Guau! El Centro de Todo lo Tecnológico

Capítulo VIII - Encuentros en la noche.

 

Recapitulando lo acontecido en las últimas horas, no se podía decir que el día hubiera sido particularmente oportuno para Dani. Cierto es que sería necesario conocer los hechos previos para comprender como esta fugitiva bailarina sin ninguna conexión emocional con nadie fuera de su mundo reducido, terminó cuidando a los hijos de un completo desconocido. El nombre de ese completo desconocido le era, bueno, completamente desconocido, pero por lo que había podido deducir, estaba casado, desempleado, no le caía demasiado bien a su hija, y por alguna razón no parecía caer bien a los manifestantes en contra de los derechos de los androides. Ni a los delincuentes de pelo verde, dado el caso.

Justo después de revelar su presencia al hombre en cuestión, y sin que las dudas que la habían asaltado acerca de la ligera familiaridad que sentía con él, ese personaje pintoresco de pelo verde y con una gran cicatriz en la cara, surgió de las sombras para amenazarlo, de cierta manera dando entender que se conocían de antemano. A la vez, los manifestantes doblaron la esquina, vieron al objeto de su desprecio, y comenzaron una turba digna de unos animales carroñeros que, al encontrar una enorme criatura muerta y en descomposición, no pueden esperar su turno para comer. De no haber sido por esas eventualidades, el plan de Dani hubiera salido a la perfección.

Mientras se dedicaba a seguir al peculiar grupo, había desviado su atención lo suficiente para buscar algo: al encontrarlos a mano, tomó unos cubiertos de un mostrador (la tienda vendía vajilla en general y artículos de cocina) sin llamar la atención y los usó para arrancarse la muela con el rastreador. Había pensado en sólo tirarla para deshacerse de ella, pero si la rastreaba, Madame Angelique notaría que había estado estática por demasiado tiempo, y de seguro sospecharía e ignoraría el rastreador para buscarla a la manera antigua. No, lo que tenía que hacer era buscar un chivo expiatorio, y ese hombre era justo lo que necesitaba. Pero pasó lo que pasó y perdió la oportunidad de poner la muela con el dispositivo en uno de sus bolsillos.

Por supuesto, no era tan desalmada como para dejar a merced del destino a los dos chiquillos cuando su padre estaba por ser arrastrado por la terrible multitud. El sujeto misterioso de negro que iba con él también desapareció durante la confusión, pero el que no desapareció fue el sujeto de pelo verde. De hecho, parecía que la turba de manifestantes se lo llevó por delante y terminaron pisoteándolo, por lo que se lo veía bastante furioso al levantarse del suelo ¿Acaso estaba inconsciente? Al parecer, como no encontró a nadie más, pensaba desquitarse con ella, aunque lo más probable era que fuera a por los hijos del que parecía ser su enemigo jurado o algo por el estilo. Así que tomó a ambos niños y comenzó a correr lejos del joven y peliverde psicópata.

Varias horas luego, con la luz del sol ya desaparecida y la noche sobre sus cabezas, Dani estaba cansada y los dos pequeños aún más. Aunque el varón no mostraba señal alguna de emoción, por lo que era difícil decirlo.

–Señorita, ¿tiene alguna idea o piensa caminar sin rumbo toda la noche? Nosotros tenemos escuela mañana...
 

                   –Señorita, ¿tiene alguna idea o piensa caminar sin rumbo toda la noche? Nosotros tenemos escuela mañana     

Por lo visto, la niña tenía serios problemas con la autoridad. Aunque luego de verla hablar con su padre podía intuir de quién era la culpa... Haciendo caso omiso a sus comentarios, miró a su alrededor para precisar su ubicación. Estaban a las afueras del centro, lo que llaman popularmente las periferias. Es un lugar peligroso durante el día, ni se diga por la noche. Definitivamente no era un gran plan sólo seguir caminando así sin un destino en mente. Pero antes de que pudiera decidir un curso de acción, una figura apareció ante ellos.

–¡Ah, pequeños, los estaba buscando! ¡Gracias por cuidar de ellos! –Dijo la mujer, sin quitar de su cara su enorme y poco realista sonrisa.

Si no se equivocaba, se trataba de la camarera de Meep que había visto esa misma tarde. Aunque había tomado la decisión de no entablar contacto con ella por su tendencia a ocultar su verdadera expresión con esa sonrisa tan trabajada, acababa de encontrarse con ella en medio de la noche por una zona que casi nadie transita por decisión propia. Pensó que era muy sospechoso. Claro que no era la primera persona del sexo femenino que se había cruzado por allí esa noche, ni tampoco la última.

Luego de un rato de escapar del loco con el pelo verde corriendo en línea recta, el mismo consiguió refuerzos, que le proporcionaron un auto convertible. No hay que aclarar que la persecución entonces se tornó algo más compleja, Dani tomando caminos raros y volviendo sobre sus pasos para perderlo al haberse encontrado en desventaja de movimientos. Nunca funcionó del todo, el verde sujeto siempre terminaba por encontrarlos luego de unos minutos, aunque le daba algo de tiempo para descansar con los gemelos.



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En el texto hay: comedia, novelaligera, ilustrado

Editado: 19.12.2018

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