma Daniel se logro escabullir hasta caminar al lado de Antoni, quien los guía, dejando que los otros cuatro se las arreglen como puedan; Kayla y Aidan quedaron en medio de Marcos y Nadia quienes hablan como amigos de toda la vida y los primeros mencionados se miran con ganas de matarse soltando pequeños gruñidos.
—Desde que tenga la oportunidad te voy a matar maldita perra —murmura Aidan mostrando sus colmillos.
—¿Por que no lo haces ahora, pálido? Eres un cobarde chupa sangre ¿Acaso te da miedo lo que diga tu hermanita? —Gruñe Kayla provocándolo.
—Cuando acabe contigo, voy a ir por tu amiguita y le chupare cada gota de sangre —Amenaza chocando su hombro con el ajeno debido a la cercanía.
—No si yo te descuartizo primero —Imita la acción anterior empujando el hombro ajeno.
—¡Llegamos! —La voz grave de Antoni les detiene antes de que arremetieran con el contrario.
Todos se detienen mirando el gran edificio que hay al frente, los olores a brujas, vampiros y licántropos combinados unos con otros se hace presente, logrando que ase cree un aroma único, los ojos de Aidan y Kayla vuelven a su estado natural e inconscientemente sonríen al ver seres de las tres especies caminando al mismo lugar.
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Editado: 11.09.2022