Guerra Con Sabor A Ti

CAPÍTULO TRECE: ATENTADO A CANDIDATO PRESIDENCIAL

Ya habían pasado meses desde la estadía en la casa de Dimitri, Alan y yo, teníamos ansias de ver a nuestro hijo y cada vez se acercaba más el día,

 

Dimitri quiso incluir a Alan en un negocio muy importante, consistía en explotar un avión, el plan era contratar un joven para que abordara el vuelo BHA9450 con el fin de grabar a una celebridad que se encontraba en el mismo vuelo, al momento de prender la cámara para empezar a grabar, el avión tenía que explotar, acabando así con la vida del candidato presidencial. 

Esta misión estaba por volvernos locos a Alan y a mi, DImitri estaba poniendo en manos de Alan asuntos muy delicados como lo del avión, esto era algo que estaba en contra de nuestra moral y principios, aunque claramente no permitiremos que un plan como este llegue a cumplirse, el simple hecho de hablar de estas cosas hacía que se me revolvió el estómago, esta gente de verdad tenía sangre frí y nada de conciencia para hablar de todo esto como si fuera un simple juego de ajedrez, ni todos mis años metida en el negocio  han logrado hacer que me vuelva igual de fría que ellos, esto simplemente es algo que me supera, Alan estaba pasando por lo mismo que yo, nuestros principios estaban en este momento en pelea con lo que estábamos haciendo. 

Alan tenía que estar al mando de dicha operación y asegurarse que todo saliera bien, cuando nos comentaron el plan para acabar con la vida del candidato presidencial sabía que teníamos que hacer algo, no dudé en comunicarme con Arturo, aunque a Alan no le había gustado la decisión que tomé, pues sus argumentos eran que la policía podía hacer algo que nos perjudicara, nuestra vida estaba en peligro, Alan tenía razón al decir “Nuestra vida parece no importante” pero solo estaba afanada por ver a mi hijo, por salir de esta pesadilla. 


 

Julio Mario, alias “Enano” se hizo pasar por Darío García para comprar los pasajes, él mismo contrató a Luis Rocha, un menor de edad al que conocía como el “Merluzo” así le llamaban los sicarios a una persona que seguramente moriría sin saberlo. El maletín que llevaba el joven contenía dicha cámara de video a la que se le habría hecho una adaptación, con un mecanismo que al manipularlo apretando el obturador estallara el explosivo. 

 

Era el día de la explosión, el candidato a la presidencia no tomó el vuelo gracias a las advertencias de los organismos de inteligencia del estado, pero el avión ya estaba a bordo, la policía solo tenía como prioridad la salud del candidato, más no la seguridad de las personas que tomaron el vuelo, a 13.000 pies de altura explotó el avión, de mis ojos salieron lágrimas al no poder evitar tantas muertes de personas inocentes, en ese momento arrestaron a Julio Mario y a un sicario que lo esperaba en la puerta del aeropuerto.

 

Pronto la noticia se hizo viral, las familias de los inmolados en el aire no tardaron en armar protestas que desataron un caos en la ciudad, tanto Julio Mario como el sicario que lo esperaba rindieron declaraciones que exponían a Dimitri, él al ver esto y saber que el candidato a la presidencia estaba a salvo supo que algo andaba mal, que Alan y yo habíamos prevenido a la policía de lo que iba a ocurrir, así que no dudo en mandar a sus hombres a acabar con nuestras vidas.

 

Alan y yo decidimos salir del país con otras identidades sin el apoyo de los organismos de inteligencia del estado, pero para Dimitri no fue difícil dar con nuestro paradero 


 

Mientras tratábamos de viajar a otro país y en pleno aeropuerto fuimos atacados violentamente por hombres encapuchados, nadie pudo hacer nada por nosotros, aunque muchos curiosos grababan con sus cámaras de video otros corrían al ver armas apuntando en nuestras cabezas, la policía y la seguridad del aeropuerto no hacían nada al respecto, pues era tan grande el poder de Dimitri que no le fue difícil sobornar a algunos cuantos para lograr su cometido,  inmediatamente nos llevaron a unas camionetas blindadas, sabíamos que iban a matarnos, pues no nos pusieron bolsas en la cabeza, éste sería un viaje de ida, pero no de regreso. No me sentía mal por mí, pero lamentaba el destino de mi hijo, lamentaba el cegarme tanto a tal punto de no pensar bien en un plan que no hubiese puesto en peligro nuestras vidas, había cometido un gran error el no consultar con Alan, por mi culpa muchas personas habían perdido la vida, por mi culpa Alan y yo nos perderiamos el crecimiento de nuestro hijo, si me dan la oportunidad de dar mi vida para salvar la de Alan no lo pensaría dos veces, él a diferencia de mí se había retirado de la mafia y estaba colaborando con la policía, yo me dejé cegar por el poder, la codicia y la venganza, ahora estaba lamentando mis decisiones. 

 

Habíamos llegado a nuestro destino, era una casa abandonada, no se veía movimiento, ni se escuchaba ruido alguno, recordé el encuentro que tuve con Alan en una casa parecida, ahí empezó nuestra historia de amor, sangre y pasión, ahora, en esta casa, esa historia culminaría, nuestras vidas estaban a punto de llegar a su fin. 

 

 




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