Kayla camina entre los pasillos de la nueva institución, mientras sus pies la llevan a un lugar indeterminado nota como algunos alumnos la observan con indiferencia, algunos con respeto, pero la mayoría con desprecio. Manda sus ojos al cielo como costumbre heredada de su madre y sigue su camino; el olor a brujos y vampiros mezclado con el de los licántropos no le molesta tanto como al comienzo de la jornada, no porque este acostumbrada al olor, sino porque su madre le dio una píldora que anula levemente los olores.
Agradece que su madre sepa de medicina al igual que sus abuelos maternos; al pasar por un pasillo despreocupadamente ve a un vampiro que hace que su sangre hierva; es Aidan, el rubio claro al que aún le tiene ganas de romperle algunos huesos por la amenaza que le hizo a Olivia, su mejor amiga. Le observa fruncir los labios y apretar la mandíbula y supone que es porque al igual que le pasaba a ella todavía no esta acostumbrado a los nuevos aromas.
—Toma —Al frente del vampiro aparece un blíster de patillas donde solo hay un espacio vacío, con el ceño fruncido y con aparente molestia lo quita de vista.
—¿Qué mierda es eso? —exige saber en voz baja con cara de fastidio.
—¿Qué no ves idiota? Son unas píldoras que mi mamá preparo para todos los que quieran tomárselas, anulan momentáneamente los olores a los que no estamos acostumbrados —explica con tranquilidad sorprendente.
—¿Por qué debería tomármela? —pregunta con una ceja alzada.
—Porque sé que también te molesta la mezcla de nuestros olores —Aidan mira con desconfianza intercambiando miradas entre Kayla y las píldoras—. Si quieres no te la tomes, solo intentaba ser amable -Sisea entre dientes dándosela vuelta para irse.
—Espera —dice en un susurro girando los ojos— ¿De verdad funciona? —El rubio se agarra el puente de la nariz mientras hace la pregunta.
—Sí, recientemente tome una y tu horrible olor es tolerable —responde con un toque de gracia y el vampiro le corresponde la sonrisa.
—¿Entonces por qué me la ofreces? —expresa su duda ante la licántropa quien piensa unos segundos su respuesta.
—Creo que hay que intentar llevar todo en paz, nuestros primeros antepasados vivían en tranquilidad, pienso que seria bonito que las futuras generaciones nazcan de esa forma, en un mundo donde los vecinos no se intenten matar, sino que sean amigos y nosotros podemos dar el primer paso para que eso pase —Con un poco de duda ofrece una vez más las píldoras al vampiro, quien luego de suspirar las agarra.
Al sacarla ve su exterior verdoso y vuelve a dudar, pero al final se la toma, siente como el comprimido se desvanece en su boca dejando un sabor dulce que le hace suspirar y unos segundos después deja de oler tantos aromas, dándole un poco de tranquilidad al notar que sus sentidos se relajaron; vuelve a suspirar respirando profundo, sintiendo por primera vez el aroma de los arboles, sonríe por eso.
—¿No me voy volver adicto a esto verdad? —pregunta con diversión.
—Espero que no, porque entonces seriamos dos adictos —Admite siguiéndole el juego, ambos se ríen.
—Gracias —Suelta de la nada con una sonrisa golpeando el hombro de Kayla amistosamente con su propio hombro debido a que esta al lado de ella.
—¿Por qué confiar en mi para tomártela? —Su pregunta retorica con un toque de ironía hace que Aidan niegue con la cabeza divertido.
—¿Pero que tenemos aquí? —Una voz masculina se hace presente rompiendo el ambiente se había creado, Kayla gruñe instintivamente al ver de quien se trata y Aidan frunce el ceño por la acción que tomo la licántropa.
—¿Quién es? —Curiosea el vampiro refiriéndose al licántropo que llego con otros tres amigos.
—Solo un idiota —responde Kayla preparándose para irse y dejar atrás licántropo pelinegro que acaba de llegar.
—La pregunta aquí es ¿Quién es ese chupa sangre y por qué estas con el? —El licántropo mira despectivamente a Aidan quien se plantea la idea de desaparecer al idiota.
—¿Qué te importa a ti con quien estoy? —espeta Kayla encarándolo.
—¿Con ese vocabulario la hija de la Alfa se dirige a los demás? —La mencionada aprieta la mandíbula evitando soltar una grosería.
—El como ella se exprese no es de tu incumbencia —dice Aidan dando un paso al frente y volviendo sus ojos rojos.
—¿Y que harás vampirito? -pregunta también dando un paso al frente.
—Sí ¿Qué harás eh? —Enchinchan varios de los otros licántropos que acompañan al pelinegro.
—Sera mejor que te vayas —advierte Aidan con los ojos rojos y Kayla da también un paso al frente con la frente en alto.
—Hazle caso, Josh, vete —Le secunda la única licántropa y sus orbes toman el mismo color que Aidan.
—Nosotros somos cuatro, ustedes solo dos —Una sonrisa de superioridad se posa en los labios del pelinegro; Kayla y Aidan se miran y también sonríen.
—Tres —Corrige Daniel llegando a donde el grupo poniéndose al lado de Kayla.
—Cuatro —La voz femenina de Nadia se hace presente cuando se pone al lado de su hermano.
—Cinco —Esta vez es Marcos quien habla poniéndose al lado de Daniel.
Josh y su grupo tragan en seco.
—Largo —dicen los cinco al mismo tiempo sorprendiendo a primer grupo quienes se van molestos, pero sin decir ninguna palabra.
—Eso fue increíble —expresa emocionada Nadia dando un pequeño salto.
—¿Cómo fue que nos coordinamos para decir eso? —pregunta el brujo sorprendido.
—Ni idea, pero fue genial —admite Marcos y los otros están de acuerdo con el.
—Porque pienso igual que tu —susurra Aidan en el oído de Kayla respondiéndole a la pregunta retorica que ella había hecho antes de que les interrumpiera.
—¿Quiénes eran ellos, Kayla? —Curiosea Nadia acercándose a la licántropa.
—Solo unos idiotas —No da muchas explicaciones y Marcos niega con la cabeza.
—Son unos idiotas que le tienen envidia a Layla y la viven molestando, se defiende sola sin problemas, pero si son cuatro contra una es mas complicado tomando en cuenta de que siempre andan los cuatro idiotas juntos —explica con detalles al grupo y Kayla le da una mirada asesina, por revelar esa información.
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Editado: 11.09.2022