Guau! El Centro de Todo lo Tecnológico

Capítulo XX - Bajo control.

Despertar en medio de la noche no era nada común en Dani, debido al constante entrenamiento que una bailarina debe realizar diariamente. El cansancio generado por aquella rutina era suficiente para mantener controlados sus horarios de sueño. Pero el repentino cambio en su día a día provocado por el escape de su maestra y su posterior secuestro por su actual compañero de habitación, por lo visto habían sido suficiente para desestabilizarlos. Así que la noche antes del gran día, ella despertó. Algo de insomnio por el actual sedentarismo, alimentado probablemente con el nerviosismo por la... ¿cita...? que tenía pactada con Elliot para ese mismo día. Sin importar la verdadera razón (o tratando de ignorarla adrede) Dani decidió levantarse por un poco de agua.

 

La puerta de su habitación seguía sin seguro, pero esta vez no la incomodó en lo absoluto. Mientras se dirigía a la cocina por el agua, notó a Elliot durmiendo en el sofá. Aún sabiendo que era algo bastante normal para él dormir fuera de su habitación, igualmente se acercó para verlo de cerca. La inundó una extraña felicidad y satisfacción notar que llevaba la llave de la casa colgada del cuello como había acordado antes de dormir. Sintiéndose más segura ahora que se había cerciorado, retomó su búsqueda de agua. Luego de alcanzar la nevera, y de haberse servido en un vaso limpio que había en la cocina, procedió a calmar su sed. Una vez satisfecha, emprendió el corto camino de regreso a su cuarto, cuando una inconsistencia del ambiente llamó su atención. Una pequeña rendija de luz provenía de un lugar al que una secuestrada como ella no debería tener acceso. La puerta de la habitación de Elliot estaba entreabierta.

Normalmente esa habitación estaba cerrada, ya sea con Elliot dentro o fuera de ella. A él no parece gustarle demasiado estar allí; por lo que sabe, suele dormir en el sofá para evitarlo. No es nada extraño mantener cerrada una habitación en la que nadie está prácticamente nunca. Lo más probable sería que la dejó abierta accidentalmente cuando estuvieron en ella luego de la cena. Volvió a pensar en lo descuidado que era, pero se retuvo un poco recapacitando que, tal vez, después de todo no había nada de importancia en ese cuarto, y por eso no le dio importancia a dejarlo cerrado con llave. Pero su más nueva característica, su tendencia a seguir sus impulsos sin pararse a recapacitarlo, amenazaba con atacar una vez más. El sólo hecho de ver la puerta entreabierta generó en Dani una necesidad de entrar a revisar que no había sentido antes. ¿Por qué era eso? No recordaba ninguna razón que la incitara a entrar en la habitación, después de todo, en su retorcida mente quería que Elliot la mantuviera encerrada bajo llave como a una... bueno, como a una víctima de secuestro. Sin embargo, el impulso de entrar era muy real y poderoso... ¿Tal vez, estaba en busca de información sobre su captor? Cierto era que tenía la situación bajo su control, pero en verdad no sabía nada sobre aquel sujeto que la había retenido (al menos en primera instancia) en contra de su voluntad.

Las posibilidades daban vueltas en su cabeza así como las probables consecuencias de una acción como la que pretendía llevar a cabo. Pero la cabeza de Dani está caracterizada entre otras cosas por tomar decisiones cruciales con rapidez, por lo que en realidad, su curso de acción llevaba decidido desde hacía bastante, aunque en total, el tiempo que tardó en llegar a una conclusión desde que vio la luz de la habitación no fueron más que unos pocos segundos. Así que despacio, cuidándose de no hacer ningún ruido, abrió de par en par la puerta de la habitación de Elliot.

Una vez adentro, se sintió extrañamente vacía. ¿Qué había ido a buscar en realidad? ¿Qué esperaba encontrar? Al no tener respuestas a esas interrogantes, su atención se desvió hacia los posibles objetos de su curiosidad. Primero dio un vistazo a la ventana. Nada fuera de lo normal, de hecho ahora estaba cerrada con seguro, por lo que no era viable como escape. No, eso no era lo que quería ver. En segundo lugar observó la puerta del baño. Era el baño que usaba Elliot, y no creía que hubiera nada en él que fuera necesario que revisara... ¿o sí? Ese último pensamiento cruzó fugazmente por su cabeza en cuanto se había decidido a no revisar en él, pero lo ignoró completamente. En tercer lugar miró en dirección a la cama de Elliot. ¿Era eso lo que buscaba? Empezó a moverse lentamente hacia ella, pero se frenó. No tenía ninguna razón para husmear en esa cama, pensó. No había nada de interés en ella. En realidad, Elliot no siquiera dormía en ella, así que su olor no estaría impregnado en las sábanas, así que... ¡¿Por qué estaba pensando siquiera en ello?! Se apresuró a desviarse de esos temas en su mente, tratando de restarle importancia a su evidente desequilibrio mental... No, lo que pasó es que había encontrado el por qué de querer entrar al cuarto. El mueble con cajones dónde Elliot guardaba cosas sin importancia. No recordaba la razón, pero algún capricho irracional le exigía que lo revisara.



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En el texto hay: comedia, novelaligera, ilustrado

Editado: 19.12.2018

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