Guau! El Centro de Todo lo Tecnológico

CAPÍTULO 22: Fiesta y sorpresa.

Una camioneta se estacionó justo en la entrada de la planta principal de URSA del Centro Tecnológico. El hombre a cargo de levantar la barrera, con la sospecha propia de quien debe desconfiar de todo el mundo para hacer su trabajo, sale de su cabina y se acerca a la ventanilla para hablar con el conductor. O en este caso, conductora.

Una linda chica estaba manejando el vehículo, extrañando al hombre, que protocolarmente debía preguntar primero de quiénes se trataban, y segundo si tenían alguna cita en el lugar.

–Somos de un servicio de camareras, ¡Nos contrataron para una fiesta para un empleado!– contestó la conductora, con una amabilidad intensa.

Su trabajo como guardia le pedía que comprobara esa información. Todas las citas y eventos estaban rigurosamente programados, para evitar cualquier tipo de incidente. Aunque la cautivadora sonrisa de la chica le impedía a su corazón trabajar con normalidad, se antepuso a sus instintos y comprobó en la computadora de la cabina que había una fiesta sorpresa programada, y que el servicio de camareras estaba contratado con ese fin. Su instinto rugió triunfante, pero la razón una vez lo acalló, pues ahora venía la otra parte de su trabajo.

–Señorita, todo está en orden. Pero antes de pasar voy a tener que revisar el contenido de la camioneta– con total serenidad en el exterior, le informó a la bella conductora de su siguiente acción.

La expresión de la chica se convirtió en una de preocupación, lo que activó asimismo el otro instinto del guardia. ¿Sería posible que todo fuera una trampa? Tal vez están tratando de entrar de manera encubierta, y por eso no pueden dejar que un guardia de seguridad revise su equipaje... Tal vez podrían tratar de matarlo. ¡Qué terrible situación! Por otro lado, si las detuviera, entonces sería el respetado héroe de la compañía... Tap, tap, tap. El ruido que sacó al guardia de sus fantasías era la chica conductora golpeando la pared a sus espaldas.

–Chicas, ¿puede el guardia echar un vistazo ahí dentro?

Por supuesto, el hombre comprendió la situación. Había otras chicas en la parte de atrás, y por eso no quería dejarle ver sin primero preguntarles. Fiú, pensó.

–Claro, ya terminamos de cambiarnos, que pase.

Para cuando terminó de asimilar lo que esas palabras realmente significaban, ya había obtenido permiso de abrir el compartimiento trasero del vehículo, y ya estaba posicionado para hacerlo. Al abrir la puerta, de hecho, quedó sorprendido. Y algo avergonzado.

   Y algo avergonzado     

 

Dentro lo saludaban un grupo de chicas, sentadas sobre cajas de vajilla y carritos de comida, todas vestidas de sirvientas, con gratas y felices sonrisas. Luego de verlas anonadado un rato, su vista se desvió a un rincón al lado de la puerta, que se encontraba a centímetros de su posición. Allí, bien dobladas y acomodadas, estaban las ropas de las chicas. Para entonces, llegó a analizar el hecho de que mientras él estaba afuera hablando y haciendo averiguaciones, ese grupo de chicas estaba en ese lugar tan estrecho y apretado cambiándose de ropa. Ese conocimiento llevó una gran cantidad de sangre a su cabeza, eso seguro. Por lo que cuando notó que entre la ropa doblada se asomaba un encaje propio de la ropa interior, fue demasiado para él.

–¡L-listo, pu-pueden pasar!– exclamó cerrando la puerta de golpe y dándoles la espalda para abrir la barrera.

La conductora le dio las gracias y le lanzó un beso en el aire, provocando un inicio de infarto en el pobre guardia. Luego de respirar profundamente un rato, la calma regresó a él. Y entonces prosiguió a continuar con su trabajo de guardia que siempre realiza con perfección. Excepto por hoy.

Una vez estacionaron, las chicas bajaron de la camioneta todas las cajas y carritos. Dentro de uno de ellos, Krona emerge con dificultad para respirar.

–¡Aaahhhhhh! ¡Al fin...! Buen trabajo chicas.

Luego de felicitar a sus amigas por llevar tan bien a cabo el plan de Sylvaine, ellas tomaron las cajas y se dispusieron a tomar sus posiciones dentro de URSA. Mientras tanto, aun en el estacionamiento de la planta, Krona activó su manos libres para hablar con el planificador.

–Okey, D'Etraire, ya estamos dentro. ¿Y ahora?

Desde otro lugar, la voz de Sylvaine viaja por las ondas de radio hasta salir por el auricular de Krona.



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En el texto hay: comedia, novelaligera, ilustrado

Editado: 19.12.2018

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