Un lobo de color negro corre en el bosque, atravesando los árboles que conoce desde su nacimiento, la neblina que le rodea no dificulta su visión pues ya está acostumbrado a ella; se detiene de repente, siente algo en su interior, sus orejas se mueven al percibir movimiento de lo que su olfato había detectado antes, sus fauses de abren en un gruñido por el intruso desconocido y sus ojos color fuego flamean ansiosos por descubrir quién usurpa en su territorio.
Sus patas comienzan a pisar silentes en el barro dejando un rastro de huellas; las altas y grandes copas de los árboles impidiendo que entre mucha la luz solar. Deja salir su aliento y este se volvió blanquecino por el frío a su alrededor, se detiene al localizar su objetivo y la furia se transforma en confusión al identificar lo que causó el torbellino en su interior.
Una joven, de menos de trece, de pelo rubio, camina tranquilamente por el bosque desconocido y los ojos del licántropo flamean una vez más, pero está vez, no con furia ni malicia, está vez brillaron con algo que no siente desde hace mucho… curiosidad.
¿Qué haría una pequeña licántropa en el bosque Leinad, tan lejos de casa?
[…]
Dos lobos corren por el territorio Alyak, uno de ellos es un licántropo de pelo marrón con reflejos más claros u oscuros dependiendo del lugar de su pelaje, con ojos negros, en su lomo lleva a otro chico, al único brujo, Daniel, quien se aferra a su pelaje para no caerse; a su lado corre una licántropa de pelo blanco cenizo con ojos rojos, lleva en su lomo a Olivia, la única humana del grupo.
Junto a ellos corren dos vampiros, Aidan y Olivia, los gemelos, cada uno de ellos lleva una carga en sus brazos. Los seis se detienen al frente de un hermoso lago alimentado por una cascada cristalina, los transportados se bajan de la espalda de los lobos que ahora son más grandes, pues han pasado cuatro años desde que se conocieron.
—De verdad es bellísimo —La voz de la vampiresa se hizo presente luego de acomodarse su pelo en ondas, últimamente se lo ha dejado así en vez de alisárselos.
—Y más cuando es de día —Secundo el vampiro sintiendo el sol en piel, pero sin sentir la quemadura que este provoca.
—¿Verdad que es cool sentir el sol sin miedo a morir? —Pregunta la humana al vampiro apoyando su brazo con dificultad en el hombro del vampiro debido a la nueva altura del mismo.
—Sí, el hechizo de Daniel es genial —respondió con una gran sonrisa en su rostro.
—Confirmo —dijo Kayla luego de transformarse caminando tranquila hacia el grupo.
—Confirmo tu confirmación —Marcos camina al lado de quién es como su prima, de la misma forma que ella.
—Oh, chicos no es para tanto —Menciono humilde el brujo sacando las cosas que trajeron los vampiros con ayuda de Nadia.
—¿Estás bromeando? Lograste hacer que los licántropos se pudieran transformar y des-transformar sin necesidad de cambiarse la ropa o que se quede hecha pedacitos —Elogió Kayla.
—Además de que conservamos nuestra propia ropa que antes de transformarnos en lobos ¡Eres increíble! —El brazo de Marcos le rodeó los hombros amistosamente.
—¿Y lograr hacer que los vampiros caminen en el sol? ¡Eso es algo fuera de serie! —Aidan secundo la acción de Marcos del otro lado.
—Gracias, pero saben que no lo había podido lograr sin ustedes —Dio crédito también a sus amigos.
—Sin tus conejillos de Indias querrás decir —Todos se echaron a reír por el comentario de Olivia.
Y es que lo logrado fue un trabajo de equipo, desde los sobrenaturales prestándose para ayudar a Daniel con sus hechizos, hasta Olivia quien le ayudo con las pociones y dándole algunos consejos sobre que podría agregar; todo fue un trabajo de equipo… de familia.
—¡¿Y que estamos esperando para ir al agua?! —dijo Nadia emocionada quitándose su ropa para quedarse en bikini y saltar al agua.
—¡Vamos! —Casi de inmediato Marcos corrió tras de la vampiresa imitando su acción quedándose solo con unos pantalones de baño.
—Oh, no, ni lo piensen chicos —Sentenciaron Kayla y Olivia al ver la intención de sus amigos.
—Vamos, no le tendrán miedo al agua —Comenzó a decir Aidan.
—¿O sí? —pregunto Daniel de forma socarrona, con una ladina sonrisa en su rostro.
—¡Corre Olivia! —Grito Kayla yendo a la izquierda y Olivia acatando su orden fue a la dirección contraria.
—¿Listo? —Daniel empezó a quitarse su playera y sus zapatos.
—Esto será divertido —respondió a la pregunta dicha por el brujo imitando sus acciones.
—Nunca van a madurar —Aseguro Nadia flotando en el agua.
—Parecen niños, tienen más de veinte años, deberían de ser más conscientes —Secundó a los pensamientos vampíricos negando con la cabeza.
—Nosotros tampoco vamos a madurar —dijo la vampiresa salpicando agua en el rostro del licántropo.
—¡Ven acá pequeña vampira! —La susodicha se hundió en el agua antes de que los brazos licántropos la atrapen— ¿Así que quieres jugar, Nadia? Bien ¡Juguemos! —Marcos imitó los movimientos de la rubia entrando también al agua para perseguirla debajo de la superficie.
[…]
—Olivia sabes que te voy a atrapar, no tiene sentido que te escondas —El vampiro caminaba entre los árboles, porque a Olivia se le ocurrió la «brillante» idea de meterse al bosque ¿Es en serio?
—Pero si no me escondo ¿Dónde estaría lo divertido? —pregunta la humana detrás de un árbol que le cubre todo el cuerpo.
—Estas tan segura de que te voy a atrapar que incluso te cambiaste a tu traje de baño ¿Olivia por qué no mejor te entregas y ya? —Insistió Aidan recostándose del mismo árbol que Olivia.
—Repito ¿Dónde estaría lo divertido en eso? —La risa de la humana se intensificó cuando, en un movimiento rápido le comenzó a hacer cosquillas al vampiro.
—¡Basta! ¡Liv! ¡Me rindo! —Comenzó a decir de forma forzada, intentando respirar, reírse y quitarse a Olivia de encima al mismo tiempo pues la pelinegra se le tiró encima y él se dejó caer.
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Editado: 11.09.2022