Guardianes:azulina

CAPITULO 16: MANSION LEINARD.

 

Lejos del fuerte de los guardianes, en las empinadas montañas y sobre una de las colinas rocosas, yace la mansión de los Leinard. Una de las familias más adineradas de la región. Su capital había crecido gracia a los yacimientos de diversas piedras preciosas, que se encontraba en dicha montaña. Por varias generaciones se dedicaron a la comercialización de estas piedras en toda Allegra.

NORMAND.

La calidez de los rayos de sol, relucían sobre los sillones amarronados de la sala de los Leinard. Normand, sobre su sillón favorito está inmerso en sus pensamientos, su ceño estaba fruncido, y el golpeteo continuo de uno de sus pies sobre el enmaderado suelo, denotaba algo de impaciencia en él.

Como es que castor decidió inmiscuirme en sus planes y no me dice de la joven…tuvo una hija con Caroline y lo oculto…-pensaba entre si-necesito saber qué es lo que trama con ella.

El rechino de las puertas de hierro de la entrada, lo saco de su recuerdo. Giro su grisáceo cabeza hacia el enorme ventanal, apretó sus manos contra el apoya brazo, se puso en pie, Camino hasta el cristal, y poso su mirada exasperada sobre el carruaje oscuro que cruzaba el arco de los muros de la entrada. Alguien llegaba! Toc toc!!

Alguien llamaba a la puerta de la sala.

N-adelante Leoncio.

L-señor Normand, él ha llegado.

N-lo sé, gracias- salió de la habitación a toda prisa.

***

Por vestíbulo, se adentraba con total señorío castor. Sus ojos recorrieron aquella lujosa entrada, reconocía cada detalle de ellas, las paredes papel tapiz en tonos caramelo, marcos de puertas y ventanas de piedra gris con finas terminaciones.

Una majestuosa escaleras de mármol con una bonita alfombra. En el primer peldaño, una pilastra de piedra con arreglos florales, en su pared escalaba candeleros que iluminaban hasta el primer descanso de ellas. Sus barandas también de piedra y en el primer descanso, un hermoso balcón con un ventanal inmenso de fondo.

Castor a sus pasos rosaba con sus largos y pálidos dedos cada pared, cada mueble, la piedra fría del barandal. Con su mirada diviso a Normand que bajaba del segundo piso.

Normand se detuvo en el descanso, lo vio con su ceño casi fruncido y agrado desde arriba. Castor sostuvo la mirada y sonrió de lado siguiendo su recorrido. Camino unos metros más cruzo un arco con incrustaciones de cuarzos en tonos ambarinos y abrió de par en par una puerta de doble hoja.

Se adentró en un gran salón en tonos rojizos, los recuerdos de aquellos lujosos bailes, donde sus padres y amistades cercanas, se unían para dar ostentosas ceremonias en las cálidas noches de verano, se apoderaban del sombrío ser.

Juraría que aquellas siluetas danzaban entre el, con cada paso que daba se hacían más reales y visibles.se detuvo en el centro y su mirada se poso sobre un bonito cuadro. –Mi pequeño castor, te ves tan apuesto esta noche…-rememoraba la dulce voz de una mujer.

la nostalgia se apoderaba de él ,podía ver como aquella hermosa mujer de tés rosada, cabellos castaños y finas vestiduras tonos rosados de la pintura, besaba a aquel niño rubio de ojos grises, de tan solo siete años de edad.- te amo hijo mío… – cerro sus ojos, dejándose llevar por la añoranza. Sus labios inconscientemente susurraron en vos alta. –madre ¡

-a ella si la recuerdas ¡ -sonó en eco la voz de Normand en todo el salon. Estaba de brazos cruzados apoyado sobre el marco de la entrada.

Esa vos lo trajo bruscamente a la realidad. Voltio leve mente su rostro viéndolo de perfil

C-todo sigue igual a como lo recuerdo.-seguía observando el salón detenidamente.

Los ventanales llegaban al techo blanco el cual estaba decorado con cenefas, franjas, espigas y vetas en dorado. En hilera caían suspendidos por una cadena de oro cuatro candelabros que aportaban iluminación a todo el pomposo salón.

N-lamento no poder decir lo mismo en cuanto a ti hermano-contesto ásperamente.

sin decir más siguió hasta una sala con una enorme estufa de piedra ,Con sus pálidos dedos recorrió el respaldar de unos bonitos sillones coloniales en tono bordo. Los rodeo y se dejó caer en ellos.

Normand lo seguía como una sombra estudiando cada movimiento y gesto de aquel invitado, esperando el momento justo para esclarecer ciertos temas con su hermano.

C-Y bien hermanito para que me mandaste a llamar, que es lo que te urgía.-se acomodaba en su cómodo asiento.

Normand se adentró hasta una de las ventanas de la sala y se quedó viendo.

N- Tu sabias de ella… ¿verdad? – Perdido en las lejanías del paisaje - porque no la mencionaste antes? – lo miro de reojo.

C-de quien hablas, se mas especifico…mis habilidades son asombrosas, pero leer mentes no está en ellos…aun.- arqueo una ceja y esbozo una risa. Jugaba con el.

N- HABLO DE ROWENA, TU HIJA CASTOR!! –enfurecido, camino y se sentó frente a su hermano.

C-ha.. a ella te referías –sin inmutarse - te conté solo lo que debías saber.

N- Mencionaste a Caroline y que ella te traiciono dejándote a la deriva, pero pudiste decirme que tenías un hija…porque deduzco que es tuya…VERDAD?



#17004 en Fantasía
#10303 en Thriller
#5883 en Misterio

En el texto hay: principes y reyes, magia y hechiceria, seres oscuros

Editado: 26.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.